miércoles, 27 de junio de 2012

Pijama

Es curioso como a veces nos encariñamos con ciertas prendas de ropa, algunas por la prenda en sí (es muy cómoda, muy suave, muy calentita, etc.); otras veces porque nos trae recuerdos de un momento, de un lugar, de una persona, de una situación... e incluso hay veces en que nos encariñamos simplemente porque sí.

Justo antes de irme a Berlín, mi tía me regaló por mi cumpleaños (en agosto, en Córdoba, a 45°) una bufanda de lana gris de más de un metro que tejió ella misma, le cogí un cariño enorme (entre otras cosas porque en el invierno berlinés es más necesaria una buena bufanda que la comida), pero cuando fui a cogerla el año siguiente ya no la encontré. A día de hoy no tengo ni idea de donde estará, sólo espero que le haya salvado la vida este invierno a algún habitante de la capital alemana.

Dos años después me fui a EEUU y estando allí me compré un pantalón de pijama de cuadros, que desde entonces se ha convertido en mi pijama favorito. Tengo pijamas que abrigan más, tengo pijamas más nuevos y pijamas más viejos, incluso tengo más pijamas de cuadros, pero ninguno es como ése. No está asociado con ningún recuerdo ni con ninguna imagen, pero sí que recuerdo que cuando lo vi en Aeropostale después de cobrar mi primer sueldo, me encantó. De hecho, el año de EEUU fue casi el único pijama que usaba, aunque tenía más, pero estoy seguro de que cuando mis compañeros de piso piensan en mí, me imaginan con el pijama de cuadros puesto.


Pero claro, cuando uno usa demasiado una cosa pues al final se acaba desgastando. Y más cuando las zapatillas de estar en casa tienen una suela de goma como las botas de estar en la calle, así que los bajos se fueron desgastando y al final se hizo un agujero. En ese momento tomé la decisión de no llevármelo de vuelta a Córdoba porque si no sabía que acabaría en la basura, así que cuando he estado en Córdoba siempre me he llevado otros pijamas o he ido tirando de al ropa que todavía tengo allí.


Sin embargo el otro día, todavía no sé muy bien cómo, me enganché donde fuera y del agujero di un tirón y al final pasó lo que tenía que pasar. Que la raja llegaba casi hasta la rodilla.


Durante un día negué la realidad y estuve usando el pijama como si nada. Pero por mucho que me gustara mi pijama, era un coñazo. Si no me creéis, probad a andar con un pantalón rajado desde el suelo hasta la rodilla. Así que ayer ya empecé a usar mi otro pijama de cuadros, que también está guay y es del Wheaton College y tiene el nombre bordado (el del college, no el mío) y también me recuerda a mi año de EEUU... pero no es lo mismo. Sin embargo me daba cosilla tirar el viejo. Pero una cosa es el sentimentalismo y otra guardar un pantalón roto y viejo. Que me mudo dentro de un mes y no estoy para ponerme a sufrir a estas alturas el Síndrome de Diógenes.

Y de repente, gracias al calor y a que el único meyba (¿existe alguna palabra oficial para "pantalón corto de deporte"? lo que en algunas partes de Andalucía llaman "calzonas") que tenía me lo dejé en Córdoba el mes pasado, se me encendió la bombilla. Así que después del momento corteyconfecciónnivelultrabásico ya puedo volver a usar mi pijama de cuadros.



lunes, 25 de junio de 2012

Kartoffelsalat y Goethe

Uno de los fenómenos más curiosos de los diferentes orgullos patrios es cómo llamamos a los "contrarios", por ejemplo en Sudamérica a los estadounienses les llaman "gringos", a los italianos en muchos sitios les llaman "espaguetis" y nadie en España tiene dudas de dónde es alguien a quien llamen "gabacho". Aquí en Alemania, los alemanes llaman a los turcos (y a todos los de Oriente Medio que viven en Alemania en general) "kanacker" y los turcos llaman "Kartoffeln" (patatas) a los alemanes. Y los turcos están tan orgullosos de ser kanacker como los alemanes de ser kartoffeln. Y es que se puede decir que las patatas (junto al cerdo) son la base de la gastronomía tradicional alemana.

Quienes venís por aquí de vez en cuando ya sabéis que a veces cuelgo lo que cocino y uno de mis platos favoritos de la cocina alemana es la Kartoffelsalat o ensalada de patatas. A pesar de tener patatas hervidas, tiene poco o nada que ver con nuestra ensaladilla rusa, y menos aún aquí en el sur. En el norte de Alemania le echan mayonesa (a veces las patatas nadan en mayonesa, en lugar de que la mayonesa sea simplemente un acompañamiento), pero eso aquí en el sur (y creo que en Suiza y Austria) es un sacrilegio.

Se necesitan:
1 kg. de patatas
1 cebolla
4 cucharadas de aceite
4 cucharadas de vinagre
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de mostaza 
Pimienta (aunque a mí se me ha olvidado)
125 ml. de caldo

Se hierven las patatas con piel hasta que estén blandas por dentro (en teoría una media hora o así, pero a mí me han llamado por teléfono y he perdido la noción del tiempo). Y mientras tanto, vamos picando la cebolla en trozos muy pequeñitos y haciendo una vinagreta con todos los demás ingredientes (vamos que mezclamos todo menos las patatas y la cebolla en un cuenco). 

Cuando las patatas estén listas, las sacamos, las pelamos, las cortamos en rodajas y las mezclamos con las cebolla picada. Y eso le agregamos la vinagreta mientras las patatas están todavía calientes. Lo ponemos a enfriar y ¡que aproveche!


Y el Goethe del título viene a que cuando estuve viviendo en Dusiburg decidí que me quería sacar algún título del Goethe-Insitut porque no tenía nada que certificara que sé alemán, así que hice el examen del B2 y aprobé. En aquella época dedicaba los fines de semana a viajar, y la interacción que tenía con la mitad de alemanes que conocí era en español porque eran profesoras de español. Este año (y el pasado), tengo que hablar cantidades ingentes de alemán cada día (y lo hago con gusto), los profes de español (siendo los tres españoles) hablamos en alemán entre nosotros cuando estamos rodeados de alemanes, y me he visto en situaciones de tener que usar la lengua en las que no me vi ni por asomo el año de Duisburg (y menos aún el de Berlín). Así que decidí sacarme el C1. Pero el otro día hablando con una amiga de Córdoba que vive en Berlín, me dijo que el C2 se hace mejor que el C1 y como aún me quedan dos años (como mínimo) en este país, he decidido esperar un poco y apuntar más alto, eso sí, cada semana escribo una o dos redacciones del C1 (entre otras cosas), que para algo me compré los libros.

jueves, 21 de junio de 2012

Mündliches Abitur

O lo que es lo mismo: Selectividad oral.

¿Conocéis esa sensación cuando ayudáis a alguien a conseguir un objetivo... y lo consigue? Ya sé que ese es nuestro trabajo (de los profesores, me refiero) cada día: enseñar, mostrarles a nuestros alumnos el camino (hacia las matrices y derivadas, el subjuntivo, las guerras púnicas, la mitosis o que sé yo) y decirles cómo tienen que andarlo. Si lo andan o no, ya es cosa suya. Pero cuando lo andan y lo andan bien, a uno se le sube la moral.

Ayer por la noche acabé de corregir todos los exámenes centrales de mis alumnos de inglés y la nota más baja fue un bien. Hoy han hecho la selectividad oral mis dos alumnos, uno ha sacado un 15 de 15 y la otra un 10 (notable). Además después de tres días lloviendo hoy vuelve a hacer sol y además de las nubes también se ha ido esa humedad que hace que incluso sin sudar ya te sientas pegajoso. Así que para celebrarlo me voy a ir a correr.

Ah, y ya tengo fecha para la mudanza a Osnabrück, me mudo el 30 de julio.

martes, 19 de junio de 2012

Alle Aufgabe sind zu machen

Trece días sin publicar y no por falta de novedades o porque haya estado especialmente ocupado (que un poquito sí, pero la que me espera desde hoy hasta el 13 de julio es de agárrate y no te menees) ¿Conocéis esa sensación de "cuanto menos tengo que hacer, menos ganas tengo"? Pues ésa ha sido la razón de mi desidia bloguera (bueno, eso y una actualización casi al minuto del facebook, que también cuenta).

Las vacaciones de Pentecostés las empecé en Colonia viendo a algunos amigos y en Osanbrück buscando piso. Si alguno habéis buscado piso en Alemania ya sabréis que encontrar piso (compartido) es equiparable a aprobar unas oposiciones de judicatura (bueno, a lo mejor exagero un poco) o a hacer el casting de Operación Triunfo (o como se llame ahora, si es que lo siguen echando) y pasar a la final. En España (por lo que me han contado, que nunca he compartido piso en España) simplemente vas al piso, lo ves y si te gusta te quedas. En Alemania te dicen de ir a ver el piso cuando estén todos los que viven y entre todos te hacen una entrevista para ver si sois compatibles y luego tardan entre un día y un mes en contestarte (o no). El último día antes de irme a España (29 de mayo) visité cuatro pisos y entre los que me dijeron que no y los que yo rechacé, me vi volviendo a Alemania sin piso para el año que viene, así que me puse manos a la obra y nada más volver empecé a responder anuncios y emails que respondían a mi anuncio, algunos con más fortuna que otros. Uno especialmente me hizo saltar todas las alarmas:

Mein Name ist Fulaniten und ich bin 27. (...) Eigentlich bin ich ein ordentlicher Typ aber dann hab ich auch mal meine Chaotische Phase, wos dann nicht so toll is. Ich bin meistens fast den ganzen Tag zuhause vor meinem Laptop, da ich Frührentner bin.


Como el muchacho tenía un gato, le dije que prefería vivir sin animales (lo cual es cierto), pero es que eso de la "fase caótica que no es tan guay" y que con 27 años ya esté jubilado me echó muy para atrás. Al final, el viernes me puse camino de Osanbrück (con parada técnica en Colonia, que para algo tengo a un amigo allí viviendo) e hice cinco entrevistas de pisos. Esta vez me fue bastante mejor. Los que no me dijeron en el momento que por favor les respondiera yo lo antes posible, ya me habían escrito el domingo por la noche un email diciéndome que si lo quería, el piso era mío. Si es que así da gusto. Así que el año que viene voy a vivir en el centro de Osna con un estudiante de doctorado muy majete en un piso que está chulísimo no, lo siguiente.

En el viaje al norte tuve tiempo de leer y otra cosa que tenía bastante descuidada aparte del blog era Westeros. Me acabé el tercero en Córdoba y en mi absoluta inconsciencia se me olvidó llevarme el cuarto, así que tuve que esperar hasta estar aquí y ¿qué mejor oportunidad que en 6 horas de tren? Ya habló Morti de A Feast for Crows cuando se lo acabó. Ya comentaré yo de los cuatro cuando haga lo propio (o me acabe el quinto y vea la serie). Y algo es totalmente cierto, rompe con los otros tres libros: cambia casi todos los puntos de vista (haciendo que Cersei por muy mal que me caiga, que me cae como el culo, se haya vuelto muchísimo más interesante, de hecho devoré SU primer capítulo como ningún otro de toda la serie), traslada casi todo la acción a lugares que se sabían que existían pero que había ignorado antes casi por completo, se olvida  de la mayoría de personajes principales (de los que quedan vivos, me refiero) y echo de menos (por ahora, que no sé si saldrá después) a mi enano favorito. Y buscando como traducen imp al español me alegro ENORMEMENTE de leerlo en inglés. Y es que cada vez que oigo "Jon Nieve", "Invernalia" o "Desembarco del Rey" me sangran los oídos.

Y ya más en el terreno profesional. El jueves hacen mis alumnos la selectividad oral y a los dos les ha tocado de tema el desempleo en España, un tema así facilito para que un extranjero de 18 años se lo prepare por su cuenta, así que aquí me tenéis leyendo informes sobre causas y posibles soluciones del desempleo (especialmente del juvenil) y pensando posibles preguntas para que se luzcan y darles una buena nota. Bueno, y los exámenes finales de inglés que han hecho hoy y ya tengo corregidos la mitad. Y ¿a qué viene el título de esta entrada? Pues a que en el examen de inglés de mis BEJ había que hacer TODOS los ejercicios, y creo que sólo dos se han enterado de esa parte.

miércoles, 6 de junio de 2012

Quejarme de Alemania

Ayer hice el que si todo sale bien será último examen de alemán de la EOI de Córdoba, al menos como alumno, que uno nunca sabe donde le llevará el viento (el oral lo hago esta tarde, pero lo gordo ya me lo quité). Ya sé que todavía tengo pendiente la entrada del País Vasco, que este año me lo he pasado incluso mejor que el pasado, y mira que fue dificil de superar, pero entre las salidas nocturnas dándolo todo como si no hubiera un mañana, el haber conocido al resto de gente del Comenius, la comida en la sociedad y la visita a Pamplona (donde ví el libro de la nena, pero no me lo compré porque era domingo y la librería estaba cerrada) pues se ha superado.

También sé que tengo una entrada pendiente sobre la semana en Holanda navegando con mis alumnos. Y hay documentos gráficos de que durante toda la semana trabajé muy duramente y que me gané el pan con el sudor de mi frente.


Sin embargo hoy voy a hablar de otra cosa. Ayer me dí cuenta de algo que me llevan diciendo mucho tiempo: me quejo mucho de Alemania. Ya sé que a Frau Casal esta entrada le va a gustar poco porque a veces jugamos a ver quién puede sacar más cosas negativas de los alemanes o de Alemania (hay quien "juega" a meterse chutes de heroína, lo nuestro es más sano).

Si no me gustara el alemán, si no me gustara Alemania o si no me gustaran los alemanes, no habría decidido vivir (al menos y por ahora) seis años de mi vida en el país. Así que me quejo de vicio... y de buen rollo (no como cuando me quejo de España, que me quejo MUY en serio).

Ayer en el examen de la EOI teníamos que escribir un texto de entre 225 y 250 palabras (menos mal que también nos limitaban el espacio, porque si no el límite de palabras me lo habría pasado por el forro) sobre un sitio que me hubiera marcado especialmente. Evidentemente hablé de Berlín (por eso 250 palabras no eran suificientes). Y más teniendo en cuenta que el texto para motivarnos fue lo que cantaba Marlene Dietrich

Wunderschön ists in Paris
auf der Rue Madleen
schön ist es im Mai in Rom
durch die Stadt zu gehen
Oder eine Sommernacht
still beim Wein in Wien
doch ich denk wenn ihr auch lacht
heute noch an Berlin
*
En fin que aunque muchas veces me quejo de que en Öh-city hay tres bares (aunque en realidad hay cuatro o cinco), de que los alemanes son bastante cuadriculados (aunque los alemanes con los que me junto en el poblado, de caudriculados nada de nada) y que si no como tostadas con tomate y pizquitos de jamón es porque yo no me las hago, en realidad cuando estoy en Córdoba también echo de menos las pintas de Heffeweizen acompañando a un plato de Maultaschen, me empiezo a poner nervioso cuando después de media hora la gente sigue hablando en círculos sin ir al grano (y que conste que yo lo hacía MUCHO MUCHO MUCHO) y no veo la hora de dejar atrás estos maravilloso 40 ºC diarios que me han dado la bienvenida a mi patria chica.

*Es maravilloso en París
(pasear) por la Rue Madleen
es precioso mayo en Roma
paseando por la calles
o una tranquila noche estival
tomando vino en Viena
pero aún hoy cuando río
sólo pienso en Berlín.