jueves, 22 de septiembre de 2011

Biografía blogueril

¿Por qué existe Los mundos de afra?

Muchos de los que me leéis sois blogueros, así que supongo que la respuesta será parecida a ¿por qué existe La Sinécdoque? o ¿a qué viene la Segunda Parte? o ¿tiene Desparrunzando una razón de ser? o ¿por qué empezó Sachaloblipleis?

En realidad los mundos es una mera continuación del rinconcillo, me mudé aquí porque llegó un momento en que el rinoncillo llegaba sólo a algunas personas y por eso perdió su razón de ser. Todo empezó un fría tarde septiembre (en realidad una calurosa tarde de agosto, pero eso sólo fue una prueba); recién llegado a Berlín. Cuando llevaba allí menos de una semana y ya había escrito tres emails larguísismos que tuve que reescribir porque hotmail sólo deja mandar un correo a 50 personas del tirón, decidí hacerme un blog, no molestar en la bandeja de entrada y que quien quisiera saber cómo me iba por la-mejor-ciudad-del-mundo sólo tuviera que meterse en el blog.

Pero Berlín se acabó... y el blog estuvo a punto de acabar también (cuatro entradas en todo un curso ¿podéis creerlo?). Sin embargo, me volví a ir... y volví al blog, volví a contar lo extraño que se vuelve el mundo cuando te alejas unos metros de tu casa, y lo rara que puede parecernos a veces la gente. Cuando todo dejó de parecerme extraño, las entradas se espaciaron y el blog estuvo a punto de desaparecer de nuevo. Ya no había novedades, me parecía que todo era un bucle y repetir lo mismo una y otra vez no tenía mucho sentido (no me daba cuenta que no era monótono, simplemente había perdido la capacidad de sorprenderme). Además el blog era para contarle qué hacía a gente con la que de todas formas ya hablaba con cierta frecuencia, o veía en facebook (sí, en 2007 ya tenía facebook). Así que las entradas se espaciaban cada vez más.

Como siempre, la historia se repite. Me volví a ir, y retomé de nuevo el blog (entonces todavía era el rinconcillo). Y seguía siendo simplemente la respuesta a la pregunta ¿qué has hecho hoy? Pero empecé a mojarme un poco, a dar opiniones, a dejar simplemente de contar cosas, para empezar a opinar, el blog dejó de ser poco a poco una memoria de actividades, para convertirse en lo que se supone que es un blog - más o menos sobre esa época me mudé a blogger y el rinconcillo se convirtió en esto que leéis.

La vida en Duisburg tiene mucho que ver con el rumbo que tomó el blog. Tanto en Berlín como en Massachussets la vida era fantástica, aunque hubiera algunos días no tan buenos. En Duisburg era un poco al revés (imaginaros cómo sería que decidí volver a mi ciudad a ¡¡¡¡estudiar oposiciones!!!!), es cierto que el trabajo me gustaba y que me iba bien; y que estaban Santi, María y Soraya, que de no ser por ellos lo habría pasado francamente mal. Vivía en una ciudad que no me gustaba lo más mínimo y había días que no sabía muy bien por qué seguía allí. Así que el blog se convirtió en un desahogo, una válvula de escape (por eso a veces escribía cosas un poquito bestias).

Luego, como he dicho volví a Córdoba. Y necesitaba más que nunca una válvula de escape (quienes hayáis estado con unas oposiciones y sea eso lo único a lo que os dedicáis, sabéis bien de qué hablo). Además, como casi todo el mundo que me leía vivía en Córdoba conmigo, era como escribirle al viento. Me descuidé totalmente, el anonimato que se le supone a un blog no existía en absoluto.

Además como ese año mi vida se reducía a ir de mi casa a la biblioteca y de la biblioteca a mi casa (bueno, también iba a clase de alemán, era el único momento entre semana que hacía algo que realmente me gustaba), en el blog simplemente reflexionaba y daba mi opinión sobre esto y aquello y tampoco es que escribiera mucho (excepción: en los diez días que estuve en La Rioja escribí siete entradas, de hecho un día escribí tres entradas diferentes).

Suspendí las oposiciones, e hice lo que llevo haciendo ya muchos años, lo que mejor sé hacer: hice la maleta, me monté en un avión y puse rumbo a algún lugar. Un lugar lejos de mi familia, un lugar lejos de mi gente, un lugar en el que estaba bien, pero que sentía que me faltaba algo; un lugar en el que necesitba una válvula de escape. Un lugar que, a pesar de lo que parezca por lo que escribo aquí, me encanta (de hecho, me gusta cada vez más ¿me estaré alemanizando un poco?), pero en el que irremediablemente me siento incompleto.
En fín, a lo que iba después de tanto divagar (porque por si después de 206 entradas no os habéis dado cuenta, me gusta divagar), ¿por qué existen los mundos de afra?

Quizá empezó para que a casi 3000 kilómetros mis padres supieran que estaba comiendo bien y que la vida en genral me sonreía. Pero ahora la cosa ha cambiado, ahora lo necesito yo más que los demás (es como ir al psicólogo, pero gratis... y a la vista de todo el mundo). Ahora comprendo lo que me dijeron una vez del anonimato en los blogs. Así que por eso ahora no firmo con mi nombre, ni en la foto del perfil sale mi cara. Quienes sabéis quien soy, no necesitais ver más mi cara ni mi nombre. Y quienes llegásteis aquí por casualidad (que según veo en las estadísticas sois bastantes), simplemente imaginad que afra es mi nombre real y que en vez de tener cara soy un ojo marrón, grande como el ojo e Sauron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y yo que todavía estoy preguntándome cómo llegué a ti? :^)

afra dijo...

A veces dejo miguitas de pan por ahí para que la gente me encuentre... y a veces me encuetran sin las miguitas :-)