domingo, 2 de junio de 2013

Lasaña (casi) vegetariana

El mes de mayo ha sido el mes con más vistas de toda la historia del blog, o eso creo porque un contador se quedó atascado a principios de abril y del otro me fío más bien poco; pero el caso es que me alegro de que os guste lo que escribo. Y ahora al turrón.

Este fin de semana me ha visitado Carabanchelero, y como cuando estoy yo sólo no me voy a poner a hacer lasaña pues he aprovechado para hacer una receta de un libro que me regalaron Desparrunzando y su novia por mi cumpleaños: 101 recetas para cuidarse (originalmente publicado por la BBC, pero ¿cómo me puede gustar tanto la BBC?). Que vosotros diréis "pues anda que te vas a cuidar tú mucho a base de lasaña", pues sí, porque es lasaña de verduras. Pero claro, yo la he hecho muy a mi manera, así que tenéis razón, no es una receta para cuidarse, pero estaba buenísima.

¿Qué se necesita?
- Placas de lasaña, obviamente. Yo he usado de las que no hace falta hervir antes, y además eran de espinacas, vamos, de las verdes, que no sé yo cuantas espinacas llevarán en realidad.
- Una cebolla pequeña. Yo la usé mediana-grande (algo más de 200 gramos) y me vino larga.
- Una berenjena mediana. La mía pesaba unos 200 gramos, mejor si es un poco más grande.
- Un pimiento verde (no de los italianos, sino de los grandes, entre 200 y 250 gramos).
- Un pimiento rojo (como el verde).
- Dos tomates grandes. De los que en alemán se llaman Fleischtomaten, los que son grandes y tienen mucho zumo, los de salmorejo y gazpacho.
- Champiñones (entre 200 y 250 gramos).
- Carne picada (entre 200 y 250 gramos). Ya he dicho que la lasaña era CASI vegetariana, pero si la queréis hacer vegetariana no le echéis carne y ya está, que eso es lo bueno de las recetas, que cada maestrillo tiene su librillo y no hay teoría sin práctica ni práctica sin teoría.
- Queso rallado.
- Bechamel. Que hay dos opciones: industrial o casera. Si la queréis hacer casera, la explico otro día.
- Y sal y aceite, claro.

¿Cómo se hace?
Primero pelamos la berenjena y picamos todas las verduras en trozos pequeñitos, menos los champiñones que los cortamos en trozos más o menos grandes.
La cebolla picadita pequeña. Pero mejor echar menos de lo que sale en la foto
La berenjena y los pimientos picados en trozos relativamente pequeños
Cada champiñón cortado en cuatro o cinco trozos
Después pochamos la cebolla en la sartén y cuando esté pocha le echamos la berenjena para que se ablande. Cuando la berenjena esté blanda, lo sacamos todo de la sartén y echamos los champiñones para que se vayan dorando y ablandando; no os preocupéis si achican, es lo normal, lo raro sería que mantuvieran su tamaño.
Por arte de magia, del aceite y del calor ahora son más oscuros y más pequeños
Ahora echamos los pimientos para que se vayan friendo un poco y cuando estén, echamos la cebolla y la berenjena que habíamos retirado antes. A mí me ha quedado un poco sosa, así que creo que es un buen momento para echar sal o avecrem (o salsa de soja si le queréis dar un toque más exótico). Si queréis hacerla totalmente vegetariana ya está la primera parte. Si sois carnívoros como yo, es el momento de echar la carne picada. Cuando veáis que la carne está gris en vez de roja bajáis el fuego y seguís removiendo hasta que prácticamente no quede caldo.
La foto está medio borrosa, pero os hacéis una idea
Es el momento de encender el horno a unos 180 °C para que se vaya precalentando. Mientras tanto, en una fuente de horno ponemos una base finita de bechamel para que la primera capa de lasaña no se pegue a la base. Luego ponemos la primera capa de placas de lasaña, en este caso tres placas.
Soy un genio de la ingeniería lasañera
Sobre las placas de lasaña ponemos una capa de rodajas de tomate y sobre las rodajas de tomate ponemos las verduras (con la carne) de la sartén. Lo dicho, se me ha quedado un poco sosa, así que si no le habéis echado sal ni avecrem, una opción es echar ahora otra capa de bechamel o queso rallado (o ambos si queréis que os confundan con Simply Sara por la calle), luego otra capa de placas de lasaña, otra capa de rodajas de tomate, otra capa de verduras (con queso o bechamel si no tienen sal) y otra capa de placas de lasaña. Lo cubrimos todo con bechamel y sobre la bechamel echamos queso rallado, orégano y albahaca (las especias son opcionales, pero está todo muy rico).
La "construcción" de la lasaña, a la mitad
A estas alturas el horno ya tiene que estar a la temperatura que queremos, así que metemos la lasaña en mitad del horno y esperamos unos 25 minutos. Miramos que las placas ya no estén rígidas y subimos la bandeja arriba del todo y si tenemos función de gratinar pues la ponemos. En este momento hay que tener cuidado porque en algunos hornos como la tengáis más de medio minuto en la función gratinar se os queda totalmente negra y en otros puede estar cinco minutos que se queda más blanca que la teta de una monja. Mi horno es de éstos últimos y como el hambre estaba acuciando, pues al final sólo hubo un ligero y tímido color marroncito claro en los bordes.
No tiene tan mala pinta después de todo ¿no?
No es que Carabanchelero y yo seamos dos sílfides precisamente o que comamos como dos pajaritos, pero al final no pudimos acabar con toda la lasaña entre los dos (y menos mal, así ya tengo cena para hoy). Lo cual es bastante lógico. Esta lasaña da para entre tres y cuatro personas dependiendo de lo que traguen y de si se han metido para el cuerpo una bolsa entera de patatas fritas sabor cebolla marca Lorenz mientras la preparaban.

Si la preparáis decid en los comentarios cómo os ha salido a vosotros, a ver que tal.

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