miércoles, 25 de abril de 2012

Filólogo y sin dinero (y sin futuro en España)

Si me preguntan por mi profesión digo sin lugar a dudas que soy profesor, y el 80 por ciento de las veces voy más allá y digo que soy profesor de idiomas, en concreto profesor de español y de inglés. Pero también podría decir "soy filólogo" y se me llenaría la boca (aunque la mitad de la gente no sepa lo que es un filólogo, y en Alemania mucha menos gente).

Pues bien, quienes elegimos estudiar una filología teníamos claro al hacer esa elección que nunca llegaríamos a ser ricos. En el fondo sabíamos que en algún momento de nuestra vida nos tocaría vivir más allá de los Pirineos. Pero también teníamos claro que si bien, no nos haríamos ricos ni haríamos una revolución, sí que le podíamos ser útiles a España y al resto del mundo.

Desde hace unos treinta años el ministerio de exteriores (a través de la Agencia de Cooperación Internacional - AECID) viene organizando el Programa de Lectorados en universidades de todo el mundo. Este programa "tiene como misión la difusión de la lengua española y la cultura, así como el fortalecimiento de las relaciones internacionales a través del conocimiento cultural mutuo". Estas últimas palabras no son mías, sino que las he cogido del grupo de Lectores y ex-lectores que hay en facebook (https://www.facebook.com/groups/41014394522/). En ese mismo grupo me he enterado de que han cancelado muchos (no todos, pero sí la mayoría) de los lectorados del año que viene.

Por más que me duela decirlo, me da vergüenza mi país. Lleva mucho tiempo (demasiado ya) haciéndolo. Hace algo más de un año escribía de una España que me era ajena. Y cada vez me es más ajena. Un país que deja que los equipos de fútbol adquieran una deuda de 150 millones de euros (un país al que tampoco le parece taaaaan alta esa cifra), un país que permite que dos de sus Comunidades Autónomas (una del PSOE y otra del PP, que aquí no se libra nadie) se endeuden tanto que sea posible intervenirlas sin hacer nada para pararlas antes, un país donde se congelan casi todas los oposiciones (y las que no se congelan/prohíben se reducen a una tasa de reposición del 10%), pero en el que no se reduce el número de asesores/contratados a dedo. Un país que necesita recortes, pero en el que no se hacen donde se deberían hacer. Un país sin visión de futuro más allá del partido del próximo domingo. Un país que gasta en lugar de invertir. Un país por el que cada día dudo más que pase mi futuro. Un país al que hoy, 25 de abril de 2012, a las siete y media de la tarde (en otro momento quizá será diferente, pero ahora es así) no me da pena no volver.

PD: En realidad hoy quería escribir del intercambio con el instituto de Agurain, de Idoia y Maite, de lo bien que me lo he pasado con ellas y de lo que las voy a echar de menos, de lo reventado que estoy hoy y de lo mucho que merece la pena ese "reventamiento". Pero esa entrada tendrá que esperar.

4 comentarios:

Morti dijo...

Aparte de la rabia, yo sí que siento mucha pena por los que no pueden volver. No por mí, que por suerte siempre he tenido claro que no quiero España ni para retirarme, pero sí por todos vosotros que pensáis en vuestra familia, en vuestros amigos, en la vida que dejásteis atrás o en la que podríais construir si se hicieran las cosas mejor. Porque no te da pena no volver viendo las circunstancias actuales a 25 de abril y las siete y media de la tarde, pero en muchas ocasiones has expresado tu deseo de volver. Y como tú, la mayoría de la gente que conozco viviendo fuera de España. Me parece horriblemente triste, y eso que no puedo ni imaginar lo que sentirán todas esas personas que viven con el corazón roto lejos de los suyos por culpa de la vergonzosa gestión en nuestro país.

afra dijo...

Cada vez tengo menos la sensación de que esto de estar fuera sea temporal.

A lo mejor es porque es primavera y ahora se vive un poco mejor en esta Suabia mía, a lo mejor es porque me quedan dos telediarios antes de subir al norte (y quedarme allí mínimo otros dos años), a lo mejor es porque cada día que pasa crece la sensación de España como destino de vacaciones, a lo mejor porque cada vez que voy a Córdoba me queda menos gente allí (y quizá me queden dos menos cuando pase el verano).

En muchísimas ocasiones he dicho que quiero volver, pero ¿volver así merece la pena? Cada vez estoy menos seguro de eso.

idoia dijo...

Andoni maitea,

Nosotras también nos lo hemos pasado muy bien, y el reventamiento ha merecido la pena, sin duda. Te esperan las flip-flops. Animo! Ya falta menos para verte de nuevo en Agurain. Espero tu nueva entrada.

afra dijo...

Kaixo,

Ahora que sé que entras por aquí sí que voy a tener que escribir la entrada de Agurain-Öhringen Connection 2012 - 1° parte ;)