lunes, 28 de febrero de 2011

Los mejores planes son los que no se planean

A pesar de no tener ningún plan para este fin de semana, el viernes por la tarde después del trabajo me fui a hacer la compra, y menos mal, porque si no este finde no habría hecho nada (o sí ¿quién sabe?). El caso es que mientras hacía la compra me llegó un mensaje de Aitor, por si me pasaba por el Brenz este sábado, y es que admitámoslo, liarme para ir al Brenz no es muy dificil, porque se ve que el Brenz me pone (esos paisajes desérticos y extensos que ríete tú de los Campos de Castilla de Machado, ese frío que te cala hasta los huesos y que sólo se puede combatir si llevas el calor y el fuego dentro, esa monotonía asfixiante sólo rota por la mafia rusa... vamos que no sé por qué, pero es la cuarta vez que voy al Brenz, y me da que no será la última).

Bueno, que me voy por los cerros de Úbeda. El viernes por la tarde-noche no tenía ningún plan de salir de mi casa en todo el fin de semana y el sábado a las cinco de la madrugada estaba tomándome un White Russian (detrás de otro) y jugando al UNO a casi 90 kilómetros de mi casa. Pero entre medias ¿qué ocurrió?

Pues que por la mañana me fui a comprar los billetes para el fin de semana en Múnich del mes que viene, y de allí me fui a Heidenheim, donde estaban Aitor y Muxía (una amiga suya) y estuvimos un rato de turisteo, que para algo es la capital del Brenz. Y también nos cruzamos con gente del Partido Pirata, que tienen la única propuesta inteligente de todos los partidos en la Bundesrepublik: que la escuela empiece a partir de las nueve de la mañana. ¡¡VIVA EL PARTIDO PIRATA!!

Después de eso nos fuimos a Blaubeuren, donde está Blautopf ¿y qué es eso? Pues (si no habéis seguido el enlace) es un lago de agua azul "¡¡Pues vaya cosa!!" pensaréis, "el agua siempre es azul"... os equivocáis de cabo a rabo mis queridos lectores, el agua es (o debería ser) transparente, aquella es azul de verdad, que parece suavizante de la ropa, pero no, es agua limpia (aparte de las concentraciones de piedra caliza que le dan ese color cuasi radioactivo, claro está).

Como se iba haciendo de noche volvimos a Ulm, donde cenamos, turisteamos otro poco y ya de vuelta para Giengen en el último tren, así que una cosa llevó a la otra, y al final no nos pusimos a hacer bizcocho y natillas, pero casi. Nos pusimos a jugar al Jäger-uno, pero con cerveza y rusos de todos los colores en lugar de Jägermester.

Y poco más. El domingo, de vuelta a casita (vía Crailsheim, por supuesto) y vuelta a la rutina de cada semana. Prepara clases, da clases, prepara clases, da clases, prepara clases, da clases, prepara clases, da clases, prepara clases, da clases ¡¡¡¡FIN DE SEMANA!!!!

¡Que ganas tengo de que llegue el viernes para que empiecen la vacaciones!

domingo, 20 de febrero de 2011

Cómo abrir una botella de vino sin sacacorchos

Pues este fin de semana y para no perder la costumbre me he ido por ahí, pero ¡¡oh tristeza, oh campos de soledad y mustios collados!! este sábado me ha tocado dormir solo. Y oye, tampoco ha estado ha estado tan mal :-P

Bueno, a lo que iba, que me he plantado en casa de Sonia para repartirnos temas para las oposiciones de dentro de dos años (es que es venirme a vivir a Alemania y rezumo eficiencia por los cuatro costados de mi orondo cuerpo, ¿quién lo diría? yo preparándome oposiciones que todavía no sé si dentro de un año estarán ni siquera convocadas). Pero eso se hace en unos minutos, y el resto del tiempo ¿qué hicimos? Pues lo típico: comer empanadillas, ver una peli, charlar, beber Lambrusco, ver monólogos en el youtube... espera ¿"Lambrusco" has dicho?
- Sí, Lambrusco, ¿por qué?
- Pero si en casa de Sonia no hay sacacorchos.
- Ah, bueno, no importa, pero hay un Afra y mucho ingenio.
- Anda ¿y cómo se abre una botella de vino sin sacacorchos?

[Y hasta aquí, queridos amigos, la introducción al post de hoy]

Pues mira, es muy fácil, sólo necesitamos un tornillo medianamente grande, un cuchillo, un destornillador, unas tijeras/alicates para hacer palanca (porque es normal que en una casa no haya sacacorchos, pero ¿en qué casa no hay un tornillo medianamente grande, un destornillador y unas tijeras?). Atornillamos el tornillo en el corcho (pero no del todo), y con las tijeras entre el corch y la base del tornillo hacemos palanca sobre el borde de la botella, y sale poco a poco; cuando ya no podemos hacer más palanca, recortamos con el cuchillo la parte de corcho que sí ha salido y atornillamos un poco más, volvemos a hacer palanca y así sucesivamente hasta que sacamos todo el corcho. Después del meneo y el magreo que le hemos pegado al Lambrusco eso ya no está frío, así que otro rato al frigorífico y después ya estará listo para tomar.

[Y hasta aquí nuestro programa de ebriomanía de hoy].

Bueno, además de destrozar tapones de corcho hemos hecho más cosas, como charlar o ver "127 horas": en los diez primeros minutos un tío haciendo escalada se cae por el Gran Cañón y se le queda una mano atrapada entre una roca y el acantilado, y se tira así casi toda la película, con ese resumen parece que va a ser un tostón infumable... pero no lo es; eso sí, después como no íbamos a acostarnos deirectamente después del peliculón, nos puismos unos monólogos del youtube y nos quedamos tan anchos.

Después de almorzar hoy tortilla (no sé si lo he dicho alguna vez, pero se me llena la boca con la palabra "almorzar") y arroz chino (porque además de sacar corchos, también sé hacer tortillas, soy mejor que el 3 en 1) estuvimos planeando más viajes y mejorando el mundo y luego me fui a Crailsheim a tomarme una birrilla, un kebab y para casa. Y ahora me prepararé una clase que me queda para mañana y al sobre.

Aaaaaaaaadios.

viernes, 18 de febrero de 2011

Entrada en tiempo real - Elternabend

El otro día durante la Elternabend (el día que vienen los padres a hablar con los profes después de la entrega de notas) escribí una entrada en tres tiempos en tiempo real, pero no la publiqué. Y eso ¿por qué? pues porque estaba en el cole y no tenía ganas de que me vieran leyendo blogs en horas de trabajo, así que la escribí como un email y me lo mandé a mí mismo (porque entre leer blogs en horas de trabajo y estar dos horas escribiendo un email hay una gran diferencia, jeje). La primera parte fue esta:

Pues aquí estoy en el colegio, escribiendo una entrada como si fuera un correo, para que la gente no sepa lo que hago. Mientras espero las visitas de los padres, que no tienen otra hora mejor para venir a verme que las ocho de la tarde, y Antoñito mientras, espera (sin fumar, que no soy Sara Montiel). Menudo diíta que llevo. Desde las ocho de la mañana en el colegio, y hasta las ocho y media por lo menos no me voy de aquí; con un único descanso para ir a hacer la compra (si es que a eso se le puede llamar descansar).
Normalmente los miércoles tengo dos clases, descanso de dos horas y luego cuatro clases del tirón... hoy me han rellenado ese hueco con otra clase doble, os podéis imaginar lo animado que estoy.
Después empezó a llegar gente a la sala de profesores y lo dejé. Pero yo seguía esperando y esperando, y cuando se volvió a vaciar la sala de profesores, seguí con la entrada (hay que ver lo malo que es el aburrimiento).
Y aqui sigo una hora después, delante del ordenador. Me da que hoy cuando llegue a mi casa no voy a encender el portátil, porque estoy ya un poquito hasta las narices, sólo quiero acostarme y punto, pero también tengo que preparar clases, y ¿por qué no las preparo aqui? os preguntaréis, pues porque tampoco tengo ganas de nada, pero en fin, la vida es dura, y mañana, encima me toca clase con mis dos "clases favoritas" que si por mí fuera, me ponía malo y punto, y que les dieran mucho por culo, pero claro, es lo que tiene ser un profesional como la copa de un pino, que no puedo hacer eso.

Bueno, pues nada más, aqui sigo viendo las horas pasar, y ahora me voy a poner a preparar cosillas, que para eso es la pausa (que aquí hasta las Elternabend tienen pausa).
Y media hora después de la pausa, por fín, me tocó hablar con los padres. Y después, ya en mi casa y después de habalr con mis padres escribí la tercera parte de la entrada.

Y por fin se acabó la tarde de padres. Después de cinco horas esperando, recibí a tres padres (uno más de los que se habían apuntado) en menos de quince minutos. Lo bueno: ya me he "enfrentado" a padres como profe (y fue bastante bien). Lo no tan bueno: las cinco horas de espera. Lo mejor: Entrada del blog en tres partes en tiempo real (al estilo twitter), sólo la escritura, no la publicación (NO al estilo twitter).

Después de la Elternabend, nos fuímos a comprar cosas que necesitan frío (carne y cosas de esas) y luego pa casita, a hablar con mis padres, cenar y preparar clases. Y sí, ya estoy más descansado del fin de semana, así que este finde tampoco me quedo encerrado en casa cual ermitaño en busca de la felicidad interior, sino que saldré a buscar la felicidad exterior (pero con mdoeración, que no pesan los kilos, pesan los años).

Aaaaaaaaadios.

lunes, 14 de febrero de 2011

Heidelberg

Aún a riesgo de parecer monotemático (algo que ya le ha ocurrido a este blog en otras ocasiones) hoy vengo a hablaros de la excursión de este fin de semana a Heidelberg... pero como todavía estoy muy reventado seré breve.

Después de tres horas en tren desde Crailsheim llegamos a Heidelberg a eso de las ocho de la tarde, nos juntamos con algunos amigos de Aitor y nos pusimos a cenar. Una de las cosas más improtantes de Heidelberg es que es uan ciudad universitaria, algo así como la versión alemana de Granada Salamanca. Y eso ¿qué implica? Pues para que os hagáis una idea, sólo os diré ue después de cienar, nos fuimos a un sitio que se llama "Bier -Brezel" os podéis imaginar qué se sirve en ese lugar... y qué fue lo que tomamos nosotros, hasta que a nuestro cuerpo dijo "Basta" y nos fuimos a dormir (os recuerdo que los viernes me lavanto a las seis para trabajar).

Aunque trabajar, lo que se dice trabajar, fue lo que hicimos el sábado por la mañana. Resulta que un amigo de Aitor se mudaba, así que allí que nos plantamos, a ayudarle a mover muebles. Una cosa que a los españoles nos resulta muy curiosa de Alemania, es que ha pesar de esa tecnología y ese adelanto de producción que tienen, a nadie se le ha encendido la bombilla y ha dicho "oye, si ponemos ascensores en los edificios, la vida es más cómoda y mejor". Así que allí nos tenías el sábado a cuatro españoles y un argentino mueble p'arriba, mueble p'abajo por todo Heidelberg, y eso por no hablar de los viajes a lo clandestino en la furgoneta (bastante intresantes, todo sea dicho).

En fín, por la tarde, Aitor y yo nos fuímos por ahí de turisteo, que no sólo de trabajo vive el hombre y no me iba a ir de Heidelberg sin visitar la ciudad. La verdad es que me gustó un montón, pero el castillo lo podían haber puesto un poquito más abajo, y lo mejor del castillo... bueno, cuando vengáis a verme, ya os lo enseñaré. Después de ver el castillo y rendirle honores a Goethe, como se puso a llover, decidimos ponernos a buen recauso, y ¿dónde mejor que en in irlandés alrededor de una Kilkenny's? (Inciso: menos mal que vivo en Alemania y no en Irlanda, porque si no ya se me habría reventado el hígado). Así que allí estuvimos viendo el Escocia-Gales del Seis Naciones. Ya sé que todavía queda un mes para San Patricio, pero como no sé donde estaré el 17 de marzo este año, yo por si acaso ya lo celebré dando buena pinta de las Kilkennys.

Con la alegría del partido (y lo que no es el partido) en el cuerpo nos fuimos a recoger a los amigos de Aitor y a cenar por ahí. Y con la cena ya no bebimos más Kilkennys... porque nos pasamos a las Heffeweizen (si es que la cabra siempre tira al monte). Y por supuesto, como no puede ser de otra manera, ya que estábamos en Heidelberg, pues nos fuimos por ahí de parranda (porque ¿para qué son si no las ciudades universitarias?). La noche la acabamos en un kebab y de ahí a un autobús nocturno (un bus-cama) que no dió más vueltas porque no hay más sitio en todo Baden Württemberg, nos dió tiempo de echarnos una siesta y todo antes de llegar a la casa.

Ya al día siguiente y después de dormir toda la mañana, hicimos lo que hay que hacer para despdirse de una ciudad en condiciones: nos fuimos a comer y al cafelito de después y, por supuesto, una visita, no es una visita conmigo, si no incluye al menos una carrera al tren.

Y ya luego, cuando llegué a mi casa que sólo quería acostarme y morirme de lo cansado que estaba, me puse a leer el email, a hablar con la gente por skype y a las once de la noche a preparme las clases de hoy.

En resumen, que me lo he pasado muy bien, y que (por ahora) no tengo planes para el fin de semana que viene. ¿Se apunta alguien a cualquier cosa?

domingo, 6 de febrero de 2011

Deformación de Crailsheim

Pues siguiendo la estela que ya comenzamos hace un par de semanas, este finde hemos estado de deformación otra vez. Después de hacer varias gestiones en Öhringen, de las que hablaré otro día, y de llevar la compra a mi casa, puse rumbo a Crailsheim (el pueblo de Paula, para quienes acabéis de llegar), y claro como fui el primero en llegar y ya soy un veterano en el pueblo, pues ya me fui directo para su casa y allí que estaba ella esperándome con una cervecita en cada mano (hay quien dice que la confianza da asco... es mentira, la confianza, me encanta). Al cabo del rato, volvimos a la estación a recoger a Aitor y Sonia, vuelta a casa de Paula a soltar las cosas y terminar las cervezas y salimos a investigar el pueblo (aunque yo ya lo tengo más que investigado... o eso creía hasta este finde).

Nuestra intención era entrar en el bar berlinés de Crailsheim, pero como había concierto, estaba llenísimo, así que nos fuimos al San Remo, un restaurante italiano, pero esta vez no me hice amigo de la camarera, de todas formas nos invitó a un chupito de nosequé con nosecuánto de mandarina, que es lo importante. Por supuesto, con la comida cayeron otro par más de cervezas.

Descartada la idea del berlinés, y como somos de piñón fijo, una visita a Crailsheim no podía acabar sin pasar por el irlandés. Y, contra todo pronóstico, no nos tomamons ninguna Heffeweizen... porque nos tomamos una jarra de Kilkennis y otra de Guiness. En ese estado y después de que un DJ sordo nos echara, nos plantamos en la sala de fumadores del irlandés (que también es la sala de juegos) y allí que estuvimos jugando al futbolín y a los dardos y dándole por saco al camarero para que nos sacara las pelotas que siempre se nos quedaban dentro... las pelotas del futbolín, se entiende.

Después de que acosaran un rato a Paula y un friki intentara ligar con ella, y antes de que ella le dijera "Contigo no bicho", decidimos irnos al Kantine 26. No sé si ya he hablado del sitio por aquí, pero para que os hagáis una idea sólo diré que llegó un momento en el que estábamos dándolo todo bailando a los Back Street Boys (¿Merecemos morir por ello? Espero que no, pero ¿quién puede asegurarlo?). Después de comprobar lo largas que pueden llegar a ser algunas canciones como la anteriormente mencionada o la de Umbrella ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela ela.......... decidimos volver ya a casita.

Cada comida tiene su sobremesa... y cada salida pues también. Al llegar a casa, nos apoltronamos en los sofás de la entrada, con una birrita cada uno, y allí nos dieron las cinco de la mañana. Como a más de uno (en especial al que escribe) se le estaban cayendo los párpados, decidimos inaugurar los sobres y darnos las buenas noches (una pena que al final no jugásemos al Jägeruno... lo dejaremos para la próxima).

Y esta mañana estaba prevista una vista a Ansbach, pero con el día tan bueno que ha hecho (sol espléndido, temperaturas por encima de cero grados, y casi de cinco, diría yo) y después de un desayuno de campeones resacosos, hemos decidio pasear por Crailsheim, porque nosotros lo valemos.

Hemos buscado una terracita para tomarnos unas birritas o unos cafés al sol cual guiris en la Corredera, pero se ve que el domingo es el día del señor y las terrazas están cerradas; así que nos hemos tenido que conformar con degustación cervecil en la cafetería del frente de juventudes y luego un paseíto para que nos diera el sol y comida en el kebab.

Y poco más que contar. Porque hay cosas que no hay que contarlas, hay que vivirlas; así que ¿quién se apunta a vivir mi mudanza en vivo y en directo cuando se produzca? :-)

viernes, 4 de febrero de 2011

R.I.P.

* 30 de septiembre de 2002
+ 4 de febrero de 2011

Fue bonito mientras duró, pero ya se ha acabado. En septiembre de 2002 descubría el maravilloso mundo del correo electrónico (con ese mundo extraño por aquel entonces llamado "internet" ya había tenido mis encuentros esporádicos antes). Por supuesto, como casi todo el mundo (si no todo) de esa época, de mi generación (y un par por encima y por debajo) en España me hice una cuenta de hotmail.

Por un amigo friki (que se casa en octubre) descubrí gmail, y auqnue me hice una cuenta, no le hice ni caso durante un par de añitos... hasta que vi que hotmail era lo peor del mundo. Cuando intentaron mejorar, aumentar su capaicadad y poner nuevas aplicaciones para ir más rápido, ya era tarde, ya era un fiel seguidor de gmail. Sin embargo, estuve manteniendo las dos cuentas (y la de la Unversidad) por motivos sentimentales y por el messenger. Hasta que me dí cuenta de que le messenger llevo sin usarlo prácticamente cuatro años y de que desde la cuenta de hotmail no paro de mandar spam. Así que mientras escribo estas líneas he desactivado el perfil y he intentado desactivar la cuenta; digo intentado desactivar, porque durante un tiempo indeterminado (antes eran 30 días, no sé si sigue igual) seguirá activa y si no me meto, ya se desactiva ella solita.

Oficialmente mi cuenta de hotmail ha muerto hoy 4 de febrero de 2011, con ocho años, cuatro meses y cinco días de edad, con 1869 mensajes en la badeja de entrada que se perderán como lágrimas en la lluvia, y con dos testigos de excepción desde Córdoba y Montreal.

Para escribirme aquí me tenéis (y en gmail, y en facebook, y en tuenti (triste, pero verdad), y en skype, y en twitter...)

jueves, 3 de febrero de 2011

Semana rara

Lo bueno del finde brenziano, es que fue genial. Lo malo es que acabó.

Y claro, cuando uno se lo pasa tan bien, pues luego volver a la realidad es duro... y mucho. Como cuando uno se va de erasmus (por ejemplo a Berlín, Lincoln, Marsella, Kesçkemet o a cualquier otro lado) o de estancia de la tesis (por ejemplo a Davis, Montreal o a cualquier otro lado) o sale de fiesta el fin de semana (por ejemplo... vale, esto último no es una comparación, es exactamente lo que hicimos). Y después de todo eso está la depresión post-ereasmus, la depresión post-estancia, la depresión post-auxiliardeconversación, la resaca...

Pues eso, que esta semana empezó regular, con los ánimos por los suelos y que no me aguantaba ni yo mismo (así que imaginaros aguantar a mis adorables "perlitas" del insituto). Y de repente el miércoles yo no sé lo que pasó que me empecé a animar y las clases me empezaron a salir redondas, hasta los de inglés se comportaron... y uno de ellos se aprendió una frase en español para decírmela: "usted está uno buen maestro". Sí, ya sé que es un churro de frase, y que lo hizo para hacerme la pelota... pero oye, que uno no es de piedra y cuando le dicen eso se pone tontorrón (por dentro, eso sí, que por fuera seguí muy serio y muy profesional). Además me llegaron los libros gratis que pedí (y que hablando con Mercedes por lo visto son mejores todavía de lo que yo pensaba) y concerté una cita para ver un piso mañana, relativamente barato (vale, no es barato, pero tampoco es una locura de alquiler, con eso ya me conformo releyendo la primera entrada que escribí sobre un piso, el de mañana es el más barato de todos los que he visto). Así que se puede decir que la semana ha ido mejorando poco a poco. (Y también el lunes compré tónica, que a lo mejor os parece algo insignificante, pero eso es porque no tenéis ardores día sí y día también)

Ah, y además, gracias a Jose Alberto (cuyos blogs están ahí a la izquierda derecha) he redescubierto un blog con el que ayer estuve riéndome a más no poder: Hyperbole and a half, advierto está en inglés, pero es un inglés muy sencillito (porque la autora "tiene seis años" y el lenguaje de los niños, como todo el mundo sabe, es muy sencillo), y además tiene dibujitos que son bastante explicativos. Echadle un vistazo cuando tengáis tiempo (ésta es la entrada que leí ayer y con la que no podía parar de reirme a carcajadas).

Besos