lunes, 27 de enero de 2014

Azorín

"De 1876 y 1886 son obras que denuncian el caciquismo, chanchullos electorales, verborrea parlamentaria, incultura pública, abandono de los campos, el pandillaje político. No sirven los viejos partidos. Enumera una serie de medidas regeneracionistas que abarcan todos los aspectos de la vida pública, desde el fraude a Hacienda al pésimo funcionamiento de la Justicia. Los del 98 luchan contra corrupción general del Estado."

El fragmento que reproduzco ahí arriba es de un foro de literatura sobre cuatro artículos que escribió Azorín (sí, ése que salía en el libro de Lengua y Literatura y que sin mirar la Wikipedia seguramente no podríais nombrar ninguna de sus obras ni decir por qué salía en el libro de Lengua y Literatura) en el periódico ABC en 1913. O dicho de otra forma, hace más de un siglo.

¿De verdad no hemos cambiado nada de nada en todo este tiempo? ¿O es que hemos cambiado mucho para que al final todo siga igual?

Soy de letras. Eso creo que lo teníais más o menos claro. Normalmente cuando alguien dice en su casa "Voy a estudiar letras", la reacción suele ser "¡Anda niño, no digas tonterías, que eso no tiene salidas!". Lo peor de todo es que tienen razón. Bueno, al menos las salidas típicas que todo el mundo supone (o suponía) a una carrera universitaria. Aunque aquí me veis; con un buen trabajo relacionado (más o menos) con lo que estudié y con una vida de la que en realidad no puedo quejarme (me puedo quejar de ciertas compañías de ventas de billetes de avión, pero de eso mejor hablamos otro día).

Sin embargo, aunque no tengan salidas, las letras sirven para algo. No es lo mismo servir para algo que tener salidas. Por ejemplo, "asesor de un político" es un trabajo que a la sociedad no le sirve para nada, pero no veas las salidas que tiene. Las letras sirven. Si yo no fuera de letras, seguramente no me habría encontrado con el fragmento que os he copiado ahí arriba. Si no me hubiera encontrado con ese fragmento, seguramente no me habría puesto a reflexionar (aunque no es la primera vez que tengo esta reflexión).

España sigue sufriendo los mismos males de hace más de un siglo... y se remonta a antes de Azorín. Leed a Galdós... o a Cervantes, en serio, leed el Quijote. El Quijote es lo que somos; y no es (ni se parece lo más mínimo) al tremendo coñazo que la gente cree que es. Leedlo y sabréis por qué hablo del Quijote en esta reflexión. No hemos avanzado nada como país. En serio, nada.

Cierto que ahora la violencia doméstica está mal vista (no desde hace mucho, la verdad) y que hace cuatro años y medio que no hay ningún atentado mortal en España. Además de otros muchísimos avances sociales. Pero no me refiero a nuestro avance como sociedad (que aunque aún nos queda, sí que hemos avanzado), sino como país/estado/nación, llamadlo como queráis.
"(...) caciquismo, chanchullos electorales, verborrea parlamentaria, incultura pública, abandono de los campos, el pandillaje político. No sirven los viejos partidos."
Eso lo decía (con otras palabras) Azorín hace más de un siglo. Eso lo decía Galdós antes que él. Y antes que Galdós, lo dijo Larra y antes que Larra ya lo dijeron otros. Y después de Larra, de Galdós, de Azorín, de Unamuno, de tantísimos otros, lo seguimos leyendo hoy cada día en twitter y en cada periódico, lo seguimos escuchando en cada bar y en cada mercado, lo siguen gritando en cada tertulia en televisión.

¿De verdad no hemos avanzado nada en todo este tiempo?

No hay comentarios: