domingo, 15 de abril de 2012

Osternferien

Son las tres y cuarto de la tarde y supongo que sabréis a qué me refiero si os digo que después de dos semanas de vacaciones lo que menos me apetece es preparar las ocho horas de clase que tengo mañana. Pero la vida es así y por muy bien que me lo haya pasado en Córdoba y en Londres, ahora toca volver al tajo.

Como ya dije en la entrada anterior (que escribí en Córdoba) la primera semana hice de todo menos aburrirme. A pesar de que ir a ver procesiones no sea una de las cosas que más eche de menos de España, fui a ver un par de procesiones (y otro par de ellas se cruzaron en mi camino muy a mi pesar), pero también salí hasta altas horas de la noche, cerré un par de bares, descubrí una crepería que han abierto al lado de mi casa y el único clásico que me faltó por visitar fue el Long Rock. No faltaron las tapas en la Corredera (el domingo casi in extremis), cambié los cubatas en el piso de Q por los vargas en el piso de Al, hablé inglés todos los días que estuve en Córdoba, me tomé dos cañas en el Correo el lunes (in extremis total) con mi calvo favorito, no me afeité (lo que explica que a mi sobri le costara darme un beso para despedirse el último día), engordé más de un kilo en una semana (así que ahora toca cuidarse), me compré unos vaqueros (mis segundos vaqueros en cuatro meses, mis cuartos vaqueros en casi diez años), leí mucho, estudié un poco y me lo pasé bomba.

Y el martes me fui de cañas a mi barrio favorito de Madrid: Lavapiés. Y tuve la siguiente la siguiente conversación.

P (25 años, madrileña de toda la vida): ¿Por qué hemos quedado en Lavapiés?
Yo: Porque Lavapiés mola.
P: Ah, pues ahora me entero de que Lavapiés mola.

Y después de las cañas, el lacon, los calamares y el pulpo a la gallega de Portomarín (en plena plaza de Lavapiés), M(iss Badmer) y yo nos fuimos a coger un avión al mismísimo Londres. Después de casi un año sin coger aviones de Ryanair (de quien tenía el siguiente correo a mi vuelta y con quien volaré de nuevo a finales de abril) se me había olvidado lo que es pasar calor y estrecheces en un avión. Pero mereció mucho la pena.


Menos mal que tanto M como yo ya habíamos estado en Londres, así fuimos mucho más relajados, sin la tensión de tener que verlo todo; aún así se nos quedaron pocas cosas en el tintero. Llegamos al albergue (en pleno Picadilly Circus) sobre las nueve de la noche, soltamos las cosas, cenamos y nos fuimos a bichear la ciudad. Nos topamos con la macrotienda de M & M's (que no la recuerdo de la otra vez que estuve) y allí perdimos la noción del tiempo. Cuando fuimos a por una birra descubrimos para nuestro pesar que en Londres (y supongo que en todo el Reino Unido) no sirven alcohol después de las once y media en los pubs normales. Eran las doce menos cuarto. Así que nos fuimos a la cama que había sido un día intenso.



Al día siguiente ya con más calma decidimos hacer el Londres turístico típico de toda la vida: Soho (aunque acabamos un poco perdidos) Trafalgal Square, Big Ben y Parlamento, London Eye, Globe Theatre, la catedral de St. Paul, unos mercados que nos encontramos por ahí, el punte de la Torre, la Torre de Londres y cuando llegamos a Bank ya no podíamos con nuestra alma (que quieras que no, lo que he contado en dos líneas son más de doce kilómetros) y decidimos coger el metro para volver al albergue (NOTA: un billete de metro en Londres cuesta 4,50 libras, con una Oyster Card cuesta 2 libras, que sigue siendo caro, pero menos, y cuando la devuelves te devuelven las cinco libras de fianza, así que si vais a Londres, ya sabéis). En nuestra ignorancia de la ciudad decidimos que era buena hora para tomarnos algo en el Soho, así que acabamos cenando en la Carnaby Street (recuerdo lo de nuestra ignorancia de la ciudad) y después de dar vueltas y de ver que el sitio de Jazz del Soho donde queríamos ir ya estaba cerrado (o lleno o costaba dinero, no me acuerdo) fuimos a tomarnos corriendo una pinta al bar de al lado del albergue, que en Londres los bares cierran pronto (o cuestan entrada y entonces ya no cierran). Seguramente fue por el cansancio del día, pero incluso nos costó acabarnos la pinta (cada uno la suya que el día que me cueste acabarme media pinta es que algo va mal), así que fue terminarla y subir a dormir que al día siguiente teníamos que seguir haciendo cosas.


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Esa misma mañana decidimos que ya que estábamos en Picadilly y después de estar todo el día pasando por la taquilla de los musicales decidimos que esa noche íbamos a ir a un musical, y al final compramos entradas para EL MUSICAL. Después de comprar las entradas nos fuimos al mercadillo de Camden. Muy chulo, pero al final como los dos somos tan adictos a las compras, lo único que nos compramos fue la comida y un café. Como estaba lloviendo y había mucha cola para subir al London Eye, decidimos ya cenar y prepararnos para el teatro.



Después, de eso nos fuimos a por unas pintas a otro bar entre el teatro y nuestro albergue. Cuando los ingleses dicen que a las 23:30 cierran no es que dejen de servir alcohol a las 23:30; es que si te pides una cerveza a las 23:27, tienes tres minutos para tomártela. Vamos que hasta casi me sentó mal y todo. Menos mal que la cerveza negra tiene menos gases que si no, todavía estoy soltándolos.

Y al día siguiente ya se acababa lo bueno. Pero no íbamos a dejar que por ser el último día la cosa se acabara antes de lo previsto. Así que subimos al London Eye, donde compré casi lo único que me he traído de Londres.


Y luego fuimos caminando desde allí hasta la Oxford Street en busca del Primark, que ya que han abierto uno en Córdoba pues yo me voy a comprar al de Londres. ¡Madre mía! Peor que el mercadillo, más gente que viendo la Esperanza de Triana después de toda la semana santa lloviendo. Vale que la ropa es barata, pero cuantísima gente para comprar cuatro tonterías. Y ya después de satisfacer nuestros impulsos consumistas con unas diez libras (entre los dos), nos volvimos al albergue a recoger nuestras mochilas y pusimos rumbo al hotel de por la noche que estaba cerca del aeropuerto.

Y así se acabó mi tercera vista a Londres y con ella las vacaciones.

2 comentarios:

Inma dijo...

me tienes que pasar lo que ver en Londres y lo de la tarjeta para el metro. Que bien vives!!!!

afra dijo...

Y tú tienes que comprarte el vuelo y reservar el alojamiento YA!. Bueno, no, ya no, ayer. Que te recuerdo que este año son las olimpiadas. Ah, no que ya lo sabías, que vas a ver las olimpiadas. Pues YA ESTÁS TARDANDO EN RESERVAR VUELO Y ALOJAMIENTO.
Lo del la Oyster Card y lo que ver te lo cuento más tranquilamente en casa en junio.
Para todo lo demás Master Card.