lunes, 5 de marzo de 2012

Entrevistas de trabajo

Me quedaría corto si dijera que he hecho pocas entrevistas de trabajo en mi vida.

Contando becas, minitrabajos y trabajos de los que una persona puede vivir, recuerdo cinco entrevistas.

Las dos primeras fueron para irme con una beca de Auxiliar de conversación a EEUU. En la primera no tenía mucho interés, pero sí quería ir para que me sirviera de entrenamiento para la segunda, y ¡vaya si me sirvió! La noche de antes de la segunda entrevista me fui de cañas y por poco llego tarde a la entrevista. Pero al final me cogieron y me pasé un pedazo de año en un college de los bosques de Massachusetts empezando a enseñar español, aprendiendo a hacer cosas que aún hoy día uso en mis clases y comprobando que estar de Erasmus es una cosa y estar fuera es otra (aunque en muchas cosas coincidan).

La tercera entrevista de trabajo, estando ya en Córdoba, después de haber pasado un año en Massachusetts y otro en la cuenca del Ruhr, fue para dar las actividades extraescolares en un colegio cerca de mi casa. Digamos que al final las actividades extraescolares no me robaron tiempo para estudiar oposiciones, que es lo que estaba haciendo ese año.

Ese mismo año me crucé España de punta a punta para hacer un examen para entrar en una bolsa de sustituciones de Secundaria en La Rioja y lo conté en el blog.
Contra todo pronóstico en mayo de ese mismo curso me llamaron para hacer una sustitución en un pequeño pueblo y allí que me planté. Y trabajé seis días, me enganché a y desenganché de FoQ, viví en una pensión por primera vez en mi vida, comprobé que hay gente que canta cuando habla y no se dan cuentan y mientras tanto hice la cuarta entrevista de trabajo. Esta vez por Skype, porque era para una empresa en Gales. Creo que la empresa hacía algo así como investigar a al gente que echa curriculums para ver si lo que dicen es verdad, pero tampoco estoy muy seguro. En fin, el caso es que no me cogieron.

La quinta y última la hice a finales de ese mismo curso, en plenas oposiciones. Un viernes me planté en Madrid para hacer el escrito de las opos: por la noche fui bueno, repasé, me fui pronto a la cama y me levanté tempranito para hacer el examen. Al viernes siguiente me planté en Madrid para hacer la entrevista, pero como no tenía muchas esperanzas, me fui de cañas a Lavapiés con unos amigos de cuando estuve de Erasmus, volví en el último metro y apenas pude dormir antes de la entrevista. El tercer viernes fui a Madrid a hacer el oral de las opos. Gracias a esa quinta entrevista llevo año y medio en Baden-Württemberg.

El jueves que viene tengo la sexta entrevista. Me cruzaré media Alemania, haré la entrevista y volveré en el mismo día. Otras veces eso me ha dado suerte (cuando me planté en Logroño acabé de interino y cuando me planté en Madrid acabé dos años en BaWü). Pero para asegurarnos ¿se viene alguien de cañas el miércoles? :D

PD: No sé si lo había dicho por aquí, pero por si alguien no se había enterado, al final no me quedo para hacerme funcionario en este Land. Para poder optar a cualquiera de las vías (o incluso quedarme como profesor contratado) necesitaba estudiar otra carrera. Es decir, que para enseñar español necesito hacer hispánicas. Y la verdad es que la perspectiva de quedarme dos años en Alemania para hacer hispánicas no es muy halagüeña.

2 comentarios:

mortiziia dijo...

Muchísima suerte, a mí me puedes llevar de cañas mentalmente si te trae suerte.

Tu entrada me ha hecho pensar en cuántas entrevistas de trabajo he tenido yo, creyendo que serían todavía menos, pero me equivocaba. En mis 5 entrevistas de trabajo no-de-lo-mío me cogieron en todas (3 veces acepté, 2 veces rechacé); en mis 6 entrevistas de trabajos especializados me cogieron solamente 2 veces, acepté nada más que una. Ahora llevo dos años sin hacer una entrevista-entrevista y estoy muertecita de miedo pensando, uno, si habrá alguna próxima, y dos, cómo podré enfrentarme a ella después de tanto tiempo.

afra dijo...

Me iré mentalmente, porque me da, que un miércoles va a ser la única oportunidad que tendré.

Me pasa lo mismo que a ti, que no sé cómo lo haré después de tanto tiempo. No creo que sea muy diferente que la de para venirse aquí, pero me han dicho que dura unos 45 minutos y eso me ha dejado hecho un manojo de nervios.