jueves, 29 de diciembre de 2011

Jodío

No me ha pasado nada malo, no estoy gravemente enfermo, no me he roto un brazo, no me han despedido (aunque lo harán el 31 de julio), no se me ha muerto nadie y por si algún despistado no lo había pillado todavía, lo de ayer del churumbel no fue más que una simple inocentada (en serio, hubo por lo menos tres que picaron).

Aún así hoy tengo el día quejica, y sí, puedo decir que estoy jodío. A pesar de haberme reído ayer casi más que en todas las vacaciones, a pesar de haber comido flamenquines (por la mañana y por la noche), a pesar de haberme metido cinco vargas entre pecho y espalda (a lo largo de todo el día, no del tirón), a pesar de haber descubierto a Benito Pérez Galdós, a pesar de todo eso me quejo.

Me picaba la lengua (y creo que se me está extendiendo al resto de la boca), ahora ya me pica menos, pero me duele más (al hablar, al comer, al simple contacto con los dientes). Así que esta mañana he ido a la farmacia y me han dado un locutorio colutorio para las úlceras bucales (si no tenía bastante con mis problemas de estómago ahora se me ha subido a la boca). Con deciros que se me ha quitado hasta el apetito, creo que os hacéis una idea.

Además anteayer descubrí la oferta de empleo público de Andalucía para este año y no hay ni una sola plaza para alemán, ni en Secundaria ni en EOI. De Español para Extranjeros ni se plantea. Y en el resto de Comunidades Autónomas imagino que la oferta será muy similar. Ahora la pregunta viene ¿qué hago con mi vida a partir de julio? No es que tuviera esperanzas reales de sacarme la plaza, pero es que ya no tengo ni siquiera la posibilidad de intentarlo en alemán. Sí, ahí están inglés en EOI y en Secundaria y Lengua en Secundaria, pero todavía tengo que hacerme a la idea antes de aceptarlo.

Por lo menos ahora tengo más seguidores en Twitter.

PD: Otro día hablaré de los alemanes que cobran 400 €, de los minitrabajos, de que cada uno cuenta la feria como le ha ido, de lo que nos cuentan y de lo que escuchamos. Pero ahora mismo no tengo ganas de nada.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Voy a ser papá

Voy a tener un bebé, pero tranquilos, ni lo llamaré Lucifer, ni lo vestiré de mujer (si él quiere hacerlo de mayor, yo ahí ya no me meto). Y es que, amigos míos, el reloj biológico no se anda con tonterías, y sólo era cuestión de tiempo traerle un compañero de juegos a Pablete y a Angelilla.

Es cierto, que no es algo que estuviera planeado, y que (como bien sabéis quienes me concéis más allá del blog) ni siquera tengo novia formal. Pero creo que a estas alturas de la película no hace falta explicar cómo se hacen los niños, y es una verdad universalmente reconocida que no hace falta una pareja estable, sino que con quince minutos, un calentón de tamaño medio y una inconsciencia de tamaño monumental es más que suficiente.

Quienes me habéis visto en (in)acción en las discotecas sabéis que soy un tímido patológico. Que eso de ponerme a pico y pala con una completa desconocida es algo que ocurre cada siete años bisiestos que acaban en número impar, así que ya de tener éxito, mejor ni hablamos. Evidentemente, conozco a la madre del futuro peque de antes, de mucho antes.

Es una chica de mi clase de la Universidad. La verdad es que durante los cinco años que estudiamos juntos nos llevábamos superbien, y era una de las personas con las que más me juntaba. Al acabar la carrera nos fuimos distanciando, se fue de Córdoba y yo también, y ahora cuando vuelvo a Córdoba apenas nos vemos, porque si quedo con gente de la carrera, quedo con otra gente. Pero claro, el facebook nos mantiene al día y seguimos en contacto. Aprovechando las vacaciones de navidad y que los dos estamos ahora mismo en Córdoba ayer quedamos de nuevo y me lo contó.

Ella es suiza (de padres españoles, pero criada en Suiza y que volvió a España con 16 años), así que allí viven sus hermanas. Hará un par de meses, estaba ella vistando a su familia, y como Basilea queda muy cerca de donde yo vivo y nunca he estado, pues fui a visitarla un fin de semana. Con las coñas y el alcohol pasó lo que tenía que pasar y acabamos por resolver esa tensión sexual no resuelta que hay siempre en las clases de filología.

Así que ahora dentro de unos meses, el pequeño afra crecerá del tirón (aunque creedme que cuando me he enterado me han caído encima una pila de años de golpe) y habrá otro pequeño miniafra correteando por el mundo. Os pongo aquí una ecografía. Ya sé que es absurdo, pero creo que tiene mis ojos (menos mal que no tiene mi nariz). Para ver la eco, pinchad aquí.

martes, 27 de diciembre de 2011

¿A qué fuiste a Graná?

A ná.

Pues eso mismo me ha pasado esta mañana. El primer día no festivo de vacaciones, el primer día en que me puedo sentir privilegiado por tener un trabajo en el que todos los días entre el 23 y el 8 son vacaciones, voy y lo celebro levantándome a las ocho de la mañana para renovarme el DNI. Hay quien sabiamente dice que quien no tiene cabeza tiene que tener pies, y algo así me ha pasado. Entre las múltiples cosas que me he dejado en Alemania (la primera y última vez que hago una maleta sin haber hecho antes una lista de lo que me tengo llevar) están las fotos carnet; así que justo antes de ir a la comisaría, ha tocado una parada técnica en un fotomatón. (Nota: No vuelvo a echarme fotos carnet recién pelado, salgo con cabeza huevo), por lo menos en estas fotos salgo mejor que en las que me he dejado en Alemania (claro que tampoco es muy difícil), aún así confirmo ese gran grupo de facebook que se llama "Nadie es tan feo como en su DNI ni tan guapo como en su foto de perfil".

Bueno, pues como sobre las diez y poco ya estaba listo con mi nuevo DNI y toda la vida por delante, decidí aprovechar la mañana: comprarme un billete de autobús para subir al norte, visitar una exposición sobre la vida diaria del imperio romano (o eso creo, porque se llama "Romanorum Vita"), buscar libros para regalar por Reyes, buscarme libros de didáctica o de actividades para hacer con mis alumnos o para las oposiciones, y comprarle un diccionario de alemán a mi hermana (que para alguien a quien convenzo de que el alemán es guay, tendré que animarla).

Pues bien. En una de las mejores librerías de Córdoba la sección de idiomas deja mucho que desear, no he encontrado ningún diccionario de alemán (en realidad de ningún idioma, excepto español) en condiciones y sólo he encontrado un libro que me ha interesado y que he estado a punto de comprarme: Cocina tradicional andaluza. Pero cuando lo tenía en las manos y me he puesto a hojearlo, primero se me ha hecho la boca agua, y después he recordado que en Öhringen no tengo jureles, boquerones, calamares, solomillo ni jamón. Así que he suspirado y lo he devuelto a la estantería.

He ido a ver la exposición, y "oh tristeza, oh dolor, oh campos de soledad, mustios collados" resulta que abren a las 12:30 para cerrar a las 14:00. Vale que no pido que la abran a las ocho de la mañana que no va a ir ni Pirri, pero ¡¡¡¡¡a las 12:30!!!!! Señores, que tengo cosas más importantes que hacer (quizá no más interesantes, pero sí más importantes). A lo mejor es que ya estoy demasiado alemanizado y empiezo a considerar que la tarde empieza a las 12:00. Vamos que creo que las diez de la mañana (o incluso las 10:30) no es mala hora para abrir la exposición.

Inmediatamente después: el segundo momento "tranquilito y sin prisas que ya no estás en Alemania". De la no-exposición he ido a la estación de autobuses, he esperado pacientemente a que un señor comprase su billete y cuando he llegado a la ventanilla y la señora ha visto que no quería un billete de salida inmediata, sino para otro día, me ha dicho "Espera veinte minutos a que abra que ahora estoy muy agobiada". Eso eran las 11:10 de la mañana. Con un cálculo rápido se deduce que abren la ventanilla de venta de billetes a las ¡¡¡¡¡¡¡11:30 de la mañana!!!!!! Definitivamente lo compro por internet.

Después de no comprar el billete de autobús he decidido ir al Corte Inglés, que si todo el mundo compra allí los libros será por algo. Pues sí, es porque nadie compra libros de idiomas. Si en Beta la sección de idiomas era descorazonadora, en el Corte Inglés por poco me he echado a llorar. La sección de idiomas son cuatro baldas de una estantería. Una estantería relativamente profunda. Tan profunda que en cada balda hay dos filas de libros, pero los libros de detrás no son los mismos que los de delante, así que la única forma de verlos es sacar los de delante y, si los de detrás no son lo que buscas, volver a colocarlos en su sitio. Así no hay quien compre un libro. Definitivamente, el Corte Inglés apoya a las librerías de barrio. Por lo menos sí que he encontrado un diccionario de alemán para mi hermana (después de buscar y rebuscar), pero no era el que buscaba.

En esas estaba, intentado descifrar la lógica del Corte Inglés para ordenar los libros en las estanterías - desde luego por orden alfabético no es (ni por título, ni por autor) - y cuando estaba comprobando si los ordenan por el color de la portada, por la cantidad de páginas o por el número del ISBN, me llamó mi madre al móvil (habíamos quedado en que me llamaba para ir a comprar por el centro) y justo cuando voy a cogérselo va la batería y se acaba. Así que nada, vuelta para casa a corregir y escribir en el blog.

Como ya me conocéis, sabéis que todavía no he corregido.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

Podría hablar del portátil desde el que escribo esta entrada, mi nuevo portátil viejo; nuevo porque lo compré el otro día (ese difuso periodo de tiempo comprendido entre ayer y hace cinco años) y viejo porque lo compré de segunda mano (cada vez soy más fan de la segunda mano, y encima ahora está de moda entre los urbanitas alemanes). Un portátil en el que para escribir ß, ü, ö, ä sólo necesito pulsar una tecla, pero para escribir ñ ¿ ¡ tengo que pulsar 7 teclas (para cada carácter). Pero no, no voy a hablar de eso.

Podría hablar de que ya estoy de vacaciones, que ayer fue el último día de clase (con examen a la última hora), y después de eso tuvimos un claustro de dos horas para no llegar a ninguna conclusión, y después del claustro fue la cena de navidad, donde me lo pasé muy bien, pero acabé harto de hablar alemán, con la cabeza embotada y agotadísimo. Pero acabó mucho antes que la del año pasado. Ayer me fui a las 20:30, y ya quedaban muy pocos, el año pasado me fui a las 23:30 y fui de los primeros en irme. Pero tampoco voy a hablar de eso.

Podría contaros que esta mañana me he levantado a las siete de la mañana para ir al Gottesdienst (¡¡¡¡¡¡¡ni que fuera mi abuela!!!!!) porque tocaban todos mis alumnos. Aunque más que misa, eso ha sido un concierto. Para empezar las únicas palabras de la pastora (no pastora de cabras, sino pastora como sinónimo de sacerdotisa) han sido al final para decirnos "Feliz Navidad, id con Dios" (nunca mejor dicho), lo único que hemos hecho ha sido ver cantar a casi todo el colegio y una coreografía que yo no sabía ya si estaba en una iglesia o en un concierto de los 40 principales (vale, no ha sido tanto como esto, pero casi). Pero no, tampoco voy a contaros eso.

Podría deciros que el martes por fin nevó en condiciones y cuajó; pero fue sólo para que yo no pudiera decir que me voy a casa en Navidad sin haber visto nevar este año, porque por la tarde subieron un poco las temperaturas y llovió, con lo que al día siguiente ya no quedaba nada. Pero tampoco voy a hablaros de esto.

Podría comentaros mi opinión sobre los nuevos ministros, pero creo que no es de recibo hacerlo sin haberles dado tiempo para actuar. Así que tampoco voy a hablaros de eso. Podría comentaros que me ha tocado un buen pellizco en el Gordo, pero como no he comprado ningún décimo pues es evidente que no me ha tocado ni siquiera a devolver.

Así que ya sé de qué voy a hablaros hoy. Hoy voy a hablaros de mañana. Mañana cojo un tren sobre las diez de la mañana, en ese tren (en otro tren diferente en realidad) llegaré a Frankfurt, de allí a Madrid, estoy en Madrid un rato (más largo o más corto, depende de lo que se retrase el avión de Lufthansa), y de allí me cojo un bus a casita. Pero no creáis que voy a estar ocioso todas las navidades, que me llevo un buena lista de cosas por hacer:

- Corregir 51 exámenes.
- Preparar 5 exámenes más para la vuelta.
- Renovarme el DNI.
- Rascarme la barriga cada día por lo menos diez minutos con cada mano (incluyendo los festivos).
- Irme de fiesta con los amigos.
- Comidas varias con amigos y familia.
- Jugar con mis sobrinos.
- Reírme con conversaciones absurdas todo lo que no me puedo reír aquí (mirad que intento enseñarles, pero aquí no son muy dados a tener conversaciones absurdas).
- Subir al norte para no perder la costumbre de viajar (ya sabéis que con "norte" me refiero a todo lo que hay más allá del paralelo 39).
- No engordar (más de cinco kilos).
- Comerme una zapatilla mañana en Madrid (lo que no va ayudar mucho al punto anterior).
- No preocuparme por ver qué voy a comer cada día.
- Cocinar sólo cuando me pidan ayudan (o cuando necesiten mi ayuda aunque no me la pidan).
- Ir al cine.

¿Creéis que seré capaz de hacer todo esto?

lunes, 12 de diciembre de 2011

Si todo va bien, esta entrada se publicará el lunes a mediodía (con fecha del lunes a mediodía). A pesar de estar escribiéndola ahora, domingo por la noche. Es simplemente una prueba. Estoy evolucionando como bloguero.

Este fin de semana tenía pensado ir al famosísimo Mercado de Navidad de Rothenburg ob der Tauber. No ha sido posible. Pero tampoco ha sido un drama. El viernes fue un viernes de manta, sofá y peli. Pero sin manta. Ni sofá. Y con lluvia, mucha lluvia. No fue un viernes de MSP por nada en especial. Sino simplemente porque fue viernes y sólo tenía ganas de no hacer nada. Es más, de no ser por los vídeos relacionados del youtube, habría sido un viernes de siesta interminable. Pero tuvo algo bueno. Por fín vi "Malditos bastardos" (que me la compré hace dos semanas). En versión original, por supuesto. Y digo "versión original" y no "inglés", porque la versión original es en inglés, francés y alemán. No sé cómo lo habrán hecho para doblarla al español, pero viendo cómo doblaron "Una casa de locos" prefiero no saberlo.

El sábado me desperté despertaron relativamente temprano (a las diez de la mañana) y me puse a reparar mi cama (además de cocinero soy carpintero en mis ratos libres, una joyita, vamos... y encima estoy de oferta :-P ). Todo esto antes de que llegaran mis invitadas (Paloma y las dos Cristinas). Con la intención de ir a Rothenburg ob der Tauber. Pero la huelga de transoporte público de la KVV se cruzó en nuestro camino. Así que Cristina V. llegó una hora más tarde de lo previsto, y como las conexiones entre ciudades de BaWü no son precisamente como en el centro de Berlín, pues perdimos la oportunidad de ir a Rothenburg y tardar menos de cuatro horas para volver a casa. Así que hicimos lo que mejor se nos da a los españoles: ser espontáneos. Cambiamos de planes sobre la marcha (un alemán habría tenido un cortocircuito mental antes de cambiar planes sobre la marcha... bueno, y también habría planeado con tres semanas de antelación todas las posibles conexiones y posibilidades y las habría apuntado en su agenda. A veces pienso que los españoles somos espontáneos por necesidad).
Decidimos comer en el mercado de Öhringen y después irnos al mercado Weihnachtsmarkt de Bad Wimpfen. Ya estuve el año pasado, pero este año ha sido totalmente diferente. El año pasado estuvimos de día y nos fuimos después de comer, y este año llegamos después de comer y lo vimos un poco cuando todavía era de día y sobre todo por la noche. Además, algunos subimos a la torre, desde la que se ve todo el pueblo y alrededores y está chulísimo. Pero como la neurona no me da para acordarme de respirar y de coger la cámara, pues no hay fotos (¡Qué tiempos aquellos en las que podía hacer más de 100 fotos en un sólo día!).
Y casualidades de la vida, allí mismo, bajando las escaleras de la torre justo detrás de nosotros, estaba una profe nueva del instituto con sus padres. Si es que ya estoy hecho todo un alemán, que hago lo mismo que ellos en Adviento... excepto por lo de decorar la casa, encender una vela cada domingo hasta Nochebuena, ponerme a tocar instrumentos por la calle, decir que ningún año el tiempo ha sido tan malo (por exceso de frío o de calor) como éste y hacer galletas caseras como si no hubiera un mañana (bueno, en esto último sí que nos parecemos un poco).
Y ya por la noche, Paloma y nuestra Cristina volvimos a mi casa en plan base de operaciones. Volvimos para descubrir que estábamos más ringaítos de lo que pensábamos (sé que la palabra "ringado" no existe, así que la escribo como suena, y significa MUY cansado). De hecho, Cris se quedó dormida en el sillón y todo. Bueno, para eso y para ver el Madrid-Barça. Pero como resulta que la TV3 internacional no lo emitía, al final acabamos viendo el Supertalent.

El domingo por la mañana me desperté antes de que sonara el despertador y decidí ponerme a trabajar. Así que me puse a escribir el texto que van a escuchar mis alunos en el examen del viernes. Es un diálogo a tres que Cris, Paloma y yo grabamos justo después de comer (a lo mejor lo cuelgo después de haber hecho los exámenes).
Y después de dejarlas en al estación, pues simplemente me volví a casa para seguir preparando clases y trabajando. Pero claro. Si te encanta cocinar y tienes masa del día anterior, pues lo normal es ponerte a hacer pan. Y mientras se hace el pan, para no aburrirte pues lo normal es ponerse a ver los vídeos del youtube y también es el mejor momento para ponerse a limpiar a mano los paños de la cocina, como todo el mundo sabe.
Ah, y otra cosa que hice: tuitear. En el twitter encontré por casualidad un artículo que a más de uno de vosotros que me leéis se os agarrará al pecho y os hará tener la sensación de estar mirándoos en el espejo: Emigrantes otra vez.
El caso, que en el momento de escribir esta entrada, sólo tengo medio preparada una de las clases de mañana.

Ea, pues sed felices.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Jam Weihnachtssession

Antes de que se me olvide. Cada día lo flipo más por la forma en que la gente llega a este humilde blog; es cierto que ya hace tiempo que no llegan mexicanos buscando imágenes de la medusa (en serio, hubo un tiempo en que llegué a pensar que "medusa" en México tenía un significado desconocido en España), pero hay gente que llega buscando cosas como "competencias nocionales" (¡Cómo si yo tuviera la más mínima noción de algo!). Un día descubrí que hay un enlace al blog en un página de barcos holandeses y rusas que se anuncian para casarse con europeos (surrealista total). Hoy he descubierto dos enlaces algo más lógicos. Uno ya me lo esperaba, y es el de recetín (recetas de cocina para niños), me lo esperaba porque el autor es amigo del facebook y estudiamos juntos en el colegio. Pero el que me ha dejado con la boca abierta no, lo siguiente ha sido éste.

Y ahora, a lo que iba.

¿Sabéis lo que es una jam session (léase llém séshon)? Pues básicamente una serie de músicos independientes que quedan para improvisar todos juntos. Pues eso es lo que ha sido este finde.

Por segundo viernes consecutivo me fui correindo del instituto para hacer pan relleno y bizcocho que me venían visitas, y ¡¡menuda visita!! Venidos (casi) directamente desde Barcelona (pasando previamente por Tübingen) llegaron ni más ni menos que Aitor y Mariana. Llegaron sobre las seis, soltaron las cosas, comimos (esa comida que es almuerzo-merienda-cena que es LA COMIDA que hacen los alemanes y que según mi madre es la causa de que yo esté en constante expansión como el universo) e hicimos la visita obligada al Weihnachtsmarkt de Öhringen (como estaba lloviendo no tenía sentido ir más lejos), después de estar un rato viendo instrumentos musicales, visillos y adornitos de navidad (que no todo es salchichas y vino) acabamos acercándonos al puesto de la comida y pidiéndo unos Glühwein y un Kinderpunsch (zumo de manzana caliente) y he de admitir que el Kinderpunsch está más bueno que el Glühwein (en serio, mejor que deje de probar cosas en los mercadillos de navidad que a este paso voy a acabar admitiendo que el Glühwein es peor incluso que la lejía). Pues ya estábamos en esas, devolviéndo una taza para que nos dieran nuestros dos euros de fianza cuando oigo de repente "¡¡Rísquez, Rísquez!!". Resulta que eran tres profes del colegio con el conserje que estaban alli tomándose unos Glühweine, así que después de las presentaciones pertinentes y de criticar un poco nuestra patria chica de adopción, nos fuimos al pub (lo de EL pub es literal, porque hay uno en todo Öhringen). Los dos profesores y el conserje se pidieron una caipirinha (sí, caipirinhas a las ocho de la tarde), la profesora se pidió una coca cola light, Mariana se pidió un chocolate caliente y yo opté por el punto medio y me pedí una cerveza. Cuando se acabó la ronda y los profesores ya estaban viendo si se pedían otra caipirinha o pasaban a algo más fuerte, los españoles decidimos que nos retirábamos en la cumbre de nuestra carrera.

Al día siguiente sin necesidad de madrugar en exceso pusimos rumbo a Ulm, donde nos encontramos con Lukas y Aga (su mujer), con Marta, Javi y Pablito, y con Inga y Clara (dos amigas de Tübingen de Aitor y Mariana). ¡Qué alegría de volver a ver a la gente! No os voy a hablar del frío y el viento que hacía, no os voy a contar lo impresionante que es la catedral de Ulm, ni siquiera os voy a enseñar mi nueva taza para la colección y no voy a deciros que comí carne y carne hasta que casi me salió por las orejas (acompañado por Aitor, por supuesto). Pero sí quiero deciros que cada vez que veo a la familia Victorero se me acaban recargando las pilas, y que cada vez que juego con Pablito o que simplemente lo cojo de la mano para ir por la calle, me acuerdo del Pablito y la Angelilla que me esperan en Córdoba y que cada vez tengo más ganas de que pasen estas tres semanas. Y antes de ponerme sentiemental, sigo con lo que estaba. Después de comer y dar una vuelta, Marta, Javi y Pablo se volvieron a casa, los demás nos fuimos al mercado de navidad y a tomarnos el último Glühwein de la temporada (por lo manos de este fin de semana). Estuvimos viendo el mercado, cantando villancicos, perdiédonos y reencontrándonos al ritmo de "Los peces en el río", viendo el sacudidor de colchones de don Pantuflo Zapatilla, etc. y al final (caundo se fueron Lukas y Aga) decidimos que Clara e Inga mejor que no cogieran el tren, que en mi casa hay sitio para todo el mundo. Así que a pesar de sus reticencias inciales, aquí acabamos los cinco la noche después de una paradita técnica en Gingen para comprar la cena y para despedirnos del Hemingway (INCISO: el otro día descubrí que mis alumnos ALEMANES no saben quienes son ni Hemingway ni Günter Grass).

Sobre una hora después de salir del Hemingaway estábamos llegando a Öhringen y poniéndonos a cocinar. Es una verdad universalmente reconocida que cuando tengo invitados no les doy de comer lechuguita. Cuando Isabel Preysler tiene invitados de improviso les pone Ferrero Rocher, yo les hago cualquier cosa con masa casera de pan o pizza. Y claro, como no estoy acostumbrado a cocinar para cinco personas, pues no tengo cogidas las medidas, y puse a todo el mundo a preparar cosas y al final creo que voy a estar desayunando pizza y bizcocho hasta la semana que viene. Pero ¿y lo bien que nos lo pasamos? ¿Y lo que nos reímos? ¡Que para eso es el fin de semana!

Esta mañana (o más bien al mediodía) después de desayunar como leones (y aún así no acabarnos las pizzas de ayer por la noche) pusimos rumbo a Heidelberg, donde vimos a gente que ya conocíamos y paseamos bajo la lluvia, nos tomamos una salchicha en el mercado navideño y dejé pasar la oportunidad de ampliar mi colección de tazas de Weihnachtsmarkt con una taza que en alemán se puede definir como "Wie süüüüuüüüüüß!!", en inglés es "so cuuuuuute!!!" y en español gracias a Dios no tenemos una expresión capaz de encerrar tanta pastelosidad y monería. Vamos que es una taza cuya asa tiene forma de corazón, porque, por lo visto "ich hab' mein Herz in Heidelberg verloren"

Y hora y media después ya estaba cada mochuelo en su olivo (o yo por lo menos ya me estaba empapando en Öhringen, comprando un billete de tren para mañana, que los profesores también tenemos que formarnos de vez en cuando).

domingo, 27 de noviembre de 2011

Barroco-kebab connection

¿Qué tienen en común el famoso mercado navideño barroco de Ludwisburg y el kebab más chungo de Heilbronn abierto a las cuatro y media de la madrugada?
La respuesta es evidente: nosotros.

Y ¿cómo se llega de uno de los mercados navideños con más solera a una de las peores tradiciones juveniles alemanas? Respuesta corta: cogiendo el tren y aprovechándose de las casualidades.

Pero como sé que no sois de respuestas cortas, mejor os cuento todo desde el principio.

El viernes venía Iza de visita y llegaba a las doce, y un poco antes tenía que llegar Sonia. Así que nada más salir del cole, puse en marcha el horno y poco antes de que llegaran ya estaban hechos un pan preñao y un bizcocho de limón (reconozco mis límites, pero sinceramente tengo que decir que cada vez soy mejor cocinero).

A las nueve y media llegó Sonia, y conforme soltó su maletilla en mi casa, pusimos rumbo al Mercado de navidad a inaugurar la temporada de Glühwein, nos pedimos uno, nos quedamos con la taza y de vuelta para mi casa cenar y a esperar a Iza.

Cuando Iza llegó, planeamos el día siguiente mientras (re)cenábamos y charlábamos (creo que antes de venir aquí no usaba tanto el verbo "charlar"). El plan era vistar los mercados de Ludwisburg, Esslingen y, si daba tiempo, el de Heilbronn (porque ayer cerraba a las once en vez de a su horario habitual de las nueve de la noche).

El sábado nos levantamos, le hicimos a Iza la visita panorámica de Öhringen, y nos montamos en el tren camino de Ludwisburg; en Heilbronn se nos unió Cristina y un rato después estábamos llegando al mercado de Ludwisburg.

No te digo ná y te lo digo tó. El mercado de Ludwisburg será muy famoso y será todo lo que tú quieras, pero de barroco aquello no tiene nada (o a lo mejor es porque ayer hacía calorcito y un mercado de de navidad con temperaturas por encima de 0 grados no es un mercado de navidad auténtico). Es "barroco" porque está en la plaza de la iglesia, que sí es barroca (por lo menos por fuera, que no entramos a verla por dentro). Pero igual que no hay quinto malo, no hay mercado de navidad que decepcione. Allí que nos tomamos nuestras salchichas y nuestro Glühwein, pero no por el hecho de bebernos ese "delicioso" vino tinto caliente con especias (eso ya lo sabéis) sino por la consabida taza de mercado de navidad (que uno tiene que pensar en el futuro y eso significa que me tengo que montar un ajuar en condiciones, jejeje). Allí se nos unieron durante un rato María y Martin, que luego volverían en el mercado de Esslingen, y nos descubrirían (sobre todo Martin) algo, pero... todo a su debido tiempo.

La siguiente parada fue el famoso mercado medieval de Esslingen (sí, este finde ha consisitido en viajar en el tiempo a través de los mercados de navidad). Pero ése ya lo concíamos, así que tampoco nos sorprendió mucho. Eso sí, esta vez cayeron unos Maultauschen con huevo para chuparse los dedos (más la consabida taza para añadir a la colección). Y al rato, cuando el mercado ya no daba más de sí, nos cogimos un tren directo a Heilbronn.

Llegamos a Heilbronn muertos, pero conseguir una taza más para el ajuar la colección bien merece la pena aguantar un poco en el mercado (además habíamos quedado con María y Martin). Nos dimos un paseíto de la estación al mercado (que es bastante más pequeño que el Weindorf, ver para creer), esperamos bebiendo agua a que llegaran María y Martin y cuando llegaron se pidieron un Feuerzangenbowle (versión rápida: como una Queimada, pero sin Conxuro y con ron en vez de Orujo, o más rápida todavía, como el Ron cremat), que está mejor que el Glühwein (¡¡¡¡¡BLASFEMIA BLASFEMIA!!!!!!). Pero como soy así, pues en vez de un Feuerzangenbowle, me pedí el último Glühwein de la noche. Y en eso estábamos, ya acabándonos nuestro último vino del fin de semana, dispuestos a darnos dos besos y decirnos "adios muy buenas, que ustedes duerman bien" cuando de repente una muchachada que había detrás nuestra nos dijo con un perfecto acento compostelano "ah ¿pero sois españoles?" y ahí comenzó la noche.

Y es que cuando cuatro gallegos y un barcelonés (pero que ya era casi más gallego que catalán) te hacen esa preguntan en una ciudad con encanto alemana a las ocho de la tarde sabes que para que la noche acabe mal, alguien tiene que cagarla mucho, pero mucho mucho (spoiler: nadie la cagó). Nos pusimos a hablar y a reir. A concernos en definitiva, y al final preguntaron "¿sabéis donde se puede beber una cerveza por aquí?". ¿Conocéis esa sensación de encontrarte de repente con alguien a quien no conoces absolutamente de nada y caeros bien desde el principio? Pues algo así ocurrió.

En un principio sólo íbamos a guiarles al bar, pero una vez dentro vimos que tenían Bierkeller (es decir, cerveza que elaboran ellos mismos en el sótano - es decir, la mejor cerveza de todas). Bueno, pues allí estábamos dos grupos de perfectos desconocidos alrededor de una mesa hablando de todo un poco, contándoles nuestra experiencia en Alemania, oyendo de su viaje por este país y recomendándoles dónde ir después. En ese momento nos presentamos (en serio, hasta ese momento no nos habíamos dicho los nombres). Una cosa llevó a la otra, a rianxeira llevó a las canciones singvergüenzas de Iza y al final acabamos los nueve cantando villancicos, hasta tal punto que un cliente nos dijo que bajáramos la voz. Así que bajamos la voz y seguimos cantando hasta que ya la camarera nos trajo la cuenta (después haber subido todas las sillas encima de las otras mesas).

Iza, Sonia y yo nos fuimos a coger el S-Bahn mientras íbamos los nueve cantando villancicos a pleno pulmón por la calle (en serio, os parecerá una tontería, pero cuando llevas tiempo viviendo aquí, cantar villancicos en la calle - o simplemente hablar a un volumen más alto que un susurro - te hace sentirte muchísimo más cerca de casa) hasta que llegamos a la estación del S-Bahn. Llegamos a tiempo... a tiempo para decirle adiós con la mano, ver como se alejaba y tardar medio nanosegundo en decidir que nos íbamos de fiesta con los gallegos porque el siguiente era el primero de la mañana, cuatro horas después.

Así que pusimos rumbo a explorar la noche de Heilbronn. Después de descartar varios locales por caros o porque estaban a punto de cerrar, al final acabamos en el Caipirinha, donde casi no bebimos nada, pero no paramos de bailar y pasárnolo bien. E incluso hubo quien ligó y rechazó a sus pretendientes. Hasta que llegó el momento en que ya el cuerpo dijo "basta".

Después de una búsqueda totalmente infructuosa de un lugar donde comer (os recuerdo que desde Esslingen no habíamos probado bocado), Cristina se fue a su casa. Los ocho la acompañamos y de vuelta de su casa para la estación (de donde salía nuestro S-Bahn y donde estaba el hotel de los gallegos) encontramos un kebab abierto a las cuatro y media de la mañana (en España sería algo así como encontrárselo abierto a las siete de la mañana). Mira que no era nada del otro mundo (de hecho, en condiciones normales nunca habría entrado), pero es el kebab que más rico me ha sabido en toda mi vida. Cuando acabamos de comer, dejamos a los gallegos en su hotel, esperamos diez minutos a que saliera nuestro S-Bahn y a las 6:30 estábamos calentitos en la cama.

Sólo nos bebimos dos cervezas (tamaño normal, no tamaño alemán), sólo estuvimos sobre hora y media bailando y de hecho, al final acabamos caminando en total casi más tiempo del que estuvimos en cualquiera de los bares. Pero ha sido una noche de esas que echaba de menos, de esas en las que me olvido de los exámenes y de la Vorbildfunktion, de esas de simplemente pasártelo bien en buena compañía sin que te importe nada más. De esas que hacen que a veces me crea que Berlín SÍ es parte de Alemania.

Y esta mñana el menda lerenda estaba como los niños buenos a las diez y media en planta y después de un café y un poco de bizcocho casero ya estaba corrigiéndo exámenes, mientras Sonia e Iza dormían. Que quien tiene cuerpo para irse de fiesta, también lo tiene para trabajar.

jueves, 24 de noviembre de 2011

A pesar...

... de lo que pueda parecer no estoy muerto. Pero tampoco estoy de parranda... por ahora.

Mañana empieza mi época favorita del año alemán: la época de los Mercados de Navidad.

Soy fan de los mercados de navidad (teniendo en cuenta lo rara que es alguna gente, tampoco creo que sea tan grave), así que estoy de buen humor (de muy buen humor, de hecho). Y este finde me visita Iza y el que viene me visitan Aitor y Mariana (así que estoy de un humor inmejorable).

Esta semana me he enterado de que las 27 horas que doy de clase en el instituo seguramente las dé otra persona (pero soy consciente de que yo soy más listo, más guapo, más limpio y más tó que quien venga, y con eso me basta). Todavía tengo que decidir si estoy de buen o de mal humor por ello, pero entre que soy un optimista empedernido y que la sangre y la tierra empiezan a tirar (que ya era hora), creo que estoy de buen humor.

También he empezado con el Máster de traducción especializada alemán <> español. Y, oye, estoy bastante animado.

Hoy ha salido la noticia de que Andalucía es la tercera región con más paro de toda Europa, superada sólo por la Isla de Reunión (Territorio francés de Ultramar en el Caribe) y por Canarias. Eso me baja un poco el buen humor (pero España es muy grande, y aunque tenga que aprender a pronunciar las eses finales de las palabras, espero encontrar algo en algún sitio).

Además acabo de volver del curso de teatro, que hace que esté de buen humor, pero supercansado. Y estoy llamando a mi tía (y madrina) porque es su cumpleaños, pero no me coge el teléfono.

En resumen, que si no escribo es porque no tengo apenas nada que contar.

Para leer de las elecciones coged un periódico, el que más os plazca; que os recuerdo que a veces hablo de Política, pero no de partidos ni de políticos.

martes, 15 de noviembre de 2011

15-N

Quedan cinco días para las elecciones. Hoy acaba(ba) el plazo para votar por correo, al menos desde el extranjero... sólo para quienes tengan derecho a voto. Yo no lo tengo. Pero ya lo sabía, me enteré en septiembre. Ahora sólo me queda esperar poder recuperar ese derecho en marzo, aunque tampoco sé si servirá para algo, porque seguramente no podré votar.

Al inscribirme como residente en Alemania renuncié a mi derecho a votar en las municipales (creo que eso ya lo dije, pero nunca está de más recordarlo), y me inscribí demasiado tarde para poder pedir el voto por correo (porque me dieron cita casi siete semanas después de haberla pedido).

Hoy se puede leer en el blog de Mortiziia la entrada que me temía leer desde hace una semana (en realidad desde mucho antes). Cuando Mercedes me dijo ayer que a ella le había llegado todo el viernes (votó el mismo viernes porque sábado y domingo no se puede votar ya que Correos está cerrado, el lunes tanto ella como yo trabajamos de 8:00 a 16:00, que es cuando está abierto correos, y hoy es el último día y también tenía que estar todo el día en el instituto) pensé que a lo mejor no iba a pasar lo que me temía. Pero no, al final ha pasado lo que todos esperábamos.

Sinceramente, creo que acabarían antes si directamente nos prohibieran votar a los expatriados en vez de hacer el paripé, en vez de hacernos ir al Consulado más cercano (quienes vivís en España tenéis una oficina de correos en vuestra misma ciudad, yo tardo tres horas con tres cambios de trenes para ir al Consulado, que no tiene un horario de 8:00 a 19:00 como Correos en España, sino de 9:00 a 14:00, y no soy de los que lo tienen peor) a suplicar el derecho a voto, para luego mandar tarde todos los papeles (o directamente no mandarlo).
Total ya nos prohíben votar en las municipales y nadie se ha enterado, ¿quién se iba a mover si prohibieran votar al casi millón y medio de españoles que vive fuera y tiene derecho a votar en estas elecciones?
Incluso habría quien se alegrase (sé de buena tinta que hay quienes opinan que quienes vivimos fuera no deberíamos tener derecho a votar).

viernes, 11 de noviembre de 2011

El extraño caso de Antonio y el señor Rísquez

Al igual que en la famosa novela de Robert Louis Stevenson, dentro de mí existen dos personas diferentes (aunque muy entrelazadas): Antonio y el señor Rísquez.

El señor Rísquez (casi) nunca lleva zapatillas de deporte, sino que lleva botas o zapatos; Antonio sólo lleva botas cuando hace mucho frío o llueve y no le gusta demasiado llevar zapatos.

El señor Rísquez lleva camisas de colores o rayas, pero nunca lleva camisas de colores claros. Antonio nunca lleva camisa; es más, considera que - a menos que vaya acompañada de corbata, chaleco, chaqueta y pantalones de pinza - no deberían existir.

El señor Rísquez pronuncia todas las eses y las dés, habla muy despacio y con total claridad. Antonio a veces habla tan farfullero que no le entiende ni su propia familia (eso es genético, también le pasa a su primo y a su abuela), nunca pronuncia las eses finales de las palabras y siempre le encanta usar palabras como "saquito", "llegarse" o "pego" y expresiones como "no ni ná", "vete a pegarle peos a una lata", "acuéstate que estás penoso" o "a volar, joven".

Cuando alguien le pregunta al señor Rísquez por su facebook, él responde "¿qué es eso de facebook?"; cuando alguien le pregunta a Antonio por su facebook, él le da su facebook, su cuenta de twitter, la dirección de este blog y le manda un email de esos que hay que usar un calendario para cronometrar el tiempo de lectura.

Al señor Rísquez le encanta enseñar, pero a veces está demasiado apegado a las reglas; a Antonio le encanta actuar, bailar, reír, viajar, querer, brincar, cocinar y rascarse esa panza redonda y grande como la luna que tiene (bueno, el señor Rísquez también tiene una panza considerable) y las reglas... en fin, digamos que considera que las reglas son más orientaciones que leyes.

El señor Rísquez siempre tiene una sonrisa pintada en la cara que anima a sus alumnos a hablar español; Antonio tiene días buenos y días malos (pero es consciente de que los demás no tienen que tragarse sus días malos... a menos que sean los causantes), así que algunos días tiene una sonrisa que le hace sombra al sol, pero otros días tiene una cara que le llega hasta el suelo.

El señor Rísquez no suele levantar demasiado la voz (aunque es capaz de lanzar miradas que hablan mucho más alto que un megáfono), pero tampoco le habla al cuello de su camisa, habla para que le oigan perfectamente los alumnos de la última fila sin que los de la primera tengan que taparse los oídos; Antonio a veces habla tan alto que le oyen desde la otra punta de la calle y a veces habla tan bajito que no le oye ni el propio cuello de su camiseta (os recuerdo que a Antonio no le gustan las camisas).

Al señor Rísquez le encanta preparar exámenes en los que los alumnos tengan que demostrar no que saben reglas y palabras, sino que saben comunicarse, por eso los alumnos tienen que escribir textos, cartas, postales, emails, conversaciones, etc.; Antonio odia corregir esos exámenes porque se queda sin tiempo libre para otras cosas (como rascarse esa panzota que tiene).

El señor Rísquez no habla de política ni de partidos; Antonio parece que tampoco habla de política, pero es porque no habla de partidos, porque es consciente de que la política es mucho más que apoyar a un partido u otro y muchísimo más que ir cada cuatro años a echar un papelito de colores en una urna trasparente (Antonio piensa que la política es pensar, comparar, debatir, conversar, compartir, explicar y dejar que le expliquen a uno, estar abierto a otras ideas, pero no dejar que anulen las propias...)

Al señor Rísquez le encanta descubrir nuevos materiales didácticos y que le manden (o comprar él mismo) libros, juegos y actividades para sus alumnos; a Antonio le encanta crear él mismo los materiales (y el señor Rísquez se lo pasa pipa usándolos), y todavía no acaba de creerse que otros profesores hayan usado sus ideas porque las consideran buenísimas (a pesar de haberlo visto con sus propios ojos). (Bueno, en esto se parecen un poquito)

El señor Rísquez trata a todos sus alumnos por igual; Antonio tiene alumnos favoritos y está deseando que hagan de una vez la selectividad para encontrárselos en el Oktoberfest, estar con ellos de tú y tomarse una caña juntos.

El señor Rísquez va siempre (más o menos) bien peinado; Antonio tiene unos pelos de loco por los que su padre siempre está quejándose, y cada vez que puede (de forma totalmente inconsciente) se despeina un poco más.

El señor Rísquez huele a colonia; a Antonio le huelen los pies (pero no tanto como a esa pequeñaja que a veces le llama "tito" y que siempre le arranca la mejor de sus sonrisas) y ronca (pero sólo cuando ha salido de fiesta).

El señor Rísquez escribe textos sencillitos para que los entienda gente que no sabe mucho español; Antonio escribe entradas de blog que a veces no entiende ni él mismo.

Todo lo que hace el señor Rísquez tiene una razón de ser, porque además todo lo ha preparado con antelación; Antonio a veces escribe entradas que no vienen a cuento nadie sabe muy bien por qué (ni siquiera él mismo).

La gente que conoce a Antonio no acaba de imaginarse al señor Rísquez y la gente que conoce al señor Rísquez no acaba de imaginarse a Antonio.

Además hay un tercero en discordia, que es afra (al que le hacen entrevistas y todo), pero a ése ya lo conocéis más o menos (y es que 218 entradas y 846 tuits dan para mucho), aunque en el fondo espera no dejar nunca de sorprenderos.

Eso sí, la gente que conoce al señor Rísquez ni siquiera puede imaginarse que afra existe.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Bundesverfassungswidrig

O lo que es lo mimso: inconstitucional.

¿Y qué ha declarado inconstitucional (en Alemania, claro) hoy mismo el tribunal constitucional (con sede en Karlsruhe)?

Pues el límite del 5% de las pasadas elecciones europeas. Lo del límite del 5% ya lo expliqué más o menos aquí. Pero en resumen, el límite viene a decir, que (supuestamente, para favorecer la estabilidad del gobierno) un partido necesita al menos el 5% de los votos para conseguir un representante en el Parlamento. (En el Parlamento de los Diputados en España este porcentaje de exclusión es del 3%, en algunas elecciones autonómicas es del 5% o hasta del 6% click)

Ejemplo práctico: Supongamos que hay un millón de votantes (y que todos votan) para elegir a 500 parlamentarios, por una simple regla de tres vemos que el 5% de los votos es 50.000 votos. En teoría, al ser 500 parlamentarios a repartir entre un millón de votos, cada parlamentario cuesta 2.000 votos (2.000 votos x 500 parlamentarios = 1.000.000 de votos). A un partido con 40.000 votos le deberían corresponder 20 parlamentarios (40.000 votos conseguidos /2.000 votos por parlamentario = 20 parlamentarios). Pues en realidad, al no haber conseguido un 5% de los votos totales no le corresponde ningún parlamentario.

Pues bien, el Tribunal Constitucional alemán (Bundesverfassungsgericht, que se me llena la boca, cada vez que lo digo en voz alta) ha resuelto hoy (con cinco votos a favor y tres en contra) que en las pasadas elecciones europeas, ese porcentaje de exclusión (que dejó fuera a siete partidos, que de otro modo habrían obtenido representación en el Parlamento Europeo: die Freien Wähler, die Republikaner, die Tierschutzpartei, die Familienpartei, die Piraten, die Rentenerpartei y el ÖDP click) es anticonstitucional. Sin embargo las elecciones no se repiten y se queda todo como está. Supongo que la eliminación del porcentaje de exclusión empezará a ser efectivo a partir de las próximas elecciones.

En realidad, el Tribunal ha decidido que es inconstitucional porque en las elecciones al Parlamento Europeo no se elige directamente a un gobierno, sino a parlamentarios que después en Bruselas se agrupan dentro de grupos políticos paneuropeos (de esto no estoy totalmente seguro, porque lo he leído directamente en la sentencia del tribunal y mi alemán jurídico no da para tanto). Así que dudo mucho que lo declaren inconstitucional también para el resto de las elecciones. Pero oye, puede ser el primer paso de un largo camino que aún queda por recorrer.

Sincermente, creo que es una gran noticia para celebrar que hace 22 años y sobre esta hora más o menos estaba sucediendo esto.

Enlace
Nota: esta entrada es para todos vosotros, pero está dedicada sobre todo a Mortiziia, que dejó Berlín tan sólo un día antes que yo, pero al igual que en mi caso, se quedó allí un cachito suyo para siempre. Además estoy seguro de que no ha dejado de interesarse por la política alemana (y por la política en general), pero no sé si habrá enterado de esto, porque yo lo he visto de casualidad en Twitter, y ella no es mucho del pájaro azul.

sábado, 5 de noviembre de 2011

California dreamin'

No sé en que día estoy, no sé si son las seis de la tarde o las nueve de la mañana. Me acabo (es un decir) de meter casi veinte horas de viaje entre San Francisco y Öhringen, la última vez que dormí más de dos horas seguidas fue un punto inconcreto el viernes por la mañana en la costa oeste de EEUU, pero creedme cuando os digo que ha merecido la pena y que tengo que repetir.

El sueño californiano empezó el viernes por la tarde-noche.

Nada más salir del trabajo me puse a hacer la maleta y tres horas más tarde estaba en un tren camino de Frankfurt. Allí ví a Soraya, cené en el restaurante donde trabaja (a partir de enero, SU restaurante), estuvimos charlando y poniéndonos al día (que después de más de dos años ya iba siendo hora), dormí en su casa y a la mañana siguiente me esperaban un vuelo de casi diez horas a Charlotte (sentado junto a tres niñas de entre 5 y 2 años, que fueron mejores compañeras de viaje que cualquier adulto con quien haya hecho un vuelo similar; en serio, estuve a punto de abrazar a los padres y felicitarles cuando acabó el vuelo), pasar la aduana, refacturar la maleta, una carrerita por el aeropuerto de esas que tanto me gustan y otro vuelo de casi cinco horas para llegar a San Francisco (¿por qué a los estadounidenses les gusta tanto hablar con desconocidos en situaciones de las que no puedes escapar?).

Lo que pasó después lo leéis en el blog de José Alberto, que escribe con más arte que yo click, además, así descubrís blogs nuevos.

Después de, sorprendemente, no perderme por las calles de Davis (en serio, haced click y leed la entrada de Jose, que no voy a repetir la primera parte del viaje; os recuerdo que llevo desde el viernes por la mañana sin dormir del tirón, además él ha puesto fotos; y ya conocéis mi tendencia al entradainfumabilismo como para añadir tres días a esta entrada), llegué a la estación, compré el billete de tren + bus a SF (que menos mal que José Alberto me explicó antes como funcionaba, porque si no, llego a Los Ángeles y no me doy ni cuenta), planeé que iba a hacer esos dos días durante el camino y un par de horitas después estaba bajándome de un autobús en Market con Powell más perdío que el barco del arroz, pero con unas ganas de descubrir San Francisco que compensaban cualquier cosa (eso sí, sin flores en el pelo). Después de una visita rápida a la Oficina de Turismo (que está justo donde me dejó el bus) puse camino al albergue, con la intención de dejar las cosas e irme a explorar SF por mi cuenta.

Pero un belga se cruzó en mi camino.

Me encanta viajar con amigos, familia, etc; no me gusta mucho viajar solo (aunque ya me voy acostumbrando y eso de ir a mi ritmo sí que me gusta); me gusta conocer gente en los albergues; pero lo que no me gusta nada es que alguien que no conozco de nada o que conozco de hace apenas media hora me marque el ritmo, y eso lo descubrí el miércoles. Repito: que me lo marquéis la gente con la que suelo viajar (amigos, familia, etc.) no me importa, de hecho me gusta.

Cuando llegué al albergue había un tipo en la habitación que se llamaba François y que hablaba (como ya habréis deducido) francés (punto negativo), pero que no era francés (punto positivo), sino belga (sin punto que valga) y que hablaba español y estuvimos todo el rato hablando en español (punto positivo) y que tenía hambre y quería ir a comer (tres puntos, colega); así que teniendo en cuenta que no me gusta demasiado viajar solo y que me gusta aún menos comer solo, su balance positivo de cuatro puntos positivos le convirtió en mi compañero de viaje ese día.

Fuimos a Chinatown, que estaba cerca del albergue y es una zona bastante barata, así que ya empezó el turisteo. Nos metimos a comer en un restaurante chino (obvio) en el que éramos los únicos occidentales, de lo que dedujimos que tenía que ser bueno (como cuando vas por la autovía y ves un bar de carretera lleno de camiones y piensas "éste tiene que ser bueno, porque nadie sabe más de bares de carretera que los camioneros", pues eso, que nos metimos allí a comer, porque nadie sabe más de restaurantes chinos que los propios chinos). Pues mientras estábamos comiendo, François me contó que estaba en California vistando a un amigo, y que para no seguir molestando a sus padres en vez de quedarse en su casa pues se fue a un albergue (y también que el amigo vive en Santa Rosa, y San Francisco es mucho más interesante, ¿dónde va a parar?), pero claro el amigo, para que no se aburriera en SF, pues le dió un bolsita con María la que da alegría y cuando acabamos de comer va y me salta el François "¿Nos vamos a fumar y después vemos cosas o vemos cosas y después nos vamos a fumar?" Así que muy diplomáticamente le dije "mejor vemos cosas antes que uno nunca sabe como puede acabar la cosa". Después de comprender que tenía razón (y si no lo hubiera comprendido, pues ya le podían ir dando viento fresco, que yo no fui a SF a encerrarme en el abergue), fuimos a acabar de ver Chinatown, seguir recto, ver Little Italy, comprarnos un helado (que como estaba derretido, nos devovlieron el dinero y nos dieron otro helado de regalo), intentar ver las focas en el Pier 39 (pero que no había focas ni nada, así que sólo vimos el Pier 39, que es como un parque de atracciones para turistas) y subir a la Coit Tower.

¿Sabéis esa calle de SF que sale en todas las películas con una cuesta interminable que ríete tú del Tourmalet? Pues no es una calle, son TODAS. La Coit Tower está a media milla de la costa, imaginad la inclinación de las calles para pasar del nivel del mar a una de las colinas más altas de SF en media milla, pues eso. Después de subir las cuestas y estar ya que no podía con mi alma me encontré con que para subir a lo alto de la torre había que pagar (entrar a ver los murales de la planta baja es gratis), y estuve a punto de no subir, pero luego me dije "no sabes cuando vas a vovler a SF, si es que vuelves; además los dólares que te lleves de vuelta van a ser papel mojado" así que pagué religiosamente mis 7 dólares (¡¡¡¡¡7 $!!!!!!) mientras François se quedaba abajo y ví las mejores vistas de San Francisco en un día con sol; los que me concéis, sabéis lo que me cuesta soltar un euro (que parezco suabo) pero creedme que mereció la pena. Después de la Coit Tower ya nos volvimos al albergue, eso sí pasando antes por la Grace Cathedral, una catedral impresionante, totalmente blanca por fuera y de madera (obviamente) por dentro.

Ya cerca del albergue, nos compramos seis cervezas para pasar la tarde-noche en la terraza del albergue. Lo que me gusta de los albergues es el ambientillo que se monta en la terraza/comedor/sala del billar/lugar donde se puede encontrar la gente que está en ese momento en el albergue, que no se conocen absolutamente de nada y de repente empiezan a hablar de esto y lo otro; hay quienes prefieren alojarse en hoteles de cinco (o tres, o dos o una) estrellas que ofrecen una cama más cómoda, un desayuno más completo y tener que aguantar los ronquidos sólo de gente que conoces; yo no, yo prefiero viajar con mochila que con maleta y sentarme alrededor de una mesa vieja y de un té recalentado a hablar con otros viajeros y a compartir experiencias, porque una parte de viajar también es aprender y compartir. Veis, por divagaciones como ésta, son mis entradas infumables.

A lo que iba antes de mi defensa del mochileo. Que después de toda la tarde caminando (os recuerdo: solamente Chinatown, Little Italy, Pier 39 y Coit Tower) volvimos al albergue, a tomarnos una cerveza en la terraza del albergue, y a que el François se liara su porro y me dejara tranquilo con tanto "vamos al albergue que me quiero fumar un porro". Después de ver cómo se fumaba unos cinco en menos de tres horas ya comprendí porque parecía que el muchacho tenía una pedrá en la cabeza. Después de cenar y de hablar con más gente de todas partes que se estaban quedando en el albergue, ya me fui a la cama, que al día siguiente me quedaba una ciudad entera por descubrir.

El jueves me levanté a las ocho, desayuné, me duché y me puse en camino (yo solo). Como el día de antes estuve en camiseta porque hacía un calor de órdago, esta vez sólo llevaba una camiseta, y el jersey en la mochila. Craso error.

Primero el Financial District, con la famosa pirámide. No soy excesivamente grande, pero en una ciudad sólo me he sentido así de pequeñito entre los rascacielos de Nueva York. Desde allí vi un edificio de Chinatown que me gustó, así que para allá que fui, y pensé "eso de trabajas como un chino es mentira porque ya son más de las nueve y están todas las tiendas cerradas". Bueno, que divago otra vez, el caso es que andando andando (milla y media, que se dice pronto pero son más de dos kilómetros y cuarto) llegué a la plaza de las Naciones Unidas, y allí entre la plaza y el ayuntamiento había un grupo de ancianitos haciando Tai Chi a las diez de a mañana con un frío que si yo no fuera turista no estaba en la calle. Por eso mismo (por el frío, no por la muchachada del Tai Chi) me metí a ver la biblioteca, a ver si así entraba en calor, y acabé comprándme dos libros de segunda mano (uno de mis objetivos era visitar una libreria de 2ª mano, me doy por ssatisfecho).

Los mapas son muy traicioneros, y más en una ciudad como San Francisco que es totalemnte cuadriculada. Mis siguientes paradas eran la Misión y Castro, que están juntos. Desde la Plaza de la ONU a la Misión Dolores es muy fácil, tiras todo recto, y en la calle Dolores giras a la izquierda y cuatro bloques después ya has llegado, lo dicho otros dos kilómetros y medio cuesta arriba. Como os podéis imaginar, dentro de la misión estuve bastante rato, entre otras cosas porque dentro había bancos y se estaba calentito. Caundo salí de la misión ya había nubes grises en el cielo, pero los turistas no le hacemos caso a esa serie de señales, así que seguí mi camino dirección a Castro. Conforme vas llegando se van viendo más y más banderas arco iris, hasta que llegas a la plaza Harvey Milk, donde hay una bandera del tamaño de la bandera española de Plaza Castilla. Justo en ese momento empezó a llover a cántaros, así que decidí que los seis kilómetros que me separaban del albergue no los iba a hacer de nuevo a pie, me metí en un tranvía, me volví al albergue, me puse el abrigo y me fui a comer.

Después de comer, miré en la guía qué me faltaba por ver y se la mandé a José Alberto por correo (porque era suya y él es probable que vuelva a SF antes de navidad, de hecho, creo que ahora mismo está allí). Visité Union Square, Japantown (que no es lo mismo que China Town, está más lejos, en otra colina, y con otras colinas de por medio) con su pagoda y su centro comercial con todas las tiendas japonesas. De allí me fui andando a Lombard Street. Y desde allí volví otra vez a la Coit Tower, a echar fotos, no desde la parte de arriba de la torre (evidentemente no pagué otros siete dólares) sino desde el jardincito que hay detrás de la torre. De la Coit Tower se puede salir de dos formas, por una cuesta que lleva al mismo sitio por el que subes a la colina, o por las escaleras de Greenwich Street (Filbert Steps). Las escaleras no están indicadas, y si no sabes a donde llevan y aún así te arriesgas a bajarlas, tienes la sensación de que va a llegar un momento en el que te vas a tener que dar al vuelta porque no hay salida. De hecho, cuando estaba dudando si tirarme por las escaleras o bajar por donde bajé el día de antes, se me quedó mirando un señor y tuvimos la siguiente conversación:

Random Asian Turist: Are you a local? (segunda vez que me lo preguntaban en menos de quince minutos)
afra: Nope
R.A.T.: Then, where are you going?
afra: I don't know. Just to see what there's down there.
R.A.T.: Oh... ha ha ha ha ha (1)

Y eso fue el impulso que necesitaba para tirarle escaleras abajo. Creedme cuando os digo que me alegro enormemente de haber bajado por ahí (aunque mis rodillas no están del todo de acuerdo), es una de las mejores vistas de San Francsico, tienes la sensación de andar por la selva en todo momento. Os pondría fotos, pero ni las que hice yo, ni las que he encontrado en Google hacen justicia. Las escaleras dan a la plaza Levi's (donde se empezaron a hacer los vaqueros de esa marca). Y desde allí por el embarcadero hasta Farmer's Market, que me recordó un montón al Quincy Market de Boston. Después de cenar allí, volví dando un paseo por Market Street hasta el albergue para despedirme de la ciudad.

Esa noche no hubo cervezas, ni charlas con otros alberguistas, sólo cama porque estaba que no podía con mi alma.

Y ya después, poco más que contar, que parece que todo eso fue ayer, que parece que me levanté esta mañana para coger el avión de vuelta y que espero que el jet lag no me mate el lunes.

(1)
Guiri asiático cualquiera: Tú ¿eres de aquí?
afra: ¡qué va!
G.A.C.: Y ¿adónde vas por ahí?
afra: Ni idea, a ver qué hay ahí abajo
G.A.C.: Aaahhh, jajajaja.

jueves, 27 de octubre de 2011

Residente alemán

Pues desde esta mañana (y con casi catorce meses de retraso) ya estoy inscrito en el Consulado de Stuttgart. Y esto, como todo, tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Inconveniente: No puedo votar en las municipales de Córdoba (os recuerdo que desde el 28 de enero de 2011 los españoles residentes en el extranjero tenemos prohibido votar en las elecciones municipales, a cabildos insulares, al consejo del Valle de Arán y a las Juntas Generales del País Vasco. Click y la modificación aquí). Aunque teniendo en cuenta el cariz que está tomando el ayuntamiento de mi ciudad y que el próximo Juan Antonio Roca (amigo y compañero de póquer del Juan Anonio Roca real) dirige la segunda fuerza más votada, no sé si quiero seguir formando parte de ese circo.

Ventajas: El DNI me caduca el 26 de diciembre, lo voy a renovar nada más llegar a Córdoba porque he cambiado (oficialmente después de seis años) el domicilio; os recuerdo que la renovación por cambio de domicilio es gratuita. Además, a lo mejor puedo votar en las elecciones andaluzas de marzo (marzo si no las adelantan, claro). Y si se me pierde el DNI o el pasaporte los puedo renovar en el consulado.

Inconveniente (puramente sentimental): sigo siendo cordobés, nada ha cambiado, sigo sin pronunciar las eses finales de palabra cuando no estoy dando clase (y nunca lo haré), me sigo muriendo por un vargas (con R, llamado "tinto de verano" para los no cordobeses) a las dos de la tarde en la Corredera, y cada vez que tomo salmorejo o flamenquín mis papilas gustativas tienen una erección (a su manera); y sin embargo, eso ya no se reflejará en ningún sitio.

Ventaja: Hoy no he ido a trabajar, sino que me he tenido que plantar en Stuttgart para registrarme(ergo me he levantado una hora más tarde, pero ayer me acosté dos horas más tarde de lo normal, así que no cuenta); de propina me he dado una vuelta por el centro y he acabado comprándome un peluche para no seguir tirándole mis calcetines a los alumnos (lo creáis o no, es una técnica pedagógica que nos enseñan en los cursillos de profesores). Además he comprado dólares.

Que ¿para qué quiero dólares? Porque mañana me voy una semanita de vacaciones a ¡¡¡¡¡¡¡SAN FRANCISCO!!!!!!!!!!

Nos vemos a la vuelta.

Sed felices

domingo, 23 de octubre de 2011

Otro finde

El tiempo pasa sin prisa, pero sin pausa, a pesar de que según Einstein sea relativo... y yo me lo creo un poco. Decía Einstein, para explicar su teoría de la relatividad especial a profanos como yo, que es muy sencillo eso de entender y explicar que la velocidad del paso del tiempo es relativa. Él lo explicaba con las siguientes palabras:
Pon la mano en un horno cliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica preciosa durante una hora y te parecerá un minuto. ESO es la relatividad.
Pues algo así me ha pasado este fin de semana.

El viernes nada más terminar de trabajar escribí la última entrada del blog (la que podéis ver un poco más abajo), ví un rato la tele, cené, chomineé un rato en internet, (re)descubrí blogs y de hecho me quedé leyendo uno hasta las 2 y pico de la madrugada. De ése voy a copiar parte de una entrada a la que llevaba mucho tiempo dándole vueltas en la cabeza, yo quería escribir una entrada parecida (¿qué digo una parecida? quería escribir ESA entrada), pero la autora la ha escrito con mucha más maestría que yo. Os copio aquí un fragmento con el que los lectores de blogs (y muy en especial los blogueros) quizá os sintáis identificados:
Se llega a leer un blog por caminos inescrutables: porque un amigo ha abierto uno, porque alguien te ha recomendado otro, porque haces una búsqueda en google y te sale como una de las primeras opciones, porque lees un comentario que te llama la atención en algún otro blog y quieres saber quién hay detrás de esa opinión, porque te obsesionas con un tema y rebuscas en la red para saber que se ha escrito sobre ese tema…y se llega saltando de uno a otro en una espiral en la que como no hayas dejado miguitas (en este caso lo metas en favoritos o en el Reader) está complicado que seas capaz de volver a llegar.
Además, algo que me llamó enormemente la atención fue que, si os fijáis, escribe entradas casi cada día, y no son entradas que sean un churro, muy cortas o muy descuidadas. Son entradas que se tardan más de una hora en escribir (los blogueros sabéis lo que se tarda en escribir una entrada, y más si se ponen fotos y enlaces, como tiene casi cada entrada).
El trabajo de mis sueños no es ser profesor - aunque sea algo que me gusta y mucho - el trabajo de mis sueños es ganarme la vida escribiendo, sin embargo es sólo eso: un sueño. Y mientras haya que pagar facturas y la harina y la levadura no sean gratis, mejor tener un trabajo que dé dinero. Decía un escritor famoso (creo que Luis García Montero, pero no estoy seguro): si quieres vivir de la poesía, búscate un buen trabajo.
Pero, en fin, que Umbral fue a la tele a hablar de su libro y yo he venido a hablaros del finde y al final me voy por los cerros de Úbeda.

El sábado por la mañana estuve preparando las clases de mañana, y me embalé y preparé incluso algunas clases para después de las vacaciones - porque os recuerdo que dentro de dos semanas por aquí tenemos vacaciones :) Así que por la tarde acepté la invitación del profe nuevo que vive en Schwäbisch Hall y allá que me fui. Estuvimos de cenita española en su casa (tortilla de patatas rica rica rica delicious) y luego nos fuimos a explorar la vida nocturna de Schwäbisch Hall. Y con "explorar la vida nocturna" quiero decir: fuimos a un bar, nos tomamos un gin tonic y nos volvimos a la casa. Allí estuvimos viendo videos de los carnavales de Cadiz y de Pasapalabra y ya llegó un momento en el que decidimos que teníamos suficiente, así que nos fuimos a dormir.

Y ya esta mañana, hemos hecho el alemán. Y ¿qué es hacer el alemán? Pues fácil. Los domingos por la mañana los alemanes desayunan. Pero no desayunan un café y tostadas, no. Se van a la cafetería y empiezan a comer hasta reventar. De hecho el desayuno tradicional es éste, pero nosotros decidimos que la mañana del domingo no era el mejor momento de meternos medio litro de Heffeweizen, dos salchichas con mostaza y un Bretzel; así que nos decidimos por un punto intermedio que incluía huevos revueltos, café, bacon, embutidos y diferentes tipos de pan. Después de eso, me volví a Öhringen, donde habíamos quedado algunos de los espñoles que vivimos aquí. De hecho, sólo conocía a tres de los que estaban, así que ahora el círculo de españoles en Hohenlohe se va abriendo, e incluye a familias con chiquillos y todo. Definitivamente, estamos colonizando Alemania.

Y ¿a qué venía lo de la Teoría de la Relatividad del principio? Pues que un lunes con ocho horas de clase sin parar parece un minuto con la mano metida en el horno, y todo un fin de semana en buena compañía, con gente con la que, a pesar de apenas conocer de nada, te unen tantas cosas que con una mirada o con un gesto ya basta para entenderos, parece una hora junto a una chica preciosa.

Y en esas estamos.

viernes, 21 de octubre de 2011

ETA anuncia que...

Ésta es la entrada que más me ha costado escribir y publicar en todo el blog; tenlo en cuenta cuando la leas, y sobre todo cuando comentes si quieres comentar.

ETA anuncia el "cese definitivo de su actividad armada".

No habría nada que me gustara más en este mundo que el hecho de que Pablo y Ángela (y todos los que quedan por venir) conocieran ETA sólo por los libros de historia, que nunca vivieran un julio de 1997 como el que nos tocó vivir a nosotros, que cuando oyeran la expresión "bomba lapa" tuvieran que preguntar qué significa, que no lo supieran por verlo una y otra vez en el telediario a la hora de comer. Ojalá sea verdad.

Pero me cuesta creérmelo. Ojalá me tenga que comer mis palabras. Me encantaría. Serían las palabras que con más gusto me tragaría en toda mi vida. Pero para una generación como la mía que vivió su infancia y su paso a la adolescencia con demasiados almuerzos escuchando la misma apertura del telediario; para una generación que creció sabiendo que hay gente que cuando mira debajo del coche no es para buscar escapes de aceite; para una genereación que con sólo trece años escuchó a un país entero gritando al unísono "aquí tienes mi nuca"; para alguien de esa generación es fácil pecar de exceso de cautela, comprendedlo.

Es cierto que quienes tienen tan sólo 5 ó 10 años menos que yo no tienen tan presente a ETA en su subsconciente; es cierto que hace ya bastante años que su número de asesinatos ha disminuido mucho, y que hace tiempo que en España no existe el miedo al terrorismo que hubo desde finales de los 70 hasta ya entrado el siglo XXI. Pero os repito, dejadme ser escéptico, me lo merezco por haber llegado a casa del colegio demasiadas veces siendo tan sólo un niño para oír la música del telediario e inmediatamente después la frase del presentador diciendo "ETA ha vuelto a matar". Me lo merezco por quedarme sin habla y casi sin respiración la primera vez que ví este corto de Javier Fesser.

Hay quienes opinan que quienes no acaban de creerse lo del fin de ETA simplemente quieren sacar un beneficio político de cara a las elecciones, sobre todo un beneficio político para la derecha. Ayer unos de los primeros artículos que leí después de enterarme, fue en el periódico El País, periódico que creo que está libre de toda sospecha de apoyar a la derecha española, os lo recomiendo, aquí os dejo el enlace.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Vuelta a la realidad a dos semanas de las vacaciones

La semana pasada estuve de baja porque estuve malo... pero sobreviví, así que esta semana ya estoy de vuelta en el curro.

Lo cierto es que entre que se ha acabado esa semana de psuedovacaciones (en la que no podía respirar por la nariz y daba igual lo que hiciera me fatigaba enseguida, pero tampoco era como para no poder salir de la cama... pero casi sí de la casa) y que el otoño ha llegada de repente (en serio, ayer un alumno me dijo que hacía un tiempo buenísismo, porque el sol se podía intuir entre las nubes, aparte lleva todo el día lloviendo). Tengo unas ganas enormes de que llegue el viernes que viene para irme de vacaciones.

Y poco más hay que contar. Sin novedad en el frente. Bueno sí, el sábado estuve en Stuttgart y es una ciudad que cada vez me gusta más (pero es que al principio no me gustaba lo más mínimo, así que tampoco tiene mucho mérito).

El sábado queríamos ir a inscribirnos al consulado porque habíamos oído (y con "habíamos" quiero decir "yo había" y arrastré al resto) que este fin de semana estaba abierto para pedir el voto por correo (por cierto ¿alguien sabe cómo ha ido lo de los avales para los partidos minoritarios en Córdoba? ¿se presentará Sandokán a Presidente del Gobierno?). Así que después de comprar un libro y tres juegos de mesa (vivo solo, pero si algún día se me desdobla la personalidad me voy a montar unas fiestas conmigo mismo de órdago), nos plantamos en la montaña en la que está el Consulado. Pero nada, el caso es que me lié de mala manera y al final allí no estaba ni el Tato. Por lo menos eché el día con Sonia, Paloma y Cris en Stuttgart, comimos en un mexicano del centro, vimos la manifestación del 15 de octubre (cada vez estoy más convencido de que a los alemanes ya se les ha olvidado lo que es una manifestación ¡con lo que ellos han sido!), nos tomamos un cafelito y al final cada mochuelo a su olivo. Y así es como he pasado el fin de semana. Bueno, así y en twitter, que cada día lo uso más.

PD: Mentira, sí que me ha pasado increíble, de eso que cuento y te caes para atrás de la silla. La primera vez que vine a Alemania fue en septiembre de 2005 y me quedé hasta el 1 de agosto del año siguiente; la segunda vez fue entre septiembre de 2008 y me quedé hasta junio del año siguiente; la tercera vine en septiembre del año pasado y aquí sigo desde entonces. En todo este tiempo, el lunes descubrí algo que no pude dejar de comprarme, estoy como un niño con zapatos nuevos (aparte también tengo botas nuevas, que hay que calzarse en condiciones para el invierno). Esto que he encontrado es esto.

viernes, 14 de octubre de 2011

Sistema electoral alemán

NOTA: ENTRADA NUEVAMENTE EDITADA

Como bien sabéis soy profesor. Así que me voy a poner didáctico, hoy toca una clase sobre los entresijos de la política en este país llamado Alemania, que me acoje de forma interrumpida desde 2005, que ya va siendo hora de que este blog además de proporcionar horas y horas de entretenimiento (o de pierdetiempo, según se mire), también proporcione un poquito de formación.

El caso es que ayer estaba en twitter y @be_agua me preguntó si conocía alguna página o algún enlace que explicara más o menos de forma clara y sencilla cómo funciona el sistema electoral alemán. Además he oído por ahí que a uno de los candidatos a la presidencia le gusta mucho, pero tampoco estoy muy seguro de que lo conozca realmente (que oye, lo mismo nos sorprende a todos y resulta que hay un político que se informa hantes de hablar ¿quién sabe? ;-P ).
Tengo que alcarar que ni el sistema electoral ni el sistema educativo alemanes son sencillos de comprender, así que mucho menos son sencillos de explicar. Busqué y rebusqué durante por lo menos 40 segundos, y entonces como no encontre nada, decidí enriquecer un poquito esta red de redes conocida como internet, he hice un pequeño documento explicándolo. Lo podéis encontrar aquí.

Pero como sé que no sois mucho de pinchar enlaces, y que se abra un documento pdf y poneros a leerlo, pues os lo pego aquí debajo por si os interesa:

SISTEMA ELECTORAL ALEMÁN
Los sistemas electorales alemán y español son muy diferentes. Aquí voy a intentar aclarar algunas de estas diferencias.

¿Siguen todas las elecciones el mismo sistema electoral?
No. Si bien la mayoría sí siguen el sistema de dos votos que explicamos aquí, algunos estados (Länder) tienen otro sistema electoral en sus elecciones propias, es decir, en las elecciones al Landestag (algo parecido a las elecciones autonómicas de España).
Para las elecciones al Bundestag (equivalente al Congreso de los Diputados) sí siguen todas las circunscripciones, independientemente del Land en el que se encuentren el mismo sistema.

¿Eligen los ciudadanos a todos los miembros del Parlamento Federal?
No. Los ciudadanos eligen sólo a los miembros del Bundestag; a los miembros del Bundesrat (cámara de representación territorial, pero diferente de nuestro Senado) los eligen los diferentes Landestag. Eso trasladado a España supondría que a los senadores sólo los elegirían los diferentes parlamentos autonómicos.

He oído que las listas no son abiertas ni cerradas sino todo lo contrario ¿es cierto?
Más o menos. Cada elector tiene dos votos: Uno para un candidato (Erststimme) que representa a su circunscripción en el Parlamento y otro para un partido (Zweitstimme).
Sin embargo, los candidatos del Erststimme los imponen los partidos, con lo cual los electores están eligiendo a alguien previamente designado por el partido.
Pero hay una excepción. Cualquier ciudadano mayor de edad que obtenga el apoyo de 200 personas (200 avales que se llaman en España) puede presentarse como candidato independiente a representar su circunscripción. Lamentablemente, eso es algo tan legal como utópico, nunca se ha presentado nadie como independiente y ha conseguido llegar al Parlamento.

Sigo sin aclararme, ¿cuál es la diferencia entre Erstimme y Zweitstimme?
Cada una de las 299 circunscripciones manda al Parlamento al candidato más votado (algo parecido a lo que ocurre en países anglosajones como Reino Unido y EEUU) en el Erststimme. Pero aún quedan muchos sitios por rellenar hasta llegar a los 598 (de hecho, la mitad). Para eso está el Zweitstimme.

Ejemplo: El partido A saca un 40% de los votos (entre Erststimme y Zweitstimme en el Zweitstimme, que para eso sirve), le corresponden un 40% de los asientos (es decir, 240) y el partido B saca un 20% (entre Erstimme y Zwetstimme en el Zweitstimme, que para eso sirve), le corresponden un 20% de los asientos (es decir 120). En el Ertstimme el partido A ha conseguido 196 diputados, los otros 44 hasta llegar a 240 los designa el partido. El partido B ha sacado 132 diputados en el Erstimme, aunque eso supone más del 20%, al ser candidatos elegidos directamente por el pueblo, los 132 diputados se quedan en el Parlamento. Esos 12 que “sobran” se conocen como Überhangmandate.
Esto hace que siempre haya algún parlamentario más de los 598 que en principio ocupan el Bundestag; de hecho, legalmente puede haber hasta 299 diputados de más (es decir un total de 897 diputados), pero aunque en teoría es posible, en la práctica ese descuadre de candidatos y proporciones es imposible (y más teniendo en cuenta el límite del 5% para acceder).

Ya he visto que no todos los candidatos (Erststimme) necesitan un partido, pero ¿necesitan todos los partidos un candidato en cada circunscripción?
En absoluto. De hecho algunos partidos minoritarios se presentan sólo para el Zweitstimme y sólo en algunas circunscripciones.

Creo que más o menos entiendo cómo va esto, si luego me surge alguna duda ¿te puedo preguntar más?
Pues felicidades si lo has entendido todo, yo he necesitado tres años viviendo en este país y todavía no me aclaro del todo :-P
Claro que puedes preguntar, me puedes encontrar en twitter, soy @afra84. Y los lectores del blog podéis usar los comentarios, que para algo están.

martes, 11 de octubre de 2011

Enfermito

Mis entrada cada vez se espacian más en el tiempo. Será que cada vez tengo menos tiempo y menos fuerzas (o que a veces eso de priorizar el tiempo no es lo mío). El caso es que esta semana voy a tener mucho tiempo pero pocas fuerzas, eso sí).

La semana pasada ya emepzó el otoño (lo que en España, al menos en Córdoba, se considera invierno, de hecho); así que, como viene siendo tradicional cada otoño, cogí un poco de frío; nada grave en realidad, carraspera y algunos mocos. Pero el fin de semana fui a casa de una amiga a vernos todos los profes vistantes del año pasado que quedamos aquí y a que nos informara de lo que ella ha hecho para poder quedarse aquí (ella tomó ya el año pasado la decisión que yo acabo de tomar, asínque así que empezó a moverlo todo mucho antes que yo). Y claro, cuando uno se va de viaje pues lo normal es que le bajen las defensas (he de decir que en linea recta vivimos a unos 100 kilómetros, pero en llegar a su casa desde la mía se tardan más de dos horas). Así que ya acabé de ponerme malo del todo.

El caso es que el lunes fui a trabajar y dí mis ocho horas del clase del tirón como un campeón (bueno, como un campeón no, que me faltó sólo ver dragones volando por la clase, pero ese es otro tema), y justo después de la última clase me fui al médico, que me dió la baja para lo que queda de semana (y menos mal, porque hoy estoy incluso peor que ayer). Así que ahora mucho té, mucha cama y mucha sopita y unas croquetas de chuparse los dedos que me he hecho hoy.

Os hablaría del finde en el Brenz, pero el cerebro no me da para tanto, sólo diré que me lo pasé superbien (el finde he estado más incubando que malo) y que ya tengo las cosas sobre quedarme más o menos claras. Y ya otro día contaré más detalles sobre la (escasa) vida nocturna de Heidenheim y la animada vida diurna que tuvimos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Alea Iacta Est

Pues sigo sin estar seguro de si me quiero quedar o no. Y al igual que cada vez que tomo una decisión (por nimia que sea) tengo la sensación de haber tomado la decisión errónea (pero igual os digo que si hubiera tomado la decisón contraria, la sensación sería a misma).

Ya comentaba por aquí el otro día que existe la posibilidad de alargar la estancia por estos lares MUCHO (¿demasiado?) más de lo previsto cuando me vine. Pero para eso tendrían que reconocerme los títulos y cursos que he hecho y la experiencia docente y no se qué más (además de hacer exámenes y Lehrproben). Y ahí está el quid de la cuestión, en el "no sé qué más".

Como no tenía muy claro qué tenía que hacer o con quién tenía que hablar (y que se abran las puertas del infierno si alguien en el instituto lo sabía, porque les pregunté a todos) pues les escribí un correo a las que nos dieron el curso de formación el año pasado. Y este jueves me contestó la que está más metida en el ministerio, diciéndome con quién tengo que hablar y qué le tengo que pedir. Pero claro, que hable con él mi jefe de estudios mejor que yo, para que quede meridianamente claro que la escuela me apoya y que quieren que me quede. Así que en esas estamos; ayer me tiré a la piscina y le dije a mi jefe de estudios que llamara. Hoy no le he visto, así que mañana le preguntaré si ha llamado y si me dice que no, le digo de llamar los dos juntos (sí, ya se que le tendría que haber dicho eso desde le principio, pero bastante tengo con haber tomado la decisión de empezar a mover todo, como para encima pensar con claridad, coherencia y raciocinio).

Y por supuesto, no todo podía ser tan bonito, que esto no es un anuncio de compresas. En parte (una parte muy grande, pero muy que muy grande) me ayudó a decidirme el tiempo. El año pasado por estas fechas me estaba pelando de frío y casi había gastado el chubasquero de tanto usarlo. Este año estaba haciendo un sol de órdago, hemos superado cada día los 20 ºC y no parece que sea otoño... o no parecía hasta hoy.

Como el tiempo ya no tenía que animarme a nada, por supuesto hoy ha vuelto el frío, ha estado lloviendo a cántaros, y cuando he cogido la bici después de las clases me he dado cuenta de que el suelo estaba lleno de hojas amarillas (y puedo prometer y prometo que ayer no estban ahí).

¿He tomado la decisión correcta? No lo sé. Pero al menos he tomado una decisión importante, que ya iba tocando.

lunes, 3 de octubre de 2011

NRW

Hoy vuelve a ser lunes, pero el cuerpo no me piede tierra. Me pide salsa :-P

Hoy es 3 de octubre, fiesta nacional alemana. Y no, no es el aniversario de la caída del muro. Ese día es el 9 de noviembre, pero como ocurrieron también más cosas pues el festivo nacional es hoy. Eso significa que hoy no he trabajado. Por eso este fin de semana he vuelto la vista atrás y me he ido de puente a Colonia/Bonn y a Dortmund/Düsseldorf.

El viernes después del trabajo, volví a casa, hice el equipaje, hablé con mis padres y me monté en un tren. Seis horas y dos trasbordos después estaba en Colonia con Sonia. Después llegaron Tere, Iza, la catedral (impresionante como siempre), un ratejo de crítica (constructiva, por supuesto, guiño-guiño-codazo-codazo) y al rato ya estábamos soltando las cosas en el hotel y en busca de nuestras Kölsch.

El sábado fue un día totalmente intenso. Por la mañana tocó un poco de turismo comercial y gastronómico. Desayunamos, fuimos a la tienda de colonias (en serio la colonia de perfume se llama así por la ciudad de colonia), Iza se compró un móvil (ya es toda una alemana) y visitamos la catedral. Impresionante como nunca. Mirad que he ido veces a la catedral de Colonia, pero esta vez tenía nosequé que me sobrecogió de verdad.
Después de eso pusimos rumbo a Bonn. Este año la fiesta de la Reunificación se celebraba en Bonn, en lugar de en Berlín, así que había un montón de tenderetes de los diferentes ministerios, el Bundestag y el Bundesrat, el gobierno (así, en general), y varias ciudades de Renania (porque además celebraban el día de Renania, que resulta que es el 23 de agosto, pero cada año lo celebran cuando les da la gana). Y ¿qué había en los stands? Pues de todo: información, cuadernos, bolis, libretas, post-it, posters, etc, pero sobre todo bolsas de tela. Hay quien dice que tengo una obsesión algo extraña con las bolsas de tela, yo no sé por qué, el caso es que tan sólo cogí seis bolsas de diferentes puestos.
Después de arrasar en todos los puestos y de ver un poco más de Bonn, sus festolinas, y la casa de Beethoven, volvimos a Colonia, recogimos a Tere y nos fuimos a la fiesta de despedida de Javi. Pero como dormíamos en Dortmund, pues sólo estuvimos un ratillo. Para quien no lo sepa, entre Colonia y Dortmund hay casi una hora cuarenta minutos de tren, y luego además teníamos que llegar a casa de Iza.
El domingo tocó visitar Dortmund, donde también estaban de fiesta con puestos en la calle y tal, también tocó entrar un minutito al Primark y perder el sentido del tiempo. Y estaba todo llenísimo de gente (las calles, los puestos y el Primark). Se nota que no es normal que a principios de octubre estemos por estos lares por encima de 25 ºC y con un sol que alegra el día.
Después de Dortmund, fuimos a concer Düsseldorf, con su torre de televisión que es un reloj de lucecitas, con la Kö y por supuesto con su Bolkerstraße, la barra de bar más larga de Europa, y en donde entre bares, pubs, discotecas y otros antrazos se esconde el mejor codillo de toda Alemania (el mejor del mundo me atrevería a decir). Ni qué decir tiene dónde cenamos.

Y después de eso, poco más. Ya de vuelta en casa de Iza jugamos un rato a las Feiglingcartas (variante MUY libre del Jägeruno, pero con el mismo espíritu) y a la cama que al día siguiente a la mayoría nos esperaban más de seis horas de tren.

NOTA: Sí, la entrada tiene fecha del tres, aunque hoy sea cuatro. Es que por primera vez he empezado a escribir una entrada, he guardado el borrador, y después me he acordado de seguir escribiendo y de publicar al día siguiente.

lunes, 26 de septiembre de 2011

De casualidad

El cuerpo me pide tierra. Y será que es lunes. Porque los lunes acabo hecho polvo (y eso que éste es sólo el segundo). Los lunes tengo ocho clases del tirón (antes, cuando el ministerio revisaba los horarios, eso estaba prohibido, eran un máximo de seis clases al día, y en casos muy excepcionales hasta siete).

Acabo la última clase con la cabeza como un bombo y sin ganas de nada. Sin embargo, aunque estoy supercansado (porque además he dormido unas cuatro horas, me acosté a las dos y media preparando y revisando actividades para mis alumnos de selcetividad), estoy bien de ánimos. Supongo que será por el fin de semana.

Y es que ya sabéis lo que me gusta quedar con la gente, y vernos, coger un tren y plantarme donde sea, pero un descansito de vez en cuando no viene mal (creo que la última vez que me quedé aquí y no recibí visitas fue en abril o mayo). Y es que en verdad ha estado bien el finde.

El viernes llegué muerto a casa, sin ganas de hacer nada ni preparar clases. Sólo vi un poco la tele, me metí en internet, cené un chuletón con ensalada y me fui a la cama feliz como un perdiz.

El sábado me levanté tardísimo (sobre las 11:30), preparé clases, puse una lavadora, cociné, compré un regalo y me fui a un cumpleaños (es lo que tiene, que la gente vuelve a cumplir años cada 365 días). Eso sí, esta vez sin el apoyo de Mar, allí estaba yo, solo ante 20 ó 30 alemanes (muchos conocidos/amigos míos, pero alemanes al fín y al cabo) sin dejar descansar el cerebro ni un momento, todo el rato, dale que dale, venga alemán, venga alemán, que sí, que me gusta (me encanta, de hecho), pero alguien sabio dijo: lo poco gusta y lo mucho cansa. Así que cuando la secretaria del colegio (con quien fui al cumpleaños) me dijo "bueno, cuando quiera nos vamos" me pareció un poco descortés decirle "vamonos ya", pero cuando al rato me dijo "¿qué tal si nos vamos dentro de diez minutos?" sinceramente ví el cielo abierto. Y luego, ya en mi casa, justo antes de irme a la cama, casi por casualidad encendí el portátil para ver el correo, y así de casualidad (las mejores cosas son las que ocurren de casualidad), tres horas más tarde me fui a la cama con una sonrisa de oreja a oreja.

Ya el domingo, que el finde llegaba a su fin, entre el solazo que hacía y que estuve trabajando en el jardín (regar, es lo que hice), estuve de buenas todo el día. Además la persepectiva de ir a tomarme algo (como si estuviera en Córdoba y me fuera a la Corredera), también me animó. Cuando acabé de preparme las clases (sólo me quedaba por terminar los materiales de una actividad), llamé a Cristina, me fui a Heilbronn, y allí de casualidad nos encotramos a Ruth (otra profe de español que trabaja aquí, pero vive allí). Después de tomarnos una cervecita y un Pfannkuchen en la ribera, acabamos cenando en casa de Ruth y pasándonos materiales para las clases (si es que en el fondo no dejo de trabajar ni cuando estoy relajándome). Y bueno, pues eso, que volví a mi casa, terminé de preparar los materiales (que me llevó ligeramente más tiempo del esperado). Y hoy a las 6:30 ya estaba en planta para ir al instituto a hacer fotocopias. Con unas ojeras hasta los tobillos, pero con lo ánimos por todo lo alto.

Ale, sed felices ;-)

jueves, 22 de septiembre de 2011

Biografía blogueril

¿Por qué existe Los mundos de afra?

Muchos de los que me leéis sois blogueros, así que supongo que la respuesta será parecida a ¿por qué existe La Sinécdoque? o ¿a qué viene la Segunda Parte? o ¿tiene Desparrunzando una razón de ser? o ¿por qué empezó Sachaloblipleis?

En realidad los mundos es una mera continuación del rinconcillo, me mudé aquí porque llegó un momento en que el rinoncillo llegaba sólo a algunas personas y por eso perdió su razón de ser. Todo empezó un fría tarde septiembre (en realidad una calurosa tarde de agosto, pero eso sólo fue una prueba); recién llegado a Berlín. Cuando llevaba allí menos de una semana y ya había escrito tres emails larguísismos que tuve que reescribir porque hotmail sólo deja mandar un correo a 50 personas del tirón, decidí hacerme un blog, no molestar en la bandeja de entrada y que quien quisiera saber cómo me iba por la-mejor-ciudad-del-mundo sólo tuviera que meterse en el blog.

Pero Berlín se acabó... y el blog estuvo a punto de acabar también (cuatro entradas en todo un curso ¿podéis creerlo?). Sin embargo, me volví a ir... y volví al blog, volví a contar lo extraño que se vuelve el mundo cuando te alejas unos metros de tu casa, y lo rara que puede parecernos a veces la gente. Cuando todo dejó de parecerme extraño, las entradas se espaciaron y el blog estuvo a punto de desaparecer de nuevo. Ya no había novedades, me parecía que todo era un bucle y repetir lo mismo una y otra vez no tenía mucho sentido (no me daba cuenta que no era monótono, simplemente había perdido la capacidad de sorprenderme). Además el blog era para contarle qué hacía a gente con la que de todas formas ya hablaba con cierta frecuencia, o veía en facebook (sí, en 2007 ya tenía facebook). Así que las entradas se espaciaban cada vez más.

Como siempre, la historia se repite. Me volví a ir, y retomé de nuevo el blog (entonces todavía era el rinconcillo). Y seguía siendo simplemente la respuesta a la pregunta ¿qué has hecho hoy? Pero empecé a mojarme un poco, a dar opiniones, a dejar simplemente de contar cosas, para empezar a opinar, el blog dejó de ser poco a poco una memoria de actividades, para convertirse en lo que se supone que es un blog - más o menos sobre esa época me mudé a blogger y el rinconcillo se convirtió en esto que leéis.

La vida en Duisburg tiene mucho que ver con el rumbo que tomó el blog. Tanto en Berlín como en Massachussets la vida era fantástica, aunque hubiera algunos días no tan buenos. En Duisburg era un poco al revés (imaginaros cómo sería que decidí volver a mi ciudad a ¡¡¡¡estudiar oposiciones!!!!), es cierto que el trabajo me gustaba y que me iba bien; y que estaban Santi, María y Soraya, que de no ser por ellos lo habría pasado francamente mal. Vivía en una ciudad que no me gustaba lo más mínimo y había días que no sabía muy bien por qué seguía allí. Así que el blog se convirtió en un desahogo, una válvula de escape (por eso a veces escribía cosas un poquito bestias).

Luego, como he dicho volví a Córdoba. Y necesitaba más que nunca una válvula de escape (quienes hayáis estado con unas oposiciones y sea eso lo único a lo que os dedicáis, sabéis bien de qué hablo). Además, como casi todo el mundo que me leía vivía en Córdoba conmigo, era como escribirle al viento. Me descuidé totalmente, el anonimato que se le supone a un blog no existía en absoluto.

Además como ese año mi vida se reducía a ir de mi casa a la biblioteca y de la biblioteca a mi casa (bueno, también iba a clase de alemán, era el único momento entre semana que hacía algo que realmente me gustaba), en el blog simplemente reflexionaba y daba mi opinión sobre esto y aquello y tampoco es que escribiera mucho (excepción: en los diez días que estuve en La Rioja escribí siete entradas, de hecho un día escribí tres entradas diferentes).

Suspendí las oposiciones, e hice lo que llevo haciendo ya muchos años, lo que mejor sé hacer: hice la maleta, me monté en un avión y puse rumbo a algún lugar. Un lugar lejos de mi familia, un lugar lejos de mi gente, un lugar en el que estaba bien, pero que sentía que me faltaba algo; un lugar en el que necesitba una válvula de escape. Un lugar que, a pesar de lo que parezca por lo que escribo aquí, me encanta (de hecho, me gusta cada vez más ¿me estaré alemanizando un poco?), pero en el que irremediablemente me siento incompleto.
En fín, a lo que iba después de tanto divagar (porque por si después de 206 entradas no os habéis dado cuenta, me gusta divagar), ¿por qué existen los mundos de afra?

Quizá empezó para que a casi 3000 kilómetros mis padres supieran que estaba comiendo bien y que la vida en genral me sonreía. Pero ahora la cosa ha cambiado, ahora lo necesito yo más que los demás (es como ir al psicólogo, pero gratis... y a la vista de todo el mundo). Ahora comprendo lo que me dijeron una vez del anonimato en los blogs. Así que por eso ahora no firmo con mi nombre, ni en la foto del perfil sale mi cara. Quienes sabéis quien soy, no necesitais ver más mi cara ni mi nombre. Y quienes llegásteis aquí por casualidad (que según veo en las estadísticas sois bastantes), simplemente imaginad que afra es mi nombre real y que en vez de tener cara soy un ojo marrón, grande como el ojo e Sauron.