sábado, 26 de marzo de 2011

Nueva entrada desde la vieja casa

Pues ésta (se supone que) es la última entrada desde Hessental. He estado toda la semana llevándome cosas a la casa nueva, y por pura casualidad todavía no estoy allí; estoy aquí, esperando para hablar con mis padres, ya que seguramente no tendré internet ni teléfono durante toda esta semana, y esta mañana al final me ha pillado el toro (¡¡que raro!! ¿no?), así que he tenido que volver a por más cosas.

Lo cierto es que cada vez llevo peor lo de mudarme, lo de empezar de nuevo (aunque esta es la primera vez que me mudo sin empezar de nuevo en absolutamente nada excepto al casa... y sin cambiar de país), lo de los cambios... Supongo que será porque ya vamos pa viejos. No es que no me guste mi nueva casa (de hecho, el Risquezschloss me encanta, con sus mazmorras y todo) o que le tenga un cariño especial a Hessental (de hecho me gusta casi tanto como Duisburg o que me metan un hierro candente en el ojo), pero es el cambio de rutina (que sé que va a ser una rutina mejor) lo que llevo fatal. El trajineo de ¿qué me llevo? ¿qué tiro? ¿me ayudas a hacer la mudanza?... de verdad que una mudanza y no más... por lo menos hasta julio del año que viene ;)

PD: Mis padres me acaban de mandar un SMS (¡que modernos ellos!) y teniendo en cuenta la hora que van a llegar a casa y que cuando me conecto a Skype pierdo la noción del tiempo y de la mesura, seguramente acabe mudándome mañana por la mañana.

lunes, 21 de marzo de 2011

Múnich

NOTA: El segundo párrafo es un poquito macabro, puedes saltártelo.

¿Os acordáis la última entrada que escribí? (sí, está que está un poco más abajo). No es Alemania lo que hace que eche tanto de menos a mi familia, es vivir en un agujero infesto en mitad de la nada (lo que me recuerda, ya he empezado a mudarme, a mi nuevo nidito le llamaremos a partir de ahora Risquezschloss). En fin, que este finde he estado en Múnich y me ha encantado (y mira que era un poco reacio, será por el pique que tienen con Berlín), creo que podría acostumbrarme a vivir allí.

El viernes el plan era coger un regional hasta Núremberg, y allí un ICE (equivalente alemán al AVE) a Múnich. Pero claro, yo no contaba con el deporte nacional de los alemanes: tirarse a al vía un viernes por la tarde, porque ya se podían ahorcar en la ducha, pero ellos son muy suyos hasta para suicidarse, y oye ¿qué mejor manera de matarte que tirándote a la vía del tren? Lo mismo es porque como el ferrocarril es algo así como la espina dorsal del país, acabar con (cachitos de) tu cuerpo decorando los raíles es algo así como un último homenaje para formar parte de Alemania por los siglos de los siglos.

Bueno, el caso es que mi tren se retrasó, perdí la conexión y acabé llegando a Múnich bastante tarde. Menos mal que ya estaban allí Paula y Laura esperándome y pudimos inaugurar el bar del albergue (aunque ya había allí unos cuantos teutones que lo llevaban inaugurando desde hacía bastante rato). Al poco llegó la gente de Córdoba, así que tuvimos que acabarnos las birras del tirón (cuando te bebes un quinto eso es fácil, cuando te bebes una pinta no lo es tanto) e ir a recogerles. Después de que se registraran y arreglaran unos problemillas algunos nos fuimos a conocer la noche muniquesa... pero claro, eran casi las dos de la madrugada, y hasta en Múnich estaban cerrándolo todo. Al final acabamos en un bar tomándonos unas pintas así en plan rápido porque al rato de llegar ya iban a cerrar. Esa noche hubo quien aumentó su ajuar con dos vasos de cerveza (esta vez me he portado como un niño bueno, y no traigo ningún vaso ni jarra... cómo se nota que me mudo esta semana y de repente me sobran todas mis escasas posesiones).

Al día siguiente, la mayoría se fueron a Nueschwanstein, pero eso suponía que los que nos íbamos el domingo no íbamos a ver nada de la ciudad, así que Paula y yo nos quedamos en Múnich y estuvimos pateándolo todo, y descubriendo pequeños rincones como Isartorplatz y el museo friki que hay dentro. O lo increíble que es la Marienplantz de noche. O cuantísimo echamos de menos (al menos yo) vivir en una ciudad en la que hay gente, en la que hay quienes no se encierran en sus casas después de las ocho de la tarde. Por cierto, alguien que tiene un blog acabó comprando unos Lederhosen :-)
En esto que estábamos cuando nos llamó Aitor (que estaba en Múnich) para que nos tomásemos algo, así que igual que el juez Klaus acudía montado en su zorro a la llamada del gnomos, allí acudimos nosotros en el coche de San Fernando a la llamada de la birra. Esa noche conocimos a un par de personajes y una planta bastante interesantes, mientras íbamos para arriba y para abajo cenando y conociendo un poco más el Múnich nocturno.

Al día siguiente hicimos el Tour gratis de Múnich (inciso: no me llevo comisión ni nada, pero si vais a una ciudad en la que haya os los recomiendo y mucho) y otra vez, a pesar del palizón de andar, nos lo pasamos genial y nos contaron un montón de casas de Múnich (y hubo quien siguió aumentando su ajuar cervezil). Después del tour, nos fuimos a que nos cebaran por poco dinero y a correr para coger el tren. Tren que, como ya os podéis imaginar, llegó tarde a Núremberg y perdimos al conexión para venir a casita. Lo bueno es que, como fue culpa de la DB (Renfe alemana) que perdiéramos el regional para ir a casa, nos montamos sin pagar más en el siguiente Talgo. Así que a las nueve ya estaba en casita. Y ¿por qué no escribí entonces esta entrada ayer? Pues porque cuando llegué todavía tenía que preparar un examen y una clase para hoy... a las dos de la madrugada todavía estaba en planta. Y os voy dejando porque hoy voy por el mismo camino.

Otra cosa: en mi mente antes de este fin de semana, Múnich era una ciudad pija, una ciudad muy cara y una ciudad extremadamente conservadora. He descubierto que es todo lo contrario, así que ¿alguien se apunta a volver?

lunes, 14 de marzo de 2011

Mi futuro pasa por España

Unamuno dijo una vez "me duele España", pero también dijo, "soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio". Ya sé que es una osadía compararme con él, pero a veces me siento exactamente igual.

Alemania, el país que me vió crecer, el país que me cambió más en sólo tres meses que Córdoba en los 21 años anteriores. El país donde encontré la soledad, y descubrí que puedo vivir con ella..., y donde descubrí que también puedo buscar gente nueva, porque la soledad no es necesaria si no se la quiere. Un país en el que me gusta vivir, a pesar del frío, de la ausencia de luz en invierno, de las gentes tan extrañas que lo habitan (que en realidad no son tan extrañas); un país que me gusta por todo lo que echo de menos cuando estoy en España; un país en el que sé que tengo una oportunidad profesional (¿por cuánto tiempo? eso ya es harina de otro costal); un país donde ya estoy empezando a hacerme un nido, pero sé que es sólo temporal; quiero que sea sólo temporal.

No echo de menos esa España que me es ajena, y que sin emabrgo invade cada rincón de mi vida allí. No echo de menos la inmovilidad de unas generaciones cada vez más hipnotizadas e idiotizadas; no echo de menos el cainismo que ya existía en tiempos de Unamuno (y mucho antes, a veces creo que lo llevamos impreso en el DNI); no echo de menos vivir en un país que a veces mira por encima del hombro a Portugal (donde los jóvenes no tienen horchata); no echo de menos unos políticos irresponsables que ya no saben si son la izquierda o la derecha, y que sólo juegan al despiste con los ciudadanos; no echo de menos el país de Belén Esteban y Paquirrín. Eso no lo echo de menos, eso es lo que me duele, me duele como sólo te puede doler alguien a quien quieres.

Sin embargo, esa España que me duele se me olvida cuando veo fotos de mi sobri vestida de pirata, o cuando juego con ella por la webcam, y no puedo cogerla, y no puedo correr detrás suya; cuando se junta toda mi familia en casa de mis padres, y sólo puedo verles a través de la cámara, y sólo podemos hablar a través de un micrófono que si fallara más sería de juguete.

Antes decía que no me quiero quedar en Alemania, no me quiero quedar aquí, no quiero hacer un nido al que llamar hogar, porque sé donde está mi nido al que llamar hogar; por eso llevo yendo de un sitio para otro desde hace seis años, sin quedarme más de doce meses en ningún lugar, siempre echando a volar, migrando al este y al oeste, al norte y al sur, para volver siempre al mismo sitio, como la aguja de una brújula, que da igual las veces que la agites, al final siempre acaba señalando al mismo sitio, siempre acaba volviendo al lugar a donde pertenece.

Y mientras me quejo del país que me duele, del país que me echa de sus fronteras; mientras echo de menos las personas que me dan la vida cada vez que las veo, las risas que me devuelven la sonrisa; mientras todo eso sucede sólo me queda la opción de seguir moviéndome, de seguir creando hogares efímeros, de buscar el destino final que reconcilie mis ansias de trabajar y expresarme con la gente a quien quiero; la opción de seguir conociendo a gente a la que querer, gente de la que me duela separarme, gente que haga posibles esos pequeños nidos a los que durante un tiempo sí puedo llamar hogar

domingo, 13 de marzo de 2011

Las tan ansiadas vacaciones

ya llegan a su fin. ¿Y cómo han ido? Pues muy bien, pero ahora necesito descansar, jejeje.

Pues eso, el martes vinieron Chente y Paloma directos desde tierras húngaras, y ese día no hicimos apenas nada, aparte de cenar (bueno, ellos sí, ellos se tragaron 14 horas de tren) y ya al día siguiente empezó el periplo por esta zona dejada de la mano de Dios.

El miércoles nos fuimos andandito hasta Schwäbisch Hall, pasando por Comburg, y el parque que los une. Después de estar toda la mañana en Schwäbisch Hall y comer y hacer allí la sobremesa (me encanta la palabra "sobremesa"), cogimos el tren hacia Öhringen, para que conocieran (y yo también un poco) la ciudad el pueblo donde trabajo, les hice una ruta turística por el centro (con concierto improvisado de órgano incluido) y tal y al final tenía intención de enseñarles la casa donde voy a vivir. Total que cuando estaba allí delante, veo que sale mi casera de la casa, me pongo a charlar con ella, y en resumidas cuentas, me dio la llave, me dijo que me puedo ir allí a vivir cuando quiera y que aunque me vaya antes, el contrato tendrá fecha del 1 de abril y será cuando empiece a pagar (claro que todavía estoy en Hessental porque no hay calefacción, pero ya puedo ir llevando cosas).

Al día siguiente fuimos con Markus (un amigo alemán de Chente y Paloma) al museo de Mercedes (Mercedes los de los coches, no Mercedes nuestra amiga Merche), que (a pesar de ser yo una de esas personas que echan gasolina en coches de gasoil y siguen felices como si nada) me gustó un montón; lo mejor, los coches antiguos (pero antiguos de verdad, de la época de la invención del automóvil) y los coches del futuro, los que todavía no son nada más que proyectos. Después de las tres horas en el museo (que se dicen pronto, pero tres horas son muchas horas) nos fuimos a comer y a visitar Stuttgart (que no llega a los niveles de horripilancia de Duisburg, pero tampoco es una ciudad que suba la media de Alemania), y después de eso, una visita rápida a la torre de la televisión de Stuttgart y camino a la Suabia profunda, a casa de los padres de Markus, donde cenamos y dormimos esa noche.

Al día siguiente nos tomamos un típico desayuno alemán en casa de Markus y seguimos turisteando, esta vez por Tübingen (donde anduvimos por el casco antiguo y subimos al castillo) y después de comer con Markus en Reutlingen, nos despedimos de él y pusimos rumbo de vuelta a mi humilde morada en tren (que otra vez, se dice pronto, pero son dos horas de tren desde Reutlingen a mi casa... y más que van a ser cuando me mude!!!!!).

El sábado hicimos la última etapa de nuestra ruta: Núremberg. La verdad es que es una ciudad bien diferente de cómo la recordaba del Mercado de Navidad. Como nos hizo un tiempo estupendo estuvimos caminando por la ciudad, viendo algunas de los millones de iglesias que tiene, subimos al castillo (pero no entramos porque 1 ya estábamos cansaditos y 2 había que pagar), y también visitamos el museo del juguete. Por supuesto no nos fuímos sin probar la famosas Nürnbergerwurst (creo que las únicas salchichas alemanas pequeñitas) y la cerveza tostada (bueno, eso sólo yo, que desde que han descubierto el Mezzo Mix Chente y Paloma son un poquito más felices que antes). Después de darnos una vuelta bajo el solecito de Baviera (que hace que los alemanes parezcan humanos y todo) y tomarnos un helado, nos pasamos por el ALDI a hacer algunas compras de última hora, y hora y media después estábamos en casita preparando la cena de ayer y la vuelta de hoy.

Y hoy, pues lo único que he hecho a sido aperrearme (que tiene bien poco que ver con perrear), cocinar, hablar con la familia y tontear en internet, y las clases de mañana ¿cuándo las preparo? Pues no sé, porque he comido tanto que ni siquiera puedo pensar con claridad.

PD: Hay fotos nuevas en el álbum de este año de Picassa.

lunes, 7 de marzo de 2011

Si es que con ese nombre era para mí

Pues sí, señoras y caballeros. Me acaba de llamar Doris (mi nueva casera a partir del mes que viene) para confirmarme que no hay ningún problema en mudarme. Sólo tengo que esperar a que vacíen un poco de muebles la casa (es que estaba llena a más no poder ¡¡qué barroquismo!!), que cambien el horno de la cocina (que cada vez uso más a menudo) y que rellenen de aceite los depósitos de la calefacción (que están totalmente vacíos). Vamos que en abril, Antoñito el de su casa, el mismo que viste y calza ya estará vivendo en Öhringen, en la Schulgasse (y no, no es que en Alemania gaseen las escuelas, es que Gasse en alemán significa "pasaje", y "Schul" escuela).

sábado, 5 de marzo de 2011

Empezando las vacaciones

Pues ya estoy de vacaciones, y ¿cómo se empeizan las vacaciones? Pues con una fiesta, aber natürlich.

Ayer Amadora celebró su cumpleaños en Crailsheim. Bueno, en realidad lo celebraron ella y un compañero de su instituto, en casa del compañero, que vive en las afueras y hay que ir en coche (dato importante). Bueno, en realidad el día empezó a las seis de la mañana cuando me levanté para ir a trabajar (dato también importante).

El caso es que me recogió en coche en la estación de Craislheim, y luego nos fuimos a casa de su compañero, donde estaba ya su mujer cocinando, y nosotros nos pusimos a ayudarla y a cocinar arroz. Y, por supuesto, ya empezamos con las cervecitas, a todo esto que empezó a llegar la gente, y Amadora y yo tuvimos la siguiente conversación:

Amadora: ¿Luego cómo nos vamos a ir?

Yo: Pues como hemos venido, en coche.

A: Con lo que voy a beber yo luego no conduzco.

Y: Pues nos vamos andado.

Yo [modo pensamiento on]: Cachocabrona que me has hecho la trece catorce, que ahora nos tenemos que ir andando desde el culo del mundo a tu casa.

Luego recalculé, me dí cuenta, de que la distancia andando hasta su casa podía ser de sobre una hora, y que a estas alturas del año en Alemania a la hora que íbamos a terminar, el concepto que tiene un español de "FRÍO" se queda corto para describrir la temperatura ambiente de Crailsheim (¡¡¡Qué frase más barroca!!!). Y tome una decisión muy dura que alargó la vida de mi hígado quince años: después de la segunda cerveza me pasé al agua y la coca cola. Y menos mal, porque con lo cansado que estaba (recuerdo: me levanté a las seis de la mañana, estuve trabajando hasta la una, y desués me fuí a ver pisos) más alcohol me habría hecho entrar en modo gárgola, y cuando hay confianza, pues vale, pero en una casa llena de desconocidos, pues como que no.

El caso es que después de ver a Amadora y sus compañeros en todo sus esplendor, sobre las dos de la madrugadanos batimos en retirada los últimos de Filipinas (y también porque el dueño de la casa, el otro del cumpleaños, empezó a bajar las persianas, forma sutil de decirnos sin palabras "habrá que acostarse que esta familia querrá irse"). Aunque si por mí fuera, me habría ido bastante antes, no porque me lo estuviera pasándo mal, de hecho eran bastante simpáticos y tal, pero estaba cansadísimo y me estaba quedando dormido.

Y ¿cómo nos fuimos a su casa? Pues yo conduje.

Antes de nada tengo que alcarar que normalmente conduzco sólo en condiciones óptimas (y sólo si no hay nadie que pueda conducir por mí), así que cuando yo conduzco, los critales no se empañan. Cuando salimos a la calle el coche estaba cubierto de escarcha, y después de rasacar el parabrisas me dí cuenta de que estaba empañado así que le dí con un guante (lo primero que pillé a mano), pero aquello no había manera de que se fuera, y yo no había estado toda la noche a base de agua para irme andando, así que me encomendé a todos los santos del santoral, arranqué y tiré millas.

Al rato (a los tres segundos, en realidad) se me encendió la bombilla y pensé "con la calefacción el cristal se desempaña", porque, a pesar del frío, no se me había ocurrido encender la calefacción antes (recuerdo: estaba MUY cansado), y así, poco a poco se fue desempañando el cristal (aunque hasta que encontré la calefacción pasé otra odisea). Cuando ya había cinco centímetros desempañados llegamos a casa de Amadora, así que mi plan maestro de que se despempañara todo el cristal y tener una visión perfecta de Crailsheim por la noche a bordo de un coche no llegó a realizarse... no importa sobreviviré.

Ya esta mañana me desperté, vine a mi casa, me duché y fui a Öhringen a ver más pisos (y hay uno que tiene bastantes posibilidades de que me lo quede), pero eso ya os lo cuento si al final me lo quedo.

jueves, 3 de marzo de 2011

Otra petición

Sí, ya sé debería estar contento porque mañana empiezan las vacaciones, y lo estoy, pero hoy no vengo a hablaros de eso, ya os hablaré de las vacaciones cuando lleguen (mañana, o mejor el sábado, que mañana me voy de fiesta).

Además otra cosa que también ocurre mañana (y eso ya no en Alemania, sino en la piel de toro) es que los partidos empiezan a hacer públicas sus listas (porque en mayo hay elecciones ¿recordáis?). Y ¿de qué están llenas las listas de los partidos en España? de políticos. Y ¿cómo son los políticos en España? bastante chungos (en mi humilde opinión).

Pues bien, si en diciembre os traía una petición sobre el Sáhara, y en enero una petición sobre el sueldo de los políticos, hoy os traigo otra petición.

Es una verdadera lástima que no confiemos en nuestros políticos y que consideremos la corrupción como algo no sólo habitual, sino normal. Yo nací en una época en la que la gente ya podía votar y podían echar a los políticos (más o menos), en la que se puede decir en voz alta lo que uno piensa sin miedo a que te metan en la cárcel (las represalias son otras, pero no son tan legales ni están tan aceptadas socialmente) y en la que (al menos en teoría) el poder no es de una élite, sino del pueblo. Por eso, si no confiamos en los políticos lo mejor que podemos hacer es echarlos, ni siquiera dejarles que se presenten.

La petición que os traigo hoy es a los partidos, para que no admitan a corruptos en sus listas, práctica que realizan los dos grandes partidos y algunos más (y eso lo sabemos todos). Por eso, si estás de acuerdo, firma en la dirección: http://actuable.es/peticiones/echemos-los-corruptos-las-listas-electorales?utm_source=MadMimi&utm_medium=email&utm_content=%C2%A124+horas+para+conseguir+listas+limpias!&utm_campaign=Alerta+Actuable+%2F+3+marzo+2011&utm_term=http_3A_2F_2Factuable_es_2Fpeticiones_2Fechemos-los-corruptos-las-listas-electorales

Y ahora os dejo, que me voy a casita a descansar.

PD: Sí, se acercan elecciones, si no os bastaba con el bombardeo de la tele y la radio, ahora me tenéis también a mí apra dar por saco (pero claro, yo lo hago con esa gracia y donaire natural que me caracterizan, jejejeje)

martes, 1 de marzo de 2011

Última semana

Pues eso, que ya quedan sólo tres días para las vacaciones, y menos mal, porque ¡menuda semanita que llevo! A veces me pregunto si de verdad esto es lo mío (lo de enseñar, me refiero; lo de tener un blog y vivir en Alemania y hacerme una excursión cada fin de semana tengo muy claro que sí que es lo mío).

Entre los grupos de inglés que me traen de los nervios que no sé cómo controlarlos (ahora eso sí, mañana hacen un examen y lo van a flipar) y los de español que sí se portan bien, pero no hacen ni el huevo en su casa (no es que los otros hagan algo, es que además son para darles) y claro, llegan a clase y no tienen ni idea.

Aunque a veces no sé si soy yo, que no me explico bien - porque eso es otra, intentad enseñar vuestra lengua en una lengua extranjera (vale ya sé que muchos de los que estáis leyendo esto ya lo hacéis) - que veo como evidentes, cosas que parece ser que no lo son. O que me afectan demasiado factores externos (llevar dos meses sin encontrar piso; casi el mismo tiempo sin ver a la familia; ser casi el único que no va a coger un avión este sábado; no saber qué va a ser de mi vida el año que viene, aunque sí lo intuyo...).

Vamos que el mejor momento para plantearte qué hacer con tu vida se ve que es la última semana antes de las vacaciones, y éstas las necesito de verdad.

En otro orden de cosas. A finales de abril voy de vacaciones a Córdoba, eso son tres semanas antes de las elecciones, ¿alguien sabe los plazos y el procedimeinto para votar por correo? Por lo menos sé a quién NO voy a votar. Ah, y hablando de las elecciones, os recuerdo que sea donde sea que votéis (si es que votáis) hay más de dos opciones.