miércoles, 5 de octubre de 2011

Alea Iacta Est

Pues sigo sin estar seguro de si me quiero quedar o no. Y al igual que cada vez que tomo una decisión (por nimia que sea) tengo la sensación de haber tomado la decisión errónea (pero igual os digo que si hubiera tomado la decisón contraria, la sensación sería a misma).

Ya comentaba por aquí el otro día que existe la posibilidad de alargar la estancia por estos lares MUCHO (¿demasiado?) más de lo previsto cuando me vine. Pero para eso tendrían que reconocerme los títulos y cursos que he hecho y la experiencia docente y no se qué más (además de hacer exámenes y Lehrproben). Y ahí está el quid de la cuestión, en el "no sé qué más".

Como no tenía muy claro qué tenía que hacer o con quién tenía que hablar (y que se abran las puertas del infierno si alguien en el instituto lo sabía, porque les pregunté a todos) pues les escribí un correo a las que nos dieron el curso de formación el año pasado. Y este jueves me contestó la que está más metida en el ministerio, diciéndome con quién tengo que hablar y qué le tengo que pedir. Pero claro, que hable con él mi jefe de estudios mejor que yo, para que quede meridianamente claro que la escuela me apoya y que quieren que me quede. Así que en esas estamos; ayer me tiré a la piscina y le dije a mi jefe de estudios que llamara. Hoy no le he visto, así que mañana le preguntaré si ha llamado y si me dice que no, le digo de llamar los dos juntos (sí, ya se que le tendría que haber dicho eso desde le principio, pero bastante tengo con haber tomado la decisión de empezar a mover todo, como para encima pensar con claridad, coherencia y raciocinio).

Y por supuesto, no todo podía ser tan bonito, que esto no es un anuncio de compresas. En parte (una parte muy grande, pero muy que muy grande) me ayudó a decidirme el tiempo. El año pasado por estas fechas me estaba pelando de frío y casi había gastado el chubasquero de tanto usarlo. Este año estaba haciendo un sol de órdago, hemos superado cada día los 20 ºC y no parece que sea otoño... o no parecía hasta hoy.

Como el tiempo ya no tenía que animarme a nada, por supuesto hoy ha vuelto el frío, ha estado lloviendo a cántaros, y cuando he cogido la bici después de las clases me he dado cuenta de que el suelo estaba lleno de hojas amarillas (y puedo prometer y prometo que ayer no estban ahí).

¿He tomado la decisión correcta? No lo sé. Pero al menos he tomado una decisión importante, que ya iba tocando.

6 comentarios:

José Alberto dijo...

Suerte, broda. Ya hablaremos/escribiremos.

. dijo...

El sol no lo tienes que buscar en el cielo... hablamos pronto, vale?
Jo.

Inma dijo...

no te preocupes hermanito, que yo ya he dado el primer paso para irme allí contigo. El 18 empiezo 1º de alemán. Besitossssssssssssssss

Anónimo dijo...

Tenías esta oportunidad y la has agarrado a tiempo: eso siempre es lo correcto, aunque a largo plazo la aventura salga regulín. Ojalá no sea el caso y todo vaya estupendamente, pero aunque no sea así, piensa que por lo menos hiciste lo que tenías que hacer cuando se te presentó el momento, y no al revés, no acabaste preguntandote cómo habría sido si hubieras abierto la puerta que te indicaron y que por la que no te atreviste a pasar.

Anónimo dijo...

*preguntÁndote
*y /que/ por la que...

AGH. Qué me pasará hoy...

Anónimo dijo...

Cuando tomamos decisiones importantes, es porque nuesztra autoestima y capacidad de decidir (aunque sea con un cirto gradeo de duda), nos dicen que ya tenemos el grado suficiente de independencia y madurez. Asi que hagas lo que hagas, acertarás; porque las decisiones se pueden corregir, la indecisión, no. Por ello adelante. Afrr