domingo, 31 de julio de 2011

NO me gustan los fines de curso

Cuando era chico (más aún) siempre esperaba el 21 de junio con ansiedad. Me encantaba que acabara el curso, ya no había más clases, es verdad que todavía quedaba una semana para que a mis padres les dieran las vacciones, pero ya no tenía que ir al cole. Podía ir a la piscina, podía ver la tele y sabía que también vería a mis amigos algún día del verano, que iría de campamento y que en definitiva estaría todo el verano tumbado a la bartola (¡quién me ha visto y quién me ve! y para este verano, me he traído a España los libros del año que viene para ir preparando ya las clases de mis nenes de selectividad, me he convertido en aquello que nunca he comprendido: un adicto al trabajo).

Eso, que siempre esperaba que acabara el curso y empezaran las vacaciones. Pero ya no, desde un tiempo a esta parte (en concreto desde julio de 2006) no me gusta que acabe el curso. No me gusta despedirme de gente a la que con suerte sólo veré una o dos o tres veces más en la vida, no me gusta separarme de gente a la que he querido tanto y con la que he vivido tantas cosas. Es verdad que las vacaciones tienen su parte buena que sí me gusta: ver a mis amigos de siempre, a la familia, estar cinco tres semanas jugando con mis sobrinos y poco más.

Pero ya me alejé en 2006 de Justo, Guille, Ana, Isa, Nadir, Miguel, Pedro, Luis... (y este año, de aquella época, he reencontrado a Morti); en 2008 me alejé de Felix, Marina, Jean, Ana, Lilia, Julia y Ana, mi familia internacional que me demuestran cada poco tiempo que sí, que facebook puede ser útil y todo; al año siguiente también me dejaron una huella profunda algunas personas a las que desde entonces apenas he vuelto a ver: Santi, María, Soraya, Juliana, Anja. Y ahora se me acaba el curso, y por primera vez desde que viví en Berlín me quedo dos años seguidos en un sitio... pero hay quien se me va, quien no se queda y se llevan a Ibiza y a Galicia-Barcelona un cachito de mí (para saber quienes son, sólo basta con leer las últimas 98 entradas, las que he escrito desde que llegué a Baden-Würtemberg, seguramente son los dos nombres que más se repiten).

Y bueno, el año que viene seré yo (previsiblemente) quien me aleje de nuevo, quien deje un huequito dificil de llenar (eso espero), quien llene mi mochila con más recuerdos, con más personas, y siga andando, echando la vista atrás, viendo la senda que no he de volver a pisar, echando de menos a más gente con un poco de desazón, pero con una sonrisa en la cara, mirando al frente, sin espectativas, abierto a lo que pueda pasar; sabiendo que al final de la etapa me espera otro final de curso, de esos que no me gustan, de esos que me empujan a seguir caminando.

miércoles, 20 de julio de 2011

Saudade

Es julio, 20 de julio para ser más exactos. Mañana hará dos años que nació cierta personajilla que me llama "tito" y a veces me llama "padrino" (bueno, en realidad dice algo parecido y sólo quienes sabemos escuchar podemos comprender lo que dice).
Esa personajilla y sus padres han estado aquí desde el viernes, y esta mañana se han ido, han seguido su periplo por Europa, ya de vuelta a casa. Estos seis días han sido geniales, nos hemos mojado, nos hemos reído, hemos jugado, hemos conducido (bueno, sólo han conducido mi cuñado y mi hermana, mi sobrina y yo hemos ido detrás).
Pero ya se han ido. Esta mañana, para ser exactos. Entre eso y la lluvia (porque lleva lloviendo casi sin parar todo el día, igual que estuvo el domingo) no estoy hoy muy animado. Pero al menos tengo varias cosas claras.
Una de esas cosas que tengo claras (que no tiene nada que ver con todo lo anterior) es que sigo aquí el año que viene. Ya lo sabía, pero este mediodía he firmado la renovación del contrato, así que al menos hasta julio de 2012 seguiré siendo Herr Rísquez 23 horas a la semana.
Los detalles de estos días, permitidme que me los guarde, que otro día ya si eso, os los iré contando... ya si eso.

Y aquellos a quienes os gustan las entradas largas tanto como a mí tendréis que esperar a otro día que esté más animado.

jueves, 14 de julio de 2011

Me gusta quejarme y soy un poco monguer

¡Pues vaya novedad!

Quienes os pasáis por aquí con cierta asiduidad ya os habíais dado cuenta. Me quejo por todo, que si vivo en un sitio chico (aunque en realidad, de los cuatro sitios que he vivido en Alemania, es el 2º mejor), que si en España todo va fatal (aunque sólo lo sé de oídas, porque llevo sin vivir allí ya bastante tiempo), que si mis alumnos son unos cafres (aunque en el fondo sé que son cachos de pan bendito).

Mi queja de hoy es por el trabajo... bueno, más bien por el no-trabajo. No, no es que me haya quedado en paro (a pesar de que mis alumnas me han preguntado hoy "y usted ¿cobra el paro?", me han entrado ganas de decirle"nena ¿tú te crees que yo vengo aquí cada día por amor al arte? que me caéis bien, pero no es para tanto", no se lo he dicho porque no sé decir "caer bien" en alemán... sé decir "alegría por el sufrimiento ajeno" pero no sé decir "caer bien"). A lo que iba, no es que me haya quedado en paro, es que aquí después de poner las notas y que sean las evaluaciones sigue habiendo clases. Pero claro, ni los niños tienen ganas de estudiar, ni los profesores de dar clase, sabiendo que lo que dicen entra por un oído y sale por el otro. Así que a partir de hoy (que he devuelto los últimos tests y he puesto las últimas notas) me invade la apatía. Con lo bien que estaría en Córdoba, sufriendo por el calor y saliendo a tomarme un vargas a la Corredera, o en El Rincón, sorteando hordas de turistas y familias en la playa (¡que hay que ver cómo se han puesto últimamente los pueblecitos de pescadores!). Menos mal que mañana me llega parte de la familia y así estaré entretenido el finde (aunque en verdad sé que tampoco me iba a faltar un plan, teniendo a mi brenziano y a mis tauberkreisianas por aquí).

Bueno, en realidad, a veces me pasan cosas por las que sí podría quejarme, pero casi siempre me lo busco, porque soy un poco monguer.

Ejemplo: Hoy tenía sólo una clase (de 11:35 a 13:10), y después tenía una reunión de la Berufschule (los de los ciclos y el PCPI, para entendernos) a las 16:00, así que cuando acabé la clase y metí las notas en el ordenador, me vine a casa, me comí un bocata, y esperé a que llegaran las 15:45 para volver a la escuela. Por supuesto, al llegar me equivoqué de clase y allí no estaba ni el Tato. Después de rascarme un poco la neurona me fui a la clase que sí era... pero allí tampoco estaba ni Rita. Así que me bajé a ver al jefe de estudios, que lo había visto medio minuto antes a decirle que allí no había venido ni Perry el ornitorrinco, que qué pasaba. Menos mal que bajé porque ya estaba cerrando la puerta de su despacho para irse a su casa (NOTA: Él había convocado esa reunión). Resulta que me había equivocado de día, la reunión es el jueves que viene.

Pero como además de monguer tengo una flor en el culo (lo que explica que aún no haya muerto atropellado por una bici), pues al final me ha salido a cuenta ir a la escuela. Para disimular mi empanamiento mental a la hora de ir al cole a pasear la bici (porque prácticamente lo único que he hecho ha sido eso), antes de volverme a casa me he pasado por la sala de profesores, y he visto que por fin nos han llegado los libros y la película que habíamos pedido. Así que los he estado viendo tranquilamente allí en el insti, total para ¿qué iba a volverme a mi casa? A preparar clases seguro que no, que ya estamos de hastío estival.

PD: ¿Qué tendremos los profesores de idiomas que nos vuelven locos los materiales extra?... ¿o me pasa sólo a mí?

domingo, 10 de julio de 2011

Finde viajero

Cuando vivía en Duisburg fueron pocos (muy pocos, de hecho desde que cobré el primer sueldo, absolutamente ninguno) los findes que me quedé en mi casa. Cuando vivía en Hessental pasaba tres cuartos de lo mismo (entre otras cosas porque si me pasaba dos días seguidos en aquel cuarto, habría cabado tirándome por la ventana a las vías del tren, que para algo las tenía cerquita). Sin embargo, desde que me mudé a Öhringen mi tasa de viajes de fin de semana se ha reducido drásticamente. Porque es verdad que me gusta quejarme de pueblo, pero por lo menos entre el Weindorf, el pub pseudoirlandés, las heladerías y el minizoo con asnos, sí que hay algo de vidilla en el poblado.

Sin embargo echaba de menos viajar, moverme, concer otros sitios y a gente diferente (a ver, no es que no me mueva, vivendo aquí he ido a Hamburgo, a Crailsheim y a España en vacaciones, pero viajes cortos e intensos de fin de semana más bien ninguno... hasta ahora). Así que este fin de semana me he desquitado y, empezando el viernes y acabando hace un rato, he estado todo el finde de picos pardos... pero mejor empiezo por el principio.

El martes llegaron Laura e Iago, unos amigos de Aitor (¡¡ay, lo que te voy a echar de menos el año que viene!!), se alquilaron un coche y el viernes quedamos en Schwäbisch Hall para ver la ciudad, tomarnos una birrilla e ir al teatro al aire libre. Vimos un musical que se llama "Summer of Love", una historia de los años sesenta-setenta en Alemania; la verdad es que estuvo bien, pero lo más impresionante fue verles cantar y bailar en las escaleras de la iglesia. Después del teatro, visitada obligada al Biergarten, y luego vuelta para Öhringen, donde dormimos.

El sábado por la mañana carretera y manta; cogimos el coche, nos plantamos en Núremberg, vimos la plaza de mercado, la dimos tres vueltas al aro de la fuente, subimos al castillo,nos tomamos unas salchichas y rumbo al monasterio donde hacen la que está considerada la mejor cerveza del mundo: la Weltenburger. No llegamos a tiempo de ver el monasterio por dentro, pero sí de comer en el restaurante y probar las cervezas. Como cuando llegamos no había mesas libres, nos sentamos en una mesa en la que ya había gente, pero que había cuatro sillas libres (aunque no os lo creáis, eso aquí en Alemania es muy normal). Nos pusimos como el kiko de comer: una salchicha que parecía un chirizo entero por el tamaño, codillo y filetes típicos bávaros, acompañado por supuesto por la cerveza del monasterio y de postre Apfelstrudel y Tarta de queso (y todavía me sorprendo de que Víctor, el que da los cursos de profesores, me diga lo que cada vez que me ve, estoy más gordo). Cuando acabamos, Aitor y yo nos compramos unos barriles de cerveza (¿para qué comprar un botellín pudiendo comprar cinco litros?) y llevamos a Laura e Iago al aeropuerto. Que todo lo bueno se acaba y sus vacaciones terminaron ayer... pero nsootros dos seguimos a Biberach.

Y ¿qué hay en Biberach? Pues básicamente, un albergue que tenía plazas para esa noche. Pero aún así fuimos a investigar el lugar para comprobar si había algo más. Porque el mundo sólo avanza si se investiga, y a mí personalmente las investigaciones nocturnas me gustan, y mucho. En nuestra ardua labor investigativa descubrimos varias cosas: que, a pesar de lo que yo pueda encabezonarme Biberach sigue estando en Baden-Würtenberg, que en Biberach los precios son muy baratos (pizzas en condiciones por 5 euros, birras de medio litro por menos de dos), y que en Biberach llueve... mucho. Ya luego, una vez comprobado que las ciudades con poca vida nocturna, en las noches de lluvia tienen aún menos vida nocturna, nos volvimos al albergue y nos fuimos a la cama.

Y ya esta mañana pusimos rumbo a Meersburg, a la orillita del lago Constanza, una ciudad que me recordó a Provincetown, en la puntita de Massachusetts, así muy costera, pero en plan vacaciones de gente con dinero, que en vez de irse al embarcadero de Valverde del Camino, pues se van al Club Náutico de Meersburg, a gastarse los cuartos, pero de buen rollo. Y allí estuvimos un rato, comiendo moras y frambuesas y viendo y escuchando tocar a una banda de viento.

Luego, cruzamos la frontera y llegamos a Suiza (sí, después de tres años viviendo en Alemania, por fín he estado en Suiza), fuimos a Schaffhausen, a ver las cataratas del Rín, que son algo más o menos así. Después, fuimos a Freiburg (Friburgo de Brisgovia), donde vive un amigo de Aitor, a comer, y a mojarnos otro poco, pero luego escampó y pudimos ver la ciudad. Que, por cierto, está también muy chula. es una ciudad universitaria, y para ser uno de los últimos domingos del curso y haber estado tormenteando hasta media horilla antes, había bastante ambientillo.

Y 250 kilómetros después, estábamos llegando a Öhringen... y cinco minutos después Aitor estaba saliendo para su casa.

¡¡¡¡¡¡Cuántas ganas tenía de un viaje así y que bien me lo he pasado!!!!!!!!!

PD: Sí, entre ayer y hoy hemos hecho esto.

miércoles, 6 de julio de 2011

Pollo en salsa

Estaba hablando por Skype con Thabo (un profesor de la Universidad de Botswana que conocí en EEUU y que viene a Alemania la semana que viene), pero de repente Skype decidió que ya no hablamos más. Así que mientras espero a ver si se reconecta o se acaban los problemas de conexión en Botswana pues actualizo un poquito con una entrada que llevo pensando desde que me hice la cena.

Pues eso, aprovechando que estoy esperando a Thabo actualizo el blog; y aprovechando que mi amigo el que en septiembre me pedía recetas lo mismo vuelve otros tres mesecitos al extranjero (aunque no hay nada seguro todavía) y que Miguelito se me está viniendo abajo por diversas razones pues os dejo una receta de pollo en salsa. En realidad sé que tendría comer sano (tipo la receta de Pollo al sésamo que nos trajo Morti el otro día) pero es que a veces me gusta comer insano (bueno, no tanto como a ciertas personas... que también nos trae Morti), y claro luego pasa lo que pasa y ¿qué es lo que pasa? Pues es que el que te da los cursillos de profesores te dice cosas del tipo:
Hijo, a ver si te cuidas un poco más, que no veas cómo te estás poniendo.
La confianza da asco. Y es que cuando eso te lo dice tu abuela, pues ya empiezas a pensar que es verdad, pero cuando te lo dice el que da los cursillos (que sí, que nos llevamos de puta madre, todo hay que decirlo) ya empiezas a pensar que no sólo es verdad, si no que además tienes que ponerle remedio.

Pero bueno, el caso es que compré muslos de pollo para el finde (aunque al final acabamos comiendo pizza casera... ¡¡¡comida sana a tope!!!) y como no los hice, pues los congelé, y he acabado haciendo uno hoy.

Se puede hacer en sartén o en cazuelilla. Yo personalmente lo he hecho en una cazuelilla ¿por qué? Porque cuando se fríe algo, el aceite salpica, pero si lo hacemos en una cazualilla con algo de profundidad no salpica tanto fuera y luego es más fácil limpiar la hornilla (que la cocina no es sólo el arte de cocinar, sino también el de fregar... y evitar el fregoteo).

Se salpimenta el muslo de pollo (es decir, se le echa sal y pimeinta, y yo también le he hechado un poco de pimentón), si lo teníais congelado (como yo) pues hay que descongelarlo antes.

Se echa un dedo de aceite en la sartén/cazuela/cazo/recipiente y se calienta. Cuando está caliente se echa el pollo, y de vez en cuando se le van dando vueltas para que se haga por los dos lados.

Cuando vemos que el pollo ya ha empezado a freirse (es decir, que ha cambiado un poco de color, ya no está rosita, sino más bien blanco) echamos vino blanco. No hace falta que sea vino bueno, yo le echo del cartón de Don Simón (sí, en Alemania también hay cartones de Don Simón). Y también le echamos azafrán, pero no azafrán del de verdad en hebras del que es más caro que la cocaína, sino del colorante en polvo que le echan muestras madres al arroz (ese no lo he encontrado en ningún sitio y me lo tuve que traer de España en Navidad, es lo único que no he comprado aquí). Si no tenemos colorante no pasa nada, como su propio nombre indica, sólo da color, el sabor lo dan el pollo, la sal, la pimienta, el pimentón y el aceite de oliva. Lo dejamos un rato largo, porque yo lo he dejado poco pensando que a estaba hecho (por fuera se veía ya tostadito), y al final la parte que pega al hueso estaba cruda.

Lo podemos acompañar con patatas fritas... o con ensalada. Pero por favor no lo acompañéis con la ensalada de pasta de Wanda... o si lo hacéis decídmelo y así ya sé que puedo dejar de hablaros.

Y de regalo, una foto del pollo que me he hecho... o bueno, mejor dos (en el fondo ya sabíais que no le acompañado con ensalda ¿verdad?).









PD: Para que dejéis de preocuparos, al final Tahbo me ha llamado al móvil. La conexión de internet en Botswana no es demasiado buena.

ACTUALIZACIÓN DEL 29/04/2013: En vez de vino blanco y azafrán, también se puede usar vino dulce y  también sale buenísimo. Pero en esta ocasíon sólo he usado muslitos, no muslo y sobremuslo. Pero vamos que está de chuparse los dedos. Y efectivamente, como comentaba Miguel, no hace falta echar un dedo de aceite, basta con cubrir la base de la cazuela, pero entonces hay que taparla para que el pollo se haga por dentro.

domingo, 3 de julio de 2011

Öhringen Weindorf

Pues sí, ya es julio, y sigo en Öhringen. Creo que lo he dicho en alguna ocasión tener una semana de vacaciones cada seis de trabajo tienen muchísismas ventajas, pero tiene el incoveniente de que en julio seguimos dando clase (en algunos Länder, las vacaciones de verano son en julio, pero curran en agosto, que no sé que es peor).

Pero bueno, una ventaja de currar en julio, es que he estado aquí para el Weindorf (literalmente "Pueblo del vino"). Y ¿qué es eso del Weindorf? Pues una excusa como otra cualquiera para salir a la calle, poner las mesas y los bancos de madera esos que tanto les gustan a los teutones y ponerse a beber (porque eso también hay que decirlo, fuera de Berlín, Hamburgo y Múnich, los alemanes necesitan una excusa para irsde de fiesta, no tienen espontaneidad ninguna).

Es algo así como la Cata del vino de Córdoba, la feira do viño en culquier pueblo gallego y llámese como se llame en el resto de España (feria, cata, fiesta, festival... del vino); pero vamos que estoy seguro que en cada pueblo hay algo parecido. Las diferentes bodegas montan un puesto, la gente va, compra una copa y la va rellenando previo pago en los diferentes puestos, y van probando los vinos, algunos son mejores y otros peores, pero a partir del quinto todos están deliciosos ;-P

Y ¿por qué es especial el Öhringen Weindorf? Porque la gente sale a la calle. En serio, para los españoles que no han salido fuera es inconcebible que las calles a las ocho de la tarde estén vacías. Bueno, si a las ocho de la tarde estamos a -5 ºC no es inconcebible, pero es que es cuando a las ocho de la tarde hay 20 ºC tampoco hay nadie en las calles, a menos que haya un festival de este tipo, claro (por eso me gustan tantísimo los Weihnachtsmarkt).

Y ¿dónde se hace la fiesta esta? Pues en la plaza de al lado de mi casa, lo cual si sucediera en España sería una putada. Olor a meado, ruidos, borrachos, etc. Quien viva cerca de un botellódromo o de cualqueir lugar de fiesta sabe de lo que hablo. Pues aquí no (oye, que no todo va a ser hablar mal de los alemanes), la música se cortó a las once (la fiesta siguió hasta la una), y esta mañana estaba todo limpio y ordenado, porque de hecho, ayer cuando volvimos a mi casa de madrugada todo estaba limpio.

Y ¿cuándo he ido yo al Weindorf? Pues fui a inaugurarlo con Mercedes el jueves, y después ayer sábado vinieron Aitor, @sillao y Turzi de un viaje a Barcelona con sus alumnos. Fue llegar a su pueblo, bajar del autobús (sí Barcelona-Gingen en bus) , poner una lavadora, ducharse, y venirse para acá (que menudo palizón, pero valió a pena). To-dos picamos algo en mi casa, nos fuimos a catar algunos vinos, volvimos, cenamos, volvimos a los vinos, nos fuimos al pseudoirlandés (lo que me hace plantearme una pregunta ¿fuimos al irlandés con las copas? supongo que sí porque esta mañana estaban en mi casa).

A bueno, y entre medias hicimos pizza (que fue lo que cenamos) y con "hacer pizza" no me refiero a sacar pizzas congeladas y meterlas en el horno, no. Hicimos todo, desde la masa hasta freir el tomate y con lo que sobró de la masa, me acabo de hacer un pan relleno de jamón serrano y queso (y esta vez sí que me ha salido mejor).

Además (antes de que se me olvide) el viernes me llamó el director a su despacho para darme la nota de la visita que me hizo: 2,0 es decir notable alto, me dijo que es posible que el año que viene sólo de clases de español ¡¡¡¡¡QUE BIEN!!!!!!

Sed felices.

PD: Acabo de releer la entrada y ¡vaya entrada rara que me ha salido!