lunes, 14 de marzo de 2011

Mi futuro pasa por España

Unamuno dijo una vez "me duele España", pero también dijo, "soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio". Ya sé que es una osadía compararme con él, pero a veces me siento exactamente igual.

Alemania, el país que me vió crecer, el país que me cambió más en sólo tres meses que Córdoba en los 21 años anteriores. El país donde encontré la soledad, y descubrí que puedo vivir con ella..., y donde descubrí que también puedo buscar gente nueva, porque la soledad no es necesaria si no se la quiere. Un país en el que me gusta vivir, a pesar del frío, de la ausencia de luz en invierno, de las gentes tan extrañas que lo habitan (que en realidad no son tan extrañas); un país que me gusta por todo lo que echo de menos cuando estoy en España; un país en el que sé que tengo una oportunidad profesional (¿por cuánto tiempo? eso ya es harina de otro costal); un país donde ya estoy empezando a hacerme un nido, pero sé que es sólo temporal; quiero que sea sólo temporal.

No echo de menos esa España que me es ajena, y que sin emabrgo invade cada rincón de mi vida allí. No echo de menos la inmovilidad de unas generaciones cada vez más hipnotizadas e idiotizadas; no echo de menos el cainismo que ya existía en tiempos de Unamuno (y mucho antes, a veces creo que lo llevamos impreso en el DNI); no echo de menos vivir en un país que a veces mira por encima del hombro a Portugal (donde los jóvenes no tienen horchata); no echo de menos unos políticos irresponsables que ya no saben si son la izquierda o la derecha, y que sólo juegan al despiste con los ciudadanos; no echo de menos el país de Belén Esteban y Paquirrín. Eso no lo echo de menos, eso es lo que me duele, me duele como sólo te puede doler alguien a quien quieres.

Sin embargo, esa España que me duele se me olvida cuando veo fotos de mi sobri vestida de pirata, o cuando juego con ella por la webcam, y no puedo cogerla, y no puedo correr detrás suya; cuando se junta toda mi familia en casa de mis padres, y sólo puedo verles a través de la cámara, y sólo podemos hablar a través de un micrófono que si fallara más sería de juguete.

Antes decía que no me quiero quedar en Alemania, no me quiero quedar aquí, no quiero hacer un nido al que llamar hogar, porque sé donde está mi nido al que llamar hogar; por eso llevo yendo de un sitio para otro desde hace seis años, sin quedarme más de doce meses en ningún lugar, siempre echando a volar, migrando al este y al oeste, al norte y al sur, para volver siempre al mismo sitio, como la aguja de una brújula, que da igual las veces que la agites, al final siempre acaba señalando al mismo sitio, siempre acaba volviendo al lugar a donde pertenece.

Y mientras me quejo del país que me duele, del país que me echa de sus fronteras; mientras echo de menos las personas que me dan la vida cada vez que las veo, las risas que me devuelven la sonrisa; mientras todo eso sucede sólo me queda la opción de seguir moviéndome, de seguir creando hogares efímeros, de buscar el destino final que reconcilie mis ansias de trabajar y expresarme con la gente a quien quiero; la opción de seguir conociendo a gente a la que querer, gente de la que me duela separarme, gente que haga posibles esos pequeños nidos a los que durante un tiempo sí puedo llamar hogar

7 comentarios:

Chente dijo...

Te encuentro algo filosófico

. dijo...

A mí me has dejado bastante mudo. Sólo puedo decir que te entiendo :) (Y mira que yo soy pro-vivir en España totalmente, pero cruzar el charco me está haciendo ver todo de otra manera...)

Anónimo dijo...

a mi también me has dejado muda, pero es que...en esta entrada te has superado a ti mismo!!! sigue escribiendo porque nos encanta leerte!

Anónimo dijo...

Yo no comparto la sensación, pero estoy de acuerdo con la anónima anterior en que nos encanta leerte.

José Alberto dijo...

Eres una persona con los huevos muy desarrollados. Empiezo a entenderte, tío, ya lo sabes... y más que te entenderé. No hay respuesta correcta.

Además, esta entrada la has escrito en Alemania. A ver lo que escribes cuando lleves cuatro meses por aquí.

afra dijo...

Que os encanta leerme, que me pongo colorao!!

Respuesta correcta... hay tantas como personas, bueno, en realidad creo que hay más de una para cada persona y muchas de ellas (no todas) son válidas.

Y cuando lleve cuatro meses en Córdoba, si todo sigue igual que lo dejé, si es sólo la segunda parte del año pasado sin ningún cambio njo escribiré nada... me pego un tiro y me dejo de tonerías

Anónimo dijo...

a mí también me encanta leerte ya que muchas veces le pones las palabras correctas a las cosas que yo también siento y no se explicar (por mucho que hable jejejej) yo también voy dando tumbos (quizás no tan internacionales como los tuyos) pero también he descubierto que los sitios no los hacen los edificios ni los sitios a visiar, eso está muy bien para las fotos pero ya está. Los sitios los hacen las personas a las que encuentras en el camino y que hacen que éste cobre un sentido y valga la pena vivirlo, aunque en él tengas que saber encontrar, conocer, descubrir y disfrutar de ese ser que siempre te acompañará: tú mismo.
Paula