sábado, 27 de octubre de 2012

Annerkenung (segundo intento)

Hace un año escribía que no sabía si quería quedarme en Alemania, pero que a pesar de no estar seguro eché los papeles para quedarme. Aunque eché los papeles no estaba muy convencido y en realidad cuando empezaron a ponerme pegas no me alegré pero sí me quitaron un peso de encima.

Sin embargo ahora la situación ha cambiado mucho. Si antes era difícil volverse a España, ahora lo es aún más. Entonces vivía en un pueblo (grande, pero pueblo) donde la vida existía sólo en el trabajo, ahora vivo en una ciudad (mediana, pero ciudad) donde hay vida más allá del trabajo. Entonces mi círculo de amigos se  reducía (con excepciones que se pueden contar con una mano y sobran dedos) a gente que no iba a tardar en irse, ahora sí tengo a más gente que no está allí de forma temporal. Entonces no me veía viviendo para siempre en Öhringen, ahora sí me veo viviendo para siempre en Osnabrück. Entonces la mayoría de mis amigos cordobeses vivían en Córdoba, ahora la mayoría de mis amigos cordobeses viven fuera de Córdoba o tienen planes de salir en menos de un año. Entonces daba igual que hubiera vida antes de las tres de la tarde porque estaba de todas formas en el colegio, ahora salgo de trabajar antes de mediodía (lo que los españoles consideramos "a media mañana") y tengo toda la tarde para hacer diferentes cosas. Entonces buscaba algo, ahora lo he encontrado. Entonces escribí:
Me acojono de pensar que me quedaré aquí atrapado para siempre. Ver a la gente que quiero sólo muy de vez en cuando cuando me den permiso. Me acojono de pensar en lo que estoy haciendo y en lo que conlleva. Me acojono por cambiar el sol de la Corredera por las nubes de Hohenlohe. 
Ahora no siento nada de eso (a pesar de que en Osnabrück el tiempo es mucho peor que en Hohenlohe, que parecía difícil, pero no veas).

lunes, 22 de octubre de 2012

Blogs

Una de las cosas que hago cuando mi vida 1.0 rebaja un poco el nivel de actividad es leer blogs. Bueno, no sólo blogs, también leo novelas, ensayos, teatro, poesía y más cosas. En fin, me gusta leer. Podría hablar del quinto libro de Canción de hielo y fuego (que, por cierto, se me está haciendo larguísimo) o de las historias cortas de Wladimir Kaminer o Frau Freitag (gracias a los que practico la lectura en alemán); también podría hablar de los ensayos de Henry David Thoreau que me estoy leyendo ahora mismo (bendita feria del libro inesperada en Córdoba) o de la literatura hispanoamericana que tengo que leer para mis clases (redescubriendo a Benedetti a mis años, hay que ver). Sin embargo voy a hablaros de blogs; de blogs que si habéis pinchado en el blogroll de la derecha ya conoceréis. Son todos muy interesantes (si no, no los tendría ahí), pero hoy voy a hablar de dos.

Hay uno, que voy a quitar ya mismo, que se llama La hora bisiesta. Es un blog de poesía, pero lleva cuatro meses cerrado porque su autor va a publicar un poemario y los poemas deberían no estar en la red. Conozco personalmente al autor y los poemas son muy buenos; pero no sé si se lo toma con calma para publicar o qué, el caso es que sus lectores llevamos cuatro meses esperando (ejem ejem) y aquí no hay noticias del poemario. Así que para quienes andéis faltos y deseosos de poemas en al red (como estaba yo) os dejo otro blog de poesía, también de una amiga mía, el blog se llama Escribiendo poemas, echadle un vistazo (aunque también lleva tiempo sin publicar, a ver si viendo que de repente recibe muchas visitas se anima de nuevo).

Y otro blog de los de aquí al lado (que por alguna extraña razón se actualiza en el blogroll sólo cuando le da la gana) hoy nos trae una reflexión sobre la escuela concertada (clic) que viene a colación de otro blog que enlaza al principio (os aconsejo que leáis primero la entrada a la que hace referencia). ¿Escuela concertada sí? ¿escuela concertada no? ¿ni sí, ni no, sino todo lo contrario?

Y sí, leo más blogs que no están en el blogroll; y hay más blogs en el blogroll de los que hay hoy en esta entrada; pero de esos hablaré otro día, o mejor descubridlos por vosotros mismos, que siempre está bien descubrir cosas nuevas.

domingo, 21 de octubre de 2012

Dos semanas

Dos semanas hace que no escribo, que no siento la necesidad imperiosa de pinchar en "entrada nueva" y empezar a teclear como si no hubiera un mañana. Eso sólo pasa cuando la vida 1.0 se pone tan interesante que me olvido un poco de la 2.0 (incluso facebook lo he tenido abandonado casi una semana, y por tuiter me han visto poco el pelo últimamente), así que ha sido algo bueno.

Desde mi última entrada han pasado muchas cosas: visitas, bailes, besos y abrazos, intercambios, viajes, confidencias, risas (muchas risas), ilusiones (muchas ilusiones), gente nueva y gente vieja (relaciones por las que parece que después de 22 años no ha pasado el tiempo). Si me paro a contarlo todo os dormís con la entrada, así que mejor resumo mucho y muy rápido.

Hace dos findes vinieron algunos profes visitantes de visita a Osna. Ocho personas (contándome a mí) durmiendo en mi casa; a la vez estaban los alumnos del intercambio (por cierto mi escuela tiene un intercambio con un instituto de Barcelona) y los profes. Con los profes apenas quedé durante el fin de semana, pero con los visitantes descubrí la noche osnabrückesa y otros placeres de la vida. La semana después estuve para arriba y para abajo con la gente del intercambio, y entre otras cosas fuimos al festival de cine independiente de Osnabrück, lo malo es que pudimos ir sólo el primer día, lo bueno es que los demás días no fuimos porque estábamos ocupados en otros menesteres.

El viernes me fui a Bremen con los alumnos y los profesores del intercambio y los alumnos alemanes que van a ir a Barcelona en febrero; estuvimos en el museo de las ciencias y cuando mis alumnos se volvieron a Osna empezó el fin de semana. Llegó Tudelaner, nos tomamos una cervecilla en Bremen y como nos estábamos quedando dormidos, nos volvimos al albergue. El sábado, Tudelaner y yo nos topamos con los barceloneses de casualidad, nos fuimos a comer con los profes y después a recoger a Kitaun, Carabanchelero y al resto de los profes visitantes que pasamos juntos el fin de semana. Cuando estábamos casi todos, nos fuimos a cenar y de cervezas al Schüttinger, que es un sitio donde elaboran su propia cerveza, la cerveza está bien, pero como vayas por la noche pueden tardar un millón de años en servirte (y mejor no pedir comida, porque entonces el tiempo se repliega sobre sí mismo); estando allí llegaron las Sevis (Sevimayor y Sevimenor), que tienen un amigo en Bremen y es donde se quedaron a dormir y al rato Frau Jägermeister y su churri (que también vive en Bremen), nos fuimos por ahí de fiesta y al rato a la cama, que el cuerpo llega un momento en el que dice "basta".

El domingo estuvimos de turismo por la ciudad libre hanseática y de cafés en plan tranquilo, que para algo estábamos de casi vacaciones y el lunes ya nos fuimos al cursillo que teníamos en Etelsen (a veinte minutos de Bremen). Como siempre, el cursillo tuvo cosas muy interesantes y cosas nada interesantes, profesores muy didácticos y profesores nada didácticos y lo mejor empezó cada día a las seis de la tarde, cuando lo único que podíamos hacer era hacer piña entre nosotros jugando al billar tomándonos una Alster (que así se llaman a las Radler en esta zona).

Después del cursillo, mucho estrés el jueves hasta mediodía, tres horas de tren, volver a Berlín sólo para cenar, tomarme una birra, dormir y coger un avión al día siguiente, y el viernes de vuelta para España durante diez días. Una de las mayores ventajas de ser profesor en Alemania es cómo se distribuyen las vacaciones, vale que no haya un verano kilométrico como en España, pero me encanta que no haya casi nunca más de siete semanas seguidas de clase.

Bueno, en realidad en Berlín pasó algo más.

Cuando el tren paró en Spandau (mi parada era la siguiente) y desde el tren vi los S-Bahn berlineses - amarillos con una raya roja encima de las ventanas justo antes del techo - me emocioné mucho, pero cuando bajé del tren en la Hauptbahnhof (la inauguraron cuando yo vivía allí poco antes de irme, así que esta semana ha sido la primera vez que la he utilizado) me acordé del año que estuve allí viviendo, de la gente que conocí, de cómo cambié en apenas unos meses (de cómo me cambió la ciudad) y decidí que sí, que tengo que volver, si no a vivir, al menos de visita con mucha frecuencia, que tengo que llevar a quienes no han estado aún y que tengo que dejar que quienes han vivido allí me enseñen SU Berlín y enseñarles yo lo poquito que queda de MI Berlín (he buscado en el antiguo blog de Morti la entrada sobre el Berlín propio de cada uno, pero no la encuentro, Morti, manfiéstate, por favor). Y digo lo poquito que queda de MI Berlín porque cuando salí el jueves por la noche de la estación de metro de Friedrichstraße no podía ubicarme, todo me era extraño y ésa era la segunda boca de metro que más utilicé durante todo el año después de la de mi propia casa.

Así que espero que pronto haya por aquí una entrada en la que os cuente lo bien que me lo he pasado en la mejor ciudad del mundo y me despido con una cita de Annelise Bödecker:


Die Berliner sind unfreundlich und rücksichtslos, ruppig und rechthaberisch, Berlin ist abstoßend, laut, dreckig und grau, Baustellen und verstopfte Straßen wo man geht und steht- aber mir tun alle Menschen leid, die nicht hier leben können!
Los berlineses son antipáticos y desconsiderados, groseros y autoritarios, Berlín es repulsiva, ruidosa, sucia y gris, hay obras y calles congestionada donde quiera que uno vaya o esté ¡Pero me dan tanta pena quienes no pueden vivir aquí!

viernes, 5 de octubre de 2012

Viento en popa, pero sin creérselo demasiado

Es curioso como cuando todo parece ir viento en popa algo sucede que nos recuerda que no debemos confiarnos. Es curioso como cuando parece que vamos cuesta abajo y sin frenos algo sucede que nos recuerda que no debemos desesperarnos.

El fin de semana pasado no pudo ser mejor, fue tan bueno, que de todo lo que pasó no he tenido tiempo a sentarme a escribir hasta ahora (y en realidad ahora mismo tampoco lo tengo, pero escribir en el blog es una necesidad que tengo, como respirar o como comer). Pero como siempre, mejor empezar por el principio.

Hará cosa de dos semanas me enteré por tuiter de que en el Diario Córdoba buscaban cordobeses que estuvieran viviendo en el extranjero para hacerles una entrevista, así que les respondí al tuit, y al final acabé haciendo una entrevista más larga que un día sin pan que podéis ver si pincháis aquí. A esa entrevista le tuve que añadir unas fotos que hice en esta ciudad y una pequeña entrevista que le hicieron a mi madre y el resultado es que al final el domingo pasado salió un artículo sobre mí en el periódico (página uno y página dos).

Además ese mismo fin de semana seguí explorando la geografía alemana y humana en compañía de más profes del programa, ampliando un poco la familia bajosajona bailando, bebiendo, riendo, fotografiando, besando, paseando, descubriendo, en fin, un fin de semana bastante completito, completo como pocos, de hecho. Desconectado del mundo, de internet, de facebook, del blog de todo, como son casi siempre los mejores momentos.

Y cuando me metí en el correo a ver si me habían mandado el enlace al reportaje, un jarro de agua fría.

Un gran hombre, un mentor, un maestro, un ejemplo a seguir que conocéis apenas tres o cuatro personas de quienes leéis este blog, pero que ha enseñado a enseñar como poca gente es capaz de hacerlo y que la semana que viene tenía que seguir haciéndolo, ya nunca más lo hará. Y la gente para la que era mucho más que simplemente un nombre o una cara, la gente con la que yo podía hablar y desahogarme de verdad están tan lejos que he tardado casi una semana en hablar con la primera. Mañana le entierran en Baden-Württemebrg, donde vivía (aunque era de Palencia... y leísta como buen castellano). Menos mal que aguantó hasta que ya no hubo más profes visitantes en Baden-Württemberg, porque sin él todo sería muy diferente, y no precisamente mejor. Desde aquí mi homenaje.