Este año no tendré perol en la sierra, ni tampoco tapitas por ahí. Como tampoco tuve las otras cuatro veces. Pero este año celebraré San Rafael haciendo exámenes para mis alumnos, y viendo como por la ventana como llueve. Como es domingo, ni siquiera saldré para ir a trabajar.
Por muy mal que hable de la ciudad que me vió nacer, siempre seré cordobés; hablaré con una patata en la boca y me seguirá sonando raro pronunciar las eses finales de palabra (a pesar de hacerlo cada día en clase); estaré de mal humor cuando llueve y no podré dejar de reirme cuando salga el sol, para mí menos de 7 ºC ya es invierno (y eso dura unas seis semanas) y hasta que no subimos de los 30 ºC no ha empezado el verano (que suele durar de abril a octubre); el arroz se hace en perol o como mucho en la cazuela (no en paella), las migas son de pan (no de harina) y se les echa panceta y pescao frito (y leche, no chocolate), el manjar más sabroso del universo es el flamenquín con salmorejo (aunque luego uno tenga unos ardores de la muerte); me emocionaré cada vez que vea un naranjo con naranjas (aunque sea lo más normal del mundo); y sobre todo en días como hoy echaré de menos a quienes me faltáis ahora mismo que sois muchos.

Porque igual que el 17 de marzo todo el mundo es irlandés, el 24 de octubre todo el mundo es cordobés.
2 comentarios:
Ole tus huevos
Viva!
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