domingo, 29 de abril de 2012

From Ibiza

Tengo medio lista la entrada de la vista del intercambio del País Vasco. La empecé en Öhringen, pero es muy larga y tuve que coger un avión. Estoy en LA ISLA y hoy se acaba de ir Aitor. Cuando vuelva al poblado escribiré de todo lo que hemos hecho hoy y haremos mañana y pasado, pero mientras tanto os dejo con un pequeño aperitivo.

¿Cómo decís? Que ¿en qué isla estoy? Pues en la de la pipol.

miércoles, 25 de abril de 2012

Filólogo y sin dinero (y sin futuro en España)

Si me preguntan por mi profesión digo sin lugar a dudas que soy profesor, y el 80 por ciento de las veces voy más allá y digo que soy profesor de idiomas, en concreto profesor de español y de inglés. Pero también podría decir "soy filólogo" y se me llenaría la boca (aunque la mitad de la gente no sepa lo que es un filólogo, y en Alemania mucha menos gente).

Pues bien, quienes elegimos estudiar una filología teníamos claro al hacer esa elección que nunca llegaríamos a ser ricos. En el fondo sabíamos que en algún momento de nuestra vida nos tocaría vivir más allá de los Pirineos. Pero también teníamos claro que si bien, no nos haríamos ricos ni haríamos una revolución, sí que le podíamos ser útiles a España y al resto del mundo.

Desde hace unos treinta años el ministerio de exteriores (a través de la Agencia de Cooperación Internacional - AECID) viene organizando el Programa de Lectorados en universidades de todo el mundo. Este programa "tiene como misión la difusión de la lengua española y la cultura, así como el fortalecimiento de las relaciones internacionales a través del conocimiento cultural mutuo". Estas últimas palabras no son mías, sino que las he cogido del grupo de Lectores y ex-lectores que hay en facebook (https://www.facebook.com/groups/41014394522/). En ese mismo grupo me he enterado de que han cancelado muchos (no todos, pero sí la mayoría) de los lectorados del año que viene.

Por más que me duela decirlo, me da vergüenza mi país. Lleva mucho tiempo (demasiado ya) haciéndolo. Hace algo más de un año escribía de una España que me era ajena. Y cada vez me es más ajena. Un país que deja que los equipos de fútbol adquieran una deuda de 150 millones de euros (un país al que tampoco le parece taaaaan alta esa cifra), un país que permite que dos de sus Comunidades Autónomas (una del PSOE y otra del PP, que aquí no se libra nadie) se endeuden tanto que sea posible intervenirlas sin hacer nada para pararlas antes, un país donde se congelan casi todas los oposiciones (y las que no se congelan/prohíben se reducen a una tasa de reposición del 10%), pero en el que no se reduce el número de asesores/contratados a dedo. Un país que necesita recortes, pero en el que no se hacen donde se deberían hacer. Un país sin visión de futuro más allá del partido del próximo domingo. Un país que gasta en lugar de invertir. Un país por el que cada día dudo más que pase mi futuro. Un país al que hoy, 25 de abril de 2012, a las siete y media de la tarde (en otro momento quizá será diferente, pero ahora es así) no me da pena no volver.

PD: En realidad hoy quería escribir del intercambio con el instituto de Agurain, de Idoia y Maite, de lo bien que me lo he pasado con ellas y de lo que las voy a echar de menos, de lo reventado que estoy hoy y de lo mucho que merece la pena ese "reventamiento". Pero esa entrada tendrá que esperar.

domingo, 22 de abril de 2012

Merluza a al roteña

Domingo. Test y exámenes para corregir. Nublado hasta las trancas, pero no rompe a llover. El tiempo loco. Y ¿qué hago? Pues cocinar y escribir una entrada culinaria, que hace tiempo que no lo hago. La receta la he cogido de este libro que me regaló mi hermana por Reyes el año que estuve en Berlín.

Se necesita: merluza (si es congelada, hay que esperar a que se descongele para empezar), media cebolla, un tomate, uno o dos pimientos verdes (pero yo no le he echado porque no tenía), una o dos hojas de laurel, aceite, sal y pimienta.


Se pican la cebolla, el tomate pelado y los pimientos. Se echa la cebolla picada en una sartén con aceite a fuego medio (ese gran desconocido) y cuando esté doradita se echan el tomate, el pimiento, la sal, la pimienta y la(s) hoja(s) de laurel. Se va removiendo de vez en cuando para que so no se pegue y esperamos a que se haga más o menos una masa.



Y cuando ya sea una masa echamos la merluza. Para que se haga por los dos lados le damos la vuelta de vez en cuando. No tarda mucho, sólo unos minutos. Es fácil saber que está hecha porque es cuando pasa de tener ese color rosa claro de pescado crudo a estar blanca como la vemos cuando nos la comemos.


Se puede servir con unas patatas, con ensalada, o simplemente con la salsa y nada más. Aunque yo me la he tomado con agua porque no me gusta beber solo, se puede tomar con vino blanco o con rosado espumoso. A la hora de sacarla de la sartén, si queremos que tenga una buena presentación hay que tener cuidado porque la merluza se deshace con bastante facilidad. Como en este blog estamos en familia no la he sacado con cuidado y el resultado es evidente.

¡Que aproveche!

sábado, 21 de abril de 2012

Oposiciones

Podría hablar de la gente del intercambio, que ya están aquí desde ayer. Podría hablar de la primera semana después de las vacaciones (que al final he dado 27 horas, como cualquier semana, y no las 29 ó 31 que me esperaba). Podría de mi GT de los viernes, que no iba a tomármelo, pero al final me lo he tomado a la salud de los ineptos que rigen nuestros destinos.
El caso es que al final ha pasado lo que muchos esperábamos temíamos que iba a pasar: El gobierno central ha bloqueado las oposiciones de profesores en Andalucía (la noticia según El País, El Mundo y La Información).
A mí personalmente me viene de lujo, porque la verdad es que no estaba estudiando mucho, sino que me estaba centrando totalmente en el trabajo este curso. Pero el hecho de que a mí me venga bien, no significa que lo considere justo.
Si bien es cierto que desde el principio era una convocatoria desproporcionada y que cuando la hicieron sabían que rallaba rayaba la ilegalidad, es igualmente cierto que el gobierno central ha apurado hasta el último momento para bloquear la convocatoria de oposiciones.
El otro día comentaba en el facebook que a nadie se le ocurre decirle a su mecánico cómo tiene que arreglarle el motor del coche cuando se le avería o decirle al cirujano cómo tiene que operarle de apendicitis. Sin embargo todo el mundo tiene una opinión sobre cómo tenemos que hacer los docentes nuestro trabajo, la sociedad española (ya de por sí experta en todología) se crece con el tema de la educación. Pues bien, creo que alguien tendría que decirles a los ineptos que (n)os gobiernan cómo hacer BIEN su trabajo, porque hace tiempo que los asesores sólo les doran la píldora y cobran a fin de mes y los asesorados han perdido el norte por completo.

domingo, 15 de abril de 2012

Osternferien

Son las tres y cuarto de la tarde y supongo que sabréis a qué me refiero si os digo que después de dos semanas de vacaciones lo que menos me apetece es preparar las ocho horas de clase que tengo mañana. Pero la vida es así y por muy bien que me lo haya pasado en Córdoba y en Londres, ahora toca volver al tajo.

Como ya dije en la entrada anterior (que escribí en Córdoba) la primera semana hice de todo menos aburrirme. A pesar de que ir a ver procesiones no sea una de las cosas que más eche de menos de España, fui a ver un par de procesiones (y otro par de ellas se cruzaron en mi camino muy a mi pesar), pero también salí hasta altas horas de la noche, cerré un par de bares, descubrí una crepería que han abierto al lado de mi casa y el único clásico que me faltó por visitar fue el Long Rock. No faltaron las tapas en la Corredera (el domingo casi in extremis), cambié los cubatas en el piso de Q por los vargas en el piso de Al, hablé inglés todos los días que estuve en Córdoba, me tomé dos cañas en el Correo el lunes (in extremis total) con mi calvo favorito, no me afeité (lo que explica que a mi sobri le costara darme un beso para despedirse el último día), engordé más de un kilo en una semana (así que ahora toca cuidarse), me compré unos vaqueros (mis segundos vaqueros en cuatro meses, mis cuartos vaqueros en casi diez años), leí mucho, estudié un poco y me lo pasé bomba.

Y el martes me fui de cañas a mi barrio favorito de Madrid: Lavapiés. Y tuve la siguiente la siguiente conversación.

P (25 años, madrileña de toda la vida): ¿Por qué hemos quedado en Lavapiés?
Yo: Porque Lavapiés mola.
P: Ah, pues ahora me entero de que Lavapiés mola.

Y después de las cañas, el lacon, los calamares y el pulpo a la gallega de Portomarín (en plena plaza de Lavapiés), M(iss Badmer) y yo nos fuimos a coger un avión al mismísimo Londres. Después de casi un año sin coger aviones de Ryanair (de quien tenía el siguiente correo a mi vuelta y con quien volaré de nuevo a finales de abril) se me había olvidado lo que es pasar calor y estrecheces en un avión. Pero mereció mucho la pena.


Menos mal que tanto M como yo ya habíamos estado en Londres, así fuimos mucho más relajados, sin la tensión de tener que verlo todo; aún así se nos quedaron pocas cosas en el tintero. Llegamos al albergue (en pleno Picadilly Circus) sobre las nueve de la noche, soltamos las cosas, cenamos y nos fuimos a bichear la ciudad. Nos topamos con la macrotienda de M & M's (que no la recuerdo de la otra vez que estuve) y allí perdimos la noción del tiempo. Cuando fuimos a por una birra descubrimos para nuestro pesar que en Londres (y supongo que en todo el Reino Unido) no sirven alcohol después de las once y media en los pubs normales. Eran las doce menos cuarto. Así que nos fuimos a la cama que había sido un día intenso.



Al día siguiente ya con más calma decidimos hacer el Londres turístico típico de toda la vida: Soho (aunque acabamos un poco perdidos) Trafalgal Square, Big Ben y Parlamento, London Eye, Globe Theatre, la catedral de St. Paul, unos mercados que nos encontramos por ahí, el punte de la Torre, la Torre de Londres y cuando llegamos a Bank ya no podíamos con nuestra alma (que quieras que no, lo que he contado en dos líneas son más de doce kilómetros) y decidimos coger el metro para volver al albergue (NOTA: un billete de metro en Londres cuesta 4,50 libras, con una Oyster Card cuesta 2 libras, que sigue siendo caro, pero menos, y cuando la devuelves te devuelven las cinco libras de fianza, así que si vais a Londres, ya sabéis). En nuestra ignorancia de la ciudad decidimos que era buena hora para tomarnos algo en el Soho, así que acabamos cenando en la Carnaby Street (recuerdo lo de nuestra ignorancia de la ciudad) y después de dar vueltas y de ver que el sitio de Jazz del Soho donde queríamos ir ya estaba cerrado (o lleno o costaba dinero, no me acuerdo) fuimos a tomarnos corriendo una pinta al bar de al lado del albergue, que en Londres los bares cierran pronto (o cuestan entrada y entonces ya no cierran). Seguramente fue por el cansancio del día, pero incluso nos costó acabarnos la pinta (cada uno la suya que el día que me cueste acabarme media pinta es que algo va mal), así que fue terminarla y subir a dormir que al día siguiente teníamos que seguir haciendo cosas.


Ver mapa más grande

Esa misma mañana decidimos que ya que estábamos en Picadilly y después de estar todo el día pasando por la taquilla de los musicales decidimos que esa noche íbamos a ir a un musical, y al final compramos entradas para EL MUSICAL. Después de comprar las entradas nos fuimos al mercadillo de Camden. Muy chulo, pero al final como los dos somos tan adictos a las compras, lo único que nos compramos fue la comida y un café. Como estaba lloviendo y había mucha cola para subir al London Eye, decidimos ya cenar y prepararnos para el teatro.



Después, de eso nos fuimos a por unas pintas a otro bar entre el teatro y nuestro albergue. Cuando los ingleses dicen que a las 23:30 cierran no es que dejen de servir alcohol a las 23:30; es que si te pides una cerveza a las 23:27, tienes tres minutos para tomártela. Vamos que hasta casi me sentó mal y todo. Menos mal que la cerveza negra tiene menos gases que si no, todavía estoy soltándolos.

Y al día siguiente ya se acababa lo bueno. Pero no íbamos a dejar que por ser el último día la cosa se acabara antes de lo previsto. Así que subimos al London Eye, donde compré casi lo único que me he traído de Londres.


Y luego fuimos caminando desde allí hasta la Oxford Street en busca del Primark, que ya que han abierto uno en Córdoba pues yo me voy a comprar al de Londres. ¡Madre mía! Peor que el mercadillo, más gente que viendo la Esperanza de Triana después de toda la semana santa lloviendo. Vale que la ropa es barata, pero cuantísima gente para comprar cuatro tonterías. Y ya después de satisfacer nuestros impulsos consumistas con unas diez libras (entre los dos), nos volvimos al albergue a recoger nuestras mochilas y pusimos rumbo al hotel de por la noche que estaba cerca del aeropuerto.

Y así se acabó mi tercera vista a Londres y con ella las vacaciones.

viernes, 6 de abril de 2012

Cosas que me impiden actualizar

- Leerme la mitad de "A Clash of Kings" en cinco días (cuando en todo "Game of Thrones" tardé sobre un mes).
- Y planear acabármelo completamente antes de que acaben las vacaciones.
- Soñar mientras duermo que vivo en Westeros.
- Despertarme cerca de las doce del mediodía sin (apenas) resaca cada día.
- Ir a la costa, pero no a la playa, porque hacía frío (no frío frío, pero sí frío de no bajar a la playa).
- Quedar con amigos y verme convertido de repente en un penitente para poder llegar a donde estaban ellos.
- Ir de penitente improvisado y descubrir que existe una iglesia del siglo XVI al lado de mi facultad, enfrente de la tetería a la que estuve yendo todos los años que fui universitario.
- Encontrarme con uno de mis mejores amigos de casualidad y totalmente de casualidad conocer por fín a su novia (con la que lleva saliendo más de año y medio).
- Jugar con A y con P, pero sobre todo con A (porque P acaba de cumplir un año y apenas sabe andar)
- Preparar el test que les voy a poner a mis alumnos a la vuelta de las vacaciones (y por el que me van a odiar un poquito).
- Ser poco activo en facebook, twitter, el blog y la vida 2.0 en general, pero mucho en la vida 1.0
- Empezar a preparar el viaje del martes que viene.
- Pedir un fifty-fifty sin saber lo que es, más por curiosdad que por otra cosa.
- Pedir un segundo fifty-fifty porque ha subido a la categoría de "descubrimientos alcohólicos que pueden mantenerse durante toda la noche" y que te digan que ya no queda PX.
- Descubrir que mi Nation State (Oehrisquez) was reclassified from "Inoffensive Centrist Democracy" to "New York Times Democracy".
- Recibir un email con la fecha del examen de alemán de la EOI y alegrarme enormemente porque tengo vacaciones y puedo venir a hacerlo.