domingo, 20 de febrero de 2011

Cómo abrir una botella de vino sin sacacorchos

Pues este fin de semana y para no perder la costumbre me he ido por ahí, pero ¡¡oh tristeza, oh campos de soledad y mustios collados!! este sábado me ha tocado dormir solo. Y oye, tampoco ha estado ha estado tan mal :-P

Bueno, a lo que iba, que me he plantado en casa de Sonia para repartirnos temas para las oposiciones de dentro de dos años (es que es venirme a vivir a Alemania y rezumo eficiencia por los cuatro costados de mi orondo cuerpo, ¿quién lo diría? yo preparándome oposiciones que todavía no sé si dentro de un año estarán ni siquera convocadas). Pero eso se hace en unos minutos, y el resto del tiempo ¿qué hicimos? Pues lo típico: comer empanadillas, ver una peli, charlar, beber Lambrusco, ver monólogos en el youtube... espera ¿"Lambrusco" has dicho?
- Sí, Lambrusco, ¿por qué?
- Pero si en casa de Sonia no hay sacacorchos.
- Ah, bueno, no importa, pero hay un Afra y mucho ingenio.
- Anda ¿y cómo se abre una botella de vino sin sacacorchos?

[Y hasta aquí, queridos amigos, la introducción al post de hoy]

Pues mira, es muy fácil, sólo necesitamos un tornillo medianamente grande, un cuchillo, un destornillador, unas tijeras/alicates para hacer palanca (porque es normal que en una casa no haya sacacorchos, pero ¿en qué casa no hay un tornillo medianamente grande, un destornillador y unas tijeras?). Atornillamos el tornillo en el corcho (pero no del todo), y con las tijeras entre el corch y la base del tornillo hacemos palanca sobre el borde de la botella, y sale poco a poco; cuando ya no podemos hacer más palanca, recortamos con el cuchillo la parte de corcho que sí ha salido y atornillamos un poco más, volvemos a hacer palanca y así sucesivamente hasta que sacamos todo el corcho. Después del meneo y el magreo que le hemos pegado al Lambrusco eso ya no está frío, así que otro rato al frigorífico y después ya estará listo para tomar.

[Y hasta aquí nuestro programa de ebriomanía de hoy].

Bueno, además de destrozar tapones de corcho hemos hecho más cosas, como charlar o ver "127 horas": en los diez primeros minutos un tío haciendo escalada se cae por el Gran Cañón y se le queda una mano atrapada entre una roca y el acantilado, y se tira así casi toda la película, con ese resumen parece que va a ser un tostón infumable... pero no lo es; eso sí, después como no íbamos a acostarnos deirectamente después del peliculón, nos puismos unos monólogos del youtube y nos quedamos tan anchos.

Después de almorzar hoy tortilla (no sé si lo he dicho alguna vez, pero se me llena la boca con la palabra "almorzar") y arroz chino (porque además de sacar corchos, también sé hacer tortillas, soy mejor que el 3 en 1) estuvimos planeando más viajes y mejorando el mundo y luego me fui a Crailsheim a tomarme una birrilla, un kebab y para casa. Y ahora me prepararé una clase que me queda para mañana y al sobre.

Aaaaaaaaadios.

5 comentarios:

. dijo...

Rezumando hiperactividad y maña, sí señor, así me gusta :D

José Alberto dijo...

Me han contado que en San Francisco, cuando estás en una habitación de hotel (donde no hay destornilladores ni tornillos) y compras una botella de vino de Napa en el negocio semilegal de al lado, hay que abrirla con un rotulador empujando el tapón para adentro. Con cuidado de la miniexplosión etílica cuando entra del todo, claro...

Mari dijo...

Si en fin... y para éso vete a algún lugar de la habitación donde no importe mucho que manches todo de rojo...

Anónimo dijo...

Casi me muero de la risa con el paréntesis, porque conforme ibas explicando lo del clavo, destornillador, etc., me iba yo diciendo exactamente lo mismo.

¿Sabes qué? Me enteré hace cosa de dos años de que "almorzar" no significa "comer al mediodía" para la mitad o más de los españoles. Muerta, moría y matá me quedé, por supuesto.

afra dijo...

Pues imaginate lo que se me pasó a mí por a cabeza cuando empezó a sacarme allí herramientas.

Es verdad, ahora que dices lo de almorzar, me suena de haberlo leído en tu blog y todavía estoy alucinando.