sábado, 14 de septiembre de 2013

Razones para no escribir

Hay dos razones por las que me puedo tirar mucho tiempo sin escribir en el blog. Una es que no haya conexión a internet. La otra es que ocurran tantas cosas fuera de internet que se me olvide o que apenas pueda encontrar tiempo para hacerlo. Quizá esta casa no tenga la mejor conexión del mundo (de hecho tengo Putafone Vodafone, como en Baden-Württmeberg, pero de ahí a decir que no tengo internet hay un gran trecho. Así que la razón es, ni más ni menos, que ha habido muchos (quizá demasiados cambios) en estas tres semanas (me parece increíble que sólo hayan pasado tres semanas).

Para empezar, Kitaun (mi hermana rubia y tetona, que en realidad ni es hermana mía, ni es rubia ni es tetona) se volvió a España. Encontró un trabajo en Madrid y el hecho de no tener que levantarse cada día antes de las seis de la mañana (se puede levantar casi a las ocho, la tía), no tener que aguantar al petarda de su mentora, no aguantar el invierno alemán, tener a su novio a solamente un viaje en autobús y vivir en el centro de Madrid pudo más que la Monatskarte que nos íbamos a sacar en el bar de abajo de su casa y que Lau y su hermano enano y sin nariz nos viniéramos a vivir a la Limemrstraße. Y lo peor de todo es que al final no grabamos el Celebrities de los hermanos Lannister.

Como habéis deducido del párrafo anterior, Lau se vino a vivir a Hannover. Y montamos una mudanza que aquello pareció una boda gitana, una semana mudándola. Pero ya se ha quedado el dormitorio chulísimo. Y lo que también es chulísimo es que los jueves es Cocktailtag al lado de nuestra casa. Y esta noche hacemos la cena de inauguración suya y mía.

En un mes que llevo en Hannover ya he salido más que en todo un año en Osnabrück. Pero no salir por la noche a darlo todo, sino de salir a tomarme algo por la tarde y volver a casa a una hora a la que estoy seguro que mis sobrinos todavía no se han acostado. Que vosotros diréis "pues vaya tontería, yo también hago eso". Ya, pero yo llevaba mucho tiempo sin hacerlo durante el curso.

Además le voy cogiendo el truco al colegio, a los compañeros y a los alumnos. Y me he dado cuenta de algo que ya sabía. No es lo mismo secundaria que bachillerato. Estos tres últimos años (sobre todo el año pasado) he vivido en la pompa, en el mundo de la piruleta con alumnos de más de 16 años, que a lo mejor no tenían mucho interés en aprender español, pero no eran niñines a los que sentados en la silla apenas les llegaban los pies al suelo y a los que tenías que decirles treinta veces "saca el cuaderno, abre el cuaderno, coge el bolígrafo, escribe... pero ¡niño! quítale el capuchón al boli". Además, me vino a ver la directora y me dijo cosas que me encumbraron y cosas que me hundieron.

Y ya en el terreno más personal, me conozco un poco más y supongo que he crecido. He tenido conversaciones que no quería tener, pero que eran necesarias. Pasaron 334 días desde que fui por primera vez a Celle y después ha pasado una semana más. Y bueno, en estas tres semanas sin escribir en el blog han cambiado muchas cosas y otras se mantienen iguales. Y ahora dejo de enrollarme, que si hay algo que no cambia es que para hacer un pan relleno hace falta bastante tiempo.