domingo, 10 de octubre de 2010

No rutina

El otro día hablaba de las rutinas diarias, de cómo son los días entre semana. Chateando con José Alberto el viernes le contaba que mi planazo para este finde era irme el sábado a Crailsheim (a 20 minutos en tren) a tomarme una cerveza, eso para que os hagáis una idea del lugar donde vivo, que no tenemos ni siquiera bares de karaoke o un triste Sporties donde tomarnos una birrilla mientras NO vemos los deportes que echan por la tele.

Pero ¿qué pasa cuando haces planes para salir y que sea la mejor noche de tu vida? Pues que el final todo se va al garete y que la noche acaba siendo un fiasco. ¿Qué pasa cuando vas a tomarte una cervecilla de tranqui? Pues que te lían y al final acabas llegando a tu casa a las nueve.

Vamos que ayer estábamos allí en el irlandés de Crailsheim Paula, Amadora y yo y veinte minutos antes de que saliera el último tren de vuelta a mi casa salta Amadora "Oye y ¿si ahora después nos vamos a la discoteca?" Y como la cabra siempre tira al monte y a mí me gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz, Antoñito el que suscribe (y sus escribe) esta noche ha salido de fiesta en Crailsheim; totalmente surrealista casi en chándal y con las zapatillas de deporte llenas de barro, pero de fiesta al fin y al cabo.

Lo mejor de todo, que por increíble que parezca NO TENGO RESACA. Y ahora toca ponerse a trabajar.

Edito: Acabo de darme cuenta de que esta entreada está desestructuradísima y deslabazadísima, lo mismo sí que me han afectado las cervecillas mñas de lo que yo creía.

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