domingo, 23 de octubre de 2011

Otro finde

El tiempo pasa sin prisa, pero sin pausa, a pesar de que según Einstein sea relativo... y yo me lo creo un poco. Decía Einstein, para explicar su teoría de la relatividad especial a profanos como yo, que es muy sencillo eso de entender y explicar que la velocidad del paso del tiempo es relativa. Él lo explicaba con las siguientes palabras:
Pon la mano en un horno cliente durante un minuto y te parecerá una hora. Siéntate junto a una chica preciosa durante una hora y te parecerá un minuto. ESO es la relatividad.
Pues algo así me ha pasado este fin de semana.

El viernes nada más terminar de trabajar escribí la última entrada del blog (la que podéis ver un poco más abajo), ví un rato la tele, cené, chomineé un rato en internet, (re)descubrí blogs y de hecho me quedé leyendo uno hasta las 2 y pico de la madrugada. De ése voy a copiar parte de una entrada a la que llevaba mucho tiempo dándole vueltas en la cabeza, yo quería escribir una entrada parecida (¿qué digo una parecida? quería escribir ESA entrada), pero la autora la ha escrito con mucha más maestría que yo. Os copio aquí un fragmento con el que los lectores de blogs (y muy en especial los blogueros) quizá os sintáis identificados:
Se llega a leer un blog por caminos inescrutables: porque un amigo ha abierto uno, porque alguien te ha recomendado otro, porque haces una búsqueda en google y te sale como una de las primeras opciones, porque lees un comentario que te llama la atención en algún otro blog y quieres saber quién hay detrás de esa opinión, porque te obsesionas con un tema y rebuscas en la red para saber que se ha escrito sobre ese tema…y se llega saltando de uno a otro en una espiral en la que como no hayas dejado miguitas (en este caso lo metas en favoritos o en el Reader) está complicado que seas capaz de volver a llegar.
Además, algo que me llamó enormemente la atención fue que, si os fijáis, escribe entradas casi cada día, y no son entradas que sean un churro, muy cortas o muy descuidadas. Son entradas que se tardan más de una hora en escribir (los blogueros sabéis lo que se tarda en escribir una entrada, y más si se ponen fotos y enlaces, como tiene casi cada entrada).
El trabajo de mis sueños no es ser profesor - aunque sea algo que me gusta y mucho - el trabajo de mis sueños es ganarme la vida escribiendo, sin embargo es sólo eso: un sueño. Y mientras haya que pagar facturas y la harina y la levadura no sean gratis, mejor tener un trabajo que dé dinero. Decía un escritor famoso (creo que Luis García Montero, pero no estoy seguro): si quieres vivir de la poesía, búscate un buen trabajo.
Pero, en fin, que Umbral fue a la tele a hablar de su libro y yo he venido a hablaros del finde y al final me voy por los cerros de Úbeda.

El sábado por la mañana estuve preparando las clases de mañana, y me embalé y preparé incluso algunas clases para después de las vacaciones - porque os recuerdo que dentro de dos semanas por aquí tenemos vacaciones :) Así que por la tarde acepté la invitación del profe nuevo que vive en Schwäbisch Hall y allá que me fui. Estuvimos de cenita española en su casa (tortilla de patatas rica rica rica delicious) y luego nos fuimos a explorar la vida nocturna de Schwäbisch Hall. Y con "explorar la vida nocturna" quiero decir: fuimos a un bar, nos tomamos un gin tonic y nos volvimos a la casa. Allí estuvimos viendo videos de los carnavales de Cadiz y de Pasapalabra y ya llegó un momento en el que decidimos que teníamos suficiente, así que nos fuimos a dormir.

Y ya esta mañana, hemos hecho el alemán. Y ¿qué es hacer el alemán? Pues fácil. Los domingos por la mañana los alemanes desayunan. Pero no desayunan un café y tostadas, no. Se van a la cafetería y empiezan a comer hasta reventar. De hecho el desayuno tradicional es éste, pero nosotros decidimos que la mañana del domingo no era el mejor momento de meternos medio litro de Heffeweizen, dos salchichas con mostaza y un Bretzel; así que nos decidimos por un punto intermedio que incluía huevos revueltos, café, bacon, embutidos y diferentes tipos de pan. Después de eso, me volví a Öhringen, donde habíamos quedado algunos de los espñoles que vivimos aquí. De hecho, sólo conocía a tres de los que estaban, así que ahora el círculo de españoles en Hohenlohe se va abriendo, e incluye a familias con chiquillos y todo. Definitivamente, estamos colonizando Alemania.

Y ¿a qué venía lo de la Teoría de la Relatividad del principio? Pues que un lunes con ocho horas de clase sin parar parece un minuto con la mano metida en el horno, y todo un fin de semana en buena compañía, con gente con la que, a pesar de apenas conocer de nada, te unen tantas cosas que con una mirada o con un gesto ya basta para entenderos, parece una hora junto a una chica preciosa.

Y en esas estamos.

2 comentarios:

Turzi dijo...

Buenas! Qué envidia me dan algunas cosas que cuentas.
En realidad me cuesta creerme esto: "nosotros decidimos que la mañana del domingo no era el mejor momento de meternos medio litro de Heffeweizen, dos salchichas con mostaza y un Bretzel" :-D
como si fuera la primera vez...
Veo que sigues buscando esos larguísimos momentos de felicidad.
Me alegro mucho. Pásalo muy bien y nos vemos prontito.
...y por cierto: cuenta, cuenta, al final cuánto tiempo estuviste con la mano en una chica junto al horno?

afra dijo...

Jajajajaja, lo de la chica era una metáfora, la única rubia que me alegra los fines de semana es http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/04/Hefeweizen_and_kristallweizen.jpg

Y bueno, es verdad que lo decidimos... yo decidí tomarme unos hievos en vez de las salchichas y ellos decidieron tomarse un café en vez de la cerveza ;)

Nos vemos prontito.

PD: Además, si tú contaras tu vida en Barcelona también me darías envidia ;P